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Cine

'Tomate canario', la opresión del invernadero en el nuevo corto de Arima León

La directora aborda en la nueva producción la salud mental, la homosexualidad y la identidad de la mujer canaria en el mundo rural

Fotograma del rodaje del cortometraje ‘Tomate canario’, de Arima León. Julia Quintana

El viento bate el plástico. Ulula en mitad de la nada. Pero la acción viaja al interior de los cuerpos y las estructuras metálicas. Un invernadero mantiene el sopor amasado, y las temperaturas se elevan a medida que un fruto encarnado va madurando mientras las mujeres lo toman entre sus manos. Ellas son el vestigio, la representación ante la pantalla que las reflecta, de las trabajadoras que con un sombrero pajizo de ala ancha, pañuelos y unos guantes van recolectando el sudor, la pena y los esfuerzos de un monocultivo que hizo brillar en el exterior a Canarias, aunque en su interior quedaran las historias de miles de personas que no tenían a dónde ir. Tomate canario es el título del próximo cortometraje de la cineasta Arima León, un escenario en el que hila la interrelación entre la salud mental, la homofobia y la canariedad.

La inspiración viene de lejos. De lo que escuchaba a sus padres, tíos, abuelos, descubrió que había una historia cuyas líneas escribió en la guagua. «Provengo de una familia de aparceros del sureste de la isla, así que, a mí, el contexto de las tomateras siempre me ha conmovido porque es un espacio laboral que ha hecho sufrir a muchas generaciones de canarios y, a la vez, es un espacio de recuerdos bonitos y cercanos», indica la realizadora. El invernadero funciona como una jaula llena de pasiones acalladas y pensamientos huidizos que descubren la identidad. «El agobio y la ansiedad del trabajo en un invernadero están relacionados deliberadamente con los pensamientos intrusivos que no puedes controlar».

La identidad de los pueblos de la isla

Ambientada a finales de los 80, Fefi es una aparcera que, dentro de las cumbreras y las vigas que la rodean, empieza a fijarse en una compañera con la que trabaja. «A priori, no lo entiende, así que, esto, combinado con el cansancio, desemboca en una fuerte confusión para la protagonista». De ahí, la creadora analiza la sexualidad femenina, «en este caso, la lésbica», y lo entronca con la salud mental de las mujeres del relato observando los distintos discursos interiores que van solapándose en una época en la que el odio pesaba sobre el silencio.

«El concepto de las tomateras creo que políticamente ha sido un problema y, en otras ocasiones, una moneda de cambio que el pueblo canario ha sufrido. Sin duda, para la isla en general y, sobre todo, para el sureste, fue el inicio de la construcción de zonas como Santa Lucía que se crearon a partir de las cuarterías de la gente que venía a trabajar. Por tanto, todo ello forma parte de la idiosincrasia e identidad de muchos pueblos de la isla». León notaba la ausencia de la diversidad y riqueza de su entorno, así que decidió cambiar de perspectiva en el mundo rural.     

La producción colectiva se nutre de la sensibilidad y la reflexión de Andrea Zoghbi, María Sabaté, Toni Báez, María de Vigo y Luismi Rodríguez, el reparto del proyecto rodado en la Granja La Zanahoria, en Telde, el cual cuenta con las productoras asociadas Las Hormigas Negras y el Instituto de Cine de Canarias, «una cantera de profesionales no solo del medio, sino llenos de pasión y compromiso con el cine». Además, también están implicados Jazmina A. Viera como directora de fotografía, Rita Vera al mando de la producción, Carla León como directora de arte y Moisés Sánchez, al frente del diseño sonoro y la captación de sonido. «Los diálogos son muy protagónicos y todos los intérpretes tienen una sensibilidad muy especial, además, con ellos hemos conseguido tener un retrato bastante verídico de la Canarias de la época», entre otras cuestiones, gracias a que han acuñado un acento que, lejos de la neutralidad, evoque a los barrancos agrestes y al interior de Gran Canaria.  

Arima León estrenará la obra en los próximos meses, después de ser premiada por la 19º Muestra de Cine Ibértigo a Mejor guion canario. En paralelo, trabaja en su primer largometraje, Tal vez, donde retrata la relación entre la poeta Natalia Sosa y la trapecista Pinito del Oro, mientras mantiene la vista en el próximo mes cuando empezará a distribuir el corto por los distintos festivales para darle el mayor recorrido posible y mostrar una historia singular que nace de sus manos. 

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