El grupo grancanario El Pilar Azul, que lidera el músico Adán Zeus, se confirma con su nuevo trabajo ‘Limbo’ entre las mejores bandas de post-rock del panorama actual. Una obra maestra de música elaborada y artesanal que seguro logrará una merecida repercusión internacional en los próximo meses.

El último género importante en la música de vanguardia se denomina post-rock. Y es el post-rock, por más que les pese a los fanáticos de la electrónica y de los mal llamados ritmos urbanos, porque logra el objetivo fundamental de inyectar una evolución lógica en la música moderna sin perder la base artesanal que toda manifestación del intelecto y la sensibilidad humana debería tener. Dicho de otro modo, el post-rock es construir canciones, de alto calado emocional, con instrumentos clásicos, y sin caer en las redes de la inhóspita frialdad de máquinas o secuenciadores. Pero es que, afortunadamente, en Canarias, tenemos a uno de sus máximos representantes a nivel nacional. Se trata del grupo grancanario El Pilar Azul que acaba de publicar su quinto y magnífico trabajo Limbo.

Su líder, el guitarrista y teclista Adán Zeus, es un músico inquieto que lleva años militando en otras bandas de carácter siempre experimentales o alternativas en las dos últimas décadas. Empezó en Barcelona con un grupo de indie llamado Proyecto Estragos. Poco después formaría El Pilar Azul que, establecido en la capital catalana durante dos años, en 2010 publicaría su primer trabajo, el Ep de cinco canciones Diciembre y en marzo de 2011 Ep II. «El nombre del grupo surge de un sueño relacionado con mi poema El joven músico», afirma Zeus, «al verme atrapado con la imagen de un pilar iluminado por la luz lunar».

Zeus se traslada posteriormente a Gran Canaria donde comenzaría el periplo isleño de la formación reclutando a los músicos Kris Antón (actualmente en Texxcoco) y Dani Benavides (de Luz Futuro) con los que graba su primer trabajo largo titulado La Constante sin Nombre en el sello El Hombre Bala en 2013. «Fue un disco que grabé y mezclé en mi local de música», señala el propio Zeus. «Es un disco más alternativo, inspirado en bandas como Sonic Youth, más cotidiano dentro del indie, pero experimental y noise. Los textos no abordan la temática profunda de Limbo, sino es más introspectivo, es más una búsqueda interior».

Una nueva reestructuración de la banda incluye a Damián Padrón (de los entonces magníficos Cabeza Borradora) y Pablo González con los que graba su cuarto trabajo, otro Ep de 2016 titulado Soledad. «En esta ocasión aparece la influencia de grupos posthardcore como Shellac con dos canciones que pivotan sobre un loop continuo, porque lo que intento expresar un poco en este trabajo es la ansiedad de sentirte atrapado», afirma el músico. Hay que señalar que, además, durante cinco años, entre 2012 y 2016, Adán Zeus fue también el guitarra solista del fenomenal grupo de shoegaze grancanario Pumuky, alternando su dedicación profesional en ambas formaciones en giras, conciertos y grabaciones.

Antes de la publicación de Limbo Zeus vuelve a reestructurar la banda por tercera vez. Asumiendo las funciones de guitarra, piano, sintetizador y voz, el líder ficha en esta ocasión a Renzo Barracchini (batería), Alejandro Herón (bajo) y Gema Barragán (violín) con los que compone estas canciones entre 2016 y 2019 grabándolo en el local La Caterva, en Telde, de la mano de José A. López, que se encarga de dar los retoques oportunos de producción por tercera ocasión en la historia de la banda.

Posteriormente, durante los dos años del Covid, de 2020 a 2022, fueron numerosos los sellos nacionales que se interesaron por ellos, pero debido a ciertos desacuerdos sobre la línea artística que querían seguir, y la propia coyuntural provocada por la pandemia, el grupo decidió autoproducirse.

«Después de Soledad necesitaba hacer una pequeña parada para volver a replantearme el equipo de trabajo, ya que es donde entran los nuevos componentes, y quería reflexionar sobre la propia dinámica de la composición por lo que estuvimos dos años y medio construyendo las canciones; lo grabamos a finales de 2019 y luego llegaron los dos años que lo cambiaron todo», recuerda Zeus.

Limbo aparece finalmente en mayo de este 2022 con un grupo de canciones sencillamente magistrales que les sitúan como uno de los referentes más importantes en su estilo tanto a nivel nacional como internacional y que seguro obtendrá una clara repercusión en los próximos meses entre la crítica especializada. El disco, por supuesto, es la obra cumbre de la banda, una verdadera joya del post rock que gana con cada escucha y donde los temas, con voz o instrumentales, se van alternando, siendo fundamental quedarse atrapado por las metáforas sonoras que se crean a partir de los títulos de las canciones. «En esta ocasión quería ensalzar temas de actualidad como son el rol de la mujer o la empatía», afirma el músico. «Es un disco muchísimo más reflexivo que el anterior ya que viene de una fase de duelo tras unas cuantas pérdidas familiares», añade. Y» desde ese sentimiento de duelo, quise ver cómo era el mundo alrededor a mi y ahí está el miedo al ascenso de la ultraderecha a nivel mundial, la negación a ver y comprender el cambio climático sobre el que aún existe negacionistas por todo el mundo, la sensación de impotencia en cuanto a perder los derechos ganados en la sociedad, o la sensación de injusticias con los refugiados sirios y la consecuente inacción de Europa», añade.

Las Influencias son mucho más amplias y van de Sonic Youth, a These New Puritans, pasando por Earth o Sunny Day Real State. El disco empieza con Tierra, típico tema instrumental de post-rock intenso y envolvente, con unas guitarras reverberantes, y con un crescendo embriagador cuya melodía va desapareciendo como en una letanía final en clara alusión sonora hacia la degradación del medio ambiente. Inmediatamente llega la primera joya, Irreversible, con un ambiente melodramático y oscuro, destacando el sensacional juego entre dos guitarras en un alegato antibélico algo pesimista como indica su texto. A continuación llegamos a la segunda joya, el maravilloso medio tiempo Siria, media neopsicodélico, con un toque de oscuridad, y unos riffs de guitarras hipnotizantes, a la que le sigue la no menos intensa La vergüenza de Europa casi como una continuación temática de la anterior. Destacar la incomparable Miedo, «una canción contra el maltrato», como afirma Zeus, que se revela como uno de los mejores retratos de la irracionalidad. Y, sobre todo, la maravillosa Negro, un auténtico prodigio de talento melódico, rítmico e instrumental que atrapa al oyente durante casi quince minutos incomparables en un disco, como ya he repetido, totalmente imprescindible.