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Humor

Jorge Cadaval (Los Morancos): "Nuestro humor es entendible para un chino, un alemán y un esquimal"

"Siempre sin ser hirientes, no nos reímos de las miserias de la gente", apunta el integrante de Los Morancos, dúo que actúa de viernes a domingo en el Trui Teatre (Palma)

César y Jorge Cadaval, Los Morancos. MARC CASANOVAS

Jorge y César Cadaval, Los Morancos, se hospedan este fin de semana en el Trui Teatre, donde representan 'Todo por la matria' (de viernes a domingo, a las 21.00 horas), "un espectáculo de humor con una crítica social maravillosa" en el que le dan "caña a todo y a todos" y, lo más difícil, "mantiene al espectador todo el tiempo en la carcajada continua", asegura el primero de los hermanos. 

No son tiempos fáciles, ni en la calle ni en el teatro, pero Los Morancos prometen "dos horitas para olvidarse de los problemas, que son muchísimos. En todas las familias ahora mismo se viven momentos duros. ¡Todo se ha encarecido tanto!", se lamenta el protagonista de 'Todo por la matria', que empieza con Omaita —uno de los personajes más populares— buscando a Antonio. "¿Dónde estás que no te veo? Aquí, en el escenario. ¡Enciende la luz! Con lo cara que está, ¿tú crees que puedo encender las luces?", interpreta Jorge en un momento de esta entrevista.

"El público siempre está ansioso de pasarse un buen rato. Pero ahora el español mira la cartera y se lo piensa a la hora de ver un espectáculo, y se tiene que privar de algunas cosas. Con esto quiero decir que está muy cara la cesta de la compra, la gasolina y 22.000 cosas más, pero nosotros tenemos la suerte de que nos está yendo bien. Así que hay ir dando las gracias a la vida diariamente, porque no es fácil", reflexiona en tono serio.

Los Morancos no se detuvieron en la pandemia y fueron de los que arriesgaron. "Cuando los teatros reabrieron, la primera semana palmamos porque no iba la gente suficiente. Llevamos 21 personas trabajando con nosotros, somos autónomos, qué te voy a decir. El espectáculo da para vivir y para que muchas familias también puedan vivir. Y el empresario, en este caso, también".

'Todo por la matria' se estrenó a principios de este año en Madrid, en la Gran Vía, de donde viajó a Valencia, para llegar ahora a Palma. De ciudad en ciudad, Jorge Cadaval, sevillano, del barrio de Triana, lleva en el oficio 42 años, primero «en pubs, bodas, bautizos, comuniones, salas y tablaos flamencos», y desde hace un tiempo, volcado en el teatro. "Mi patria es el teatro. Lo hemos hecho todo, y como el teatro, la verdad, no hay nada. Ahora que llevamos casi diez años en los teatros y nos dedicamos menos a la televisión, estamos encantados", confiesa. 

"La ilusión" es el motor, el suyo y el de los espectáculos que levanta con su hermano César, cuatro años más joven. "Nosotros disfrutamos y ese disfrute el público lo nota. En Madrid hubo gente que vino hasta cuatro veces al espectáculo. Es diferente cada día. Hay que ir condimentando con lo que te da la actualidad". Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid; el alcalde José Luis Martínez-Almeida; y el rey emérito, Juan Carlos I, han viajado con Los Morancos hasta Palma. Que nadie espere groserías ni insultos. "El buen sentido del humor" manda en este caso. "Nosotros somos una gente muy llana, hacemos un humor muy entendible porque es un humor de la calle, del barrio, de donde vivimos, y porque vivimos el día a día, compramos en el mercado del barrio en el que hemos nacido. Cualquier persona puede entenderlo. Te podrá gustar o no, pero entendible lo es".

Como dice, gusta o no gusta, y cuando no gusta, ¡ay las redes!, esas que las carga el diablo. "Nosotros éramos conscientes del tema de las redes sociales. Cuando empezamos, nos advertían: ¿ustedes se van a meter ahí? Pues sí, lo vamos a hacer. Porque yo creo que hay ahí un mundo estupendo. Tenemos un canal de YouTube donde hay más de 600.000 personas que nos siguen. Eso es una barbaridad. Entre todas las redes movemos a más de 4,5 millones de personas. Otra barbaridad. Nos hemos adaptado. Siempre sin ser hirientes. No nos reímos de las miserias de la gente. Lo nuestro lo entiende un chino, un alemán y un esquimal". 

Situado en "ningún extremo, ni de izquierdas ni de derechas", Jorge sigue un principio, el más básico, el del respeto. "En redes, si algo no me gusta, yo no lo miro. Los haters estos, que les gusta dar caña en todo momento y les gusta hacer daño. Y la mayoría lo hacen detrás de pseudónimos. Llega un momento en que dices: ¿pa’ qué? Bloquear, bloquear. Esto es como un virus. Yo no quiero malos rollos. Hace tiempo baje el volumen de lo que escucho y subí el tono de lo que siento. Esta frase es fantástica", afirma en referencia a la cabecera de su Instagram. 

"Me gusta ser una buena persona o por lo menos intentarlo. Me gusta muchísimo el respeto, una palabra que me parece importante", insiste.

"Respeto, amor y libertad", escribía en Instagram con motivo del Día del Orgullo, una jornada que, en su opinión, tiene que seguir celebrándose, pese a quien le pese, incluidos esos de "la corriente chunga", que ponen en peligro los derechos conquistados. "Hay muchísimos países en los que ser homosexual tiene la pena de muerte. ¿Por qué no se celebra el día del hetero? Porque no tenéis nada que celebrar. No habéis tenido que luchar por nada. Cuando eras homosexual te lo ponían todo mal ya desde pequeño. Si ser maricón es lo peor que hay, te decían. Yo nunca he visto a nadie mal por ser heterosexual".

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