Hay algo de nerviosismo en la reapertura de una instalación en la que confluyen las líneas temporales del arte de las Islas. El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) reabrió esta mañana su sede principal con las dos grandes retrospectivas dedicadas a la obra del pintor Juan Hernández y a la artista franco-gabonesa Myriam Mihindou. La simbiosis entre los dos relatos reabren heridas y da significancia a dos creadores marcados por el olvido, ya fuera en el caso del grancanario por su pronto fallecimiento en la década de los 80 como en la raíz africana y el género de la mujer con la que dialoga en la instalación que los reúne. La apuesta reivindica el carácter tricontinental del museo, además de su compromiso por mostrar a quienes se adentran en su interior la calidad y el compromiso de los mundos mostrados con una inversión de 79.900 y 108.500 euros respectivamente. 

La puesta de largo contó con la presencia de la artista Myriam Mihindou y el comisario Carlos Díaz-Bertrana, junto al director del CAAM, Orlando Britto, y la consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Guacimara Medina, quien animó la renovación del «espacio de referencia artística» que evoluciona en consonancia con los requerimientos europeos y apuesta por «sacarlo a la calle con la intención de renovar públicos, ya que no sabemos en dónde estamos fallando», adujo en cuanto a las edades más tempranas que desconocen el patrimonio artístico y museístico de su ciudad.

Revivir a Juan Hernández

La fachada del CAAM mantiene el rechazo a la guerra ucraniana a través de la obra del herreño Alexis W en la serie Batallón sin fronteras después de ocho meses callada en los que esa ha sido su única expresión. Ya en su interior, abierto y claro, permanece Carlos Díaz-Bertrana.

El comisario no solo ha examinado pincelada a pincelada la técnica de Juan Hernández, sino que fue amigo de su juventud. El pintor, al que, como predica su compañero, le ha sido asignado los terribles destinos del romanticismo, nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1956 y falleció en 1988 antes de cumplir los 32 años. Formó parte de la Generación de los Setenta junto a autores de la talla de Cándido Camacho, Gonzalo González o Juan Gopar y, a pesar de su juventud, recorrió un proceso madurativo veloz que impregnó el gesto de la acción.

Con la sombra del tiempo oscureciendo su legado, el CAAM ha decidido reunir 70 obras de otras instituciones y colecciones particulares, aparte de una instalación audiovisual del cineasta Miguel G. Morales, para «dar visibilidad a los artistas canarios que han dado nuestra contemporaneidad», remarcó Britto. «Con un estilo formalista en blanco y negro, encontró en París el color con una pincelada oblicua y transitó entre la figuración y la abstracción», remarca Díaz-Bertrana acerca de los inicios de Hernández. El recorrido de la exposición está dispuesto para contemplar la evolución del pintor a medida que el espectador prosigue el viaje y deja atrás los neutros para sorprenderse con los estallidos de color.  

Lejos del océano y de sus orillas, coincidió con Juan Hidalgo y se contagió de un «sarampión intelectual». En el interior del continente decidió desaparecer de su paleta el amarillo de la arena y se adentró en el postimpresionismo durante su estancia en la capital francesa influenciado por Cézanne, Monet o Rothko. Luego, llegaría la melancolía de los bodegones y las alegorías para, finalmente, regresar al mar de su tierra. El Faro de Maspalomas y otros iconos de la isla reflejaron el amor, la muerte, la pasión y la soledad que lo recorrían antes de, trágicamente, morir dejando una estela única en el paisaje pictórico del Archipiélago que vuelve a casa

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El CAAM reabre sus puertas con tres exposiciones Juan Carlos Castro

Sintaxis de un viaje en Myriam Mihindou

En la planta cero descansan una treinta de elementos que trazan y explican las experiencias vitales que han sostenido y transfigurado en las dos últimas décadas a Myriam Mihindou. Bajo el título El teatro de las memorias, expone los territorios que conforman a nivel político y espiritual su andadura con piezas escultóricas, fotográficas, de diseño, además de vídeos y performances que vuelven a situar las «relaciones fraternales» como el eje empático en el que se sostiene la humanidad

Ya fuera con jabón, algodón, cobre o sal, estos materiales simbolizan una carga poética que la unen con los cuatro elementos y, al mismo tiempo, avivan la conformación de un teatro. Toma los siete principios de Salomón en los que la carne transita hacia el cosmos y, de esa forma, cada sala se convierte en una escena en la que la violencia, el misticismo, la esclavitud y la diáspora africana traducen el lenguaje contenido en sus estancias por Gabón, Egipto, La Reunión, Haití, Senegal y la propia Canarias, a cuyo territorio le dedica una pieza escultórica con la sal traída de las Salinas de Tenerfé y piedra de la Cantería de Arucas.   

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La artista, formada en Francia, estudió dos años de la carrera de Arquitectura en París, ciudad en la que reside en la actualidad, y se graduó en la Escuela de Bellas Artes de Burdeos en 1993. . La comisaria Lucie Touya ha hecho esta selección que supone la tercera ocasión para la artista en las Islas después de haber colaborado con Casa África en el año 2008 con el proyecto colectivo Travesía y, en 2017, con la muestra El iris de Lucy con el CAAM. La tradición y la contemporaneidad se dan de la mano tanto en las instantáneas que recrean los filtros ensordecedores que encapsularon al 11-S como en los negativos de la población haitiana con la que convivió. Así, el peso de un legado pervive a través de su obra, pues ella cree «que todos pertenecemos a la misma cultura y habría que cuidarse de los sistemas que puedan alejarnos del origen». 

El CAAM continúa su remodelación

Los trabajos realizados en el CAAM consisten en la renovación de todo el sistema eléctrico y la iluminación de su sede principal que dotan de una mayor eficiencia energética y carácter sostenible al inmueble con un presupuesto que asciende a los 873.515,12 euros. Después de desarrollarse en 2019 la renovación de los sistemas de climatización, la tercera y última fase de obras, prevista en los próximos meses, se centrará en la rehabilitación de las cúpulas acristaladas del edificio proyectadas por el arquitecto Francisco Javier Sáez de Oíza.