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Arte urbano

“Vivimos en la tierra del feísmo. El muralismo es una solución superválida. Es arte, al final”

"Cuando hago un mural siempre investigo un poquito la zona, qué me apetece contar de esa región", dice Mon Devane

Mon Devane, ante el mural que pinta en Os Campóns, Sigrás. Víctor Echave

Iniciado en el arte a través del grafiti y formado en Ilustración y Diseño Gráfico, el ourensano Mon Devane es el gallego de esta edición del Cromático Mural Fest de Cambre y el encargado en expandir la cita más allá de los núcleos urbanos. En un lateral del antiguo hostal Alba en Os Campóns, Sigrás, inmortaliza una reinterpretación del personaje de Fendetestas de 'El bosque animado', para el que ha tomado como modelo al vecino y colega Xosé Antonio Touriñán.

¿Por qué Fendetestas?

Es un personaje literario de 'El bosque animado', de Wenceslao Fernández Flórez, una eminencia literaria de la zona. Investigando qué pintar en la zona, qué temática abordar... yo cuando hago un mural siempre investigo un poquito la zona, qué me apetece contar de esa región. A veces toco temas como gastronomía, cultura... Intento tocar temas para, a gente que me sigue en redes, enseñarles algo de la zona donde pinto. Me parece súperchulo. Está la película... es un personaje que se conoce. Y engloba muchos conceptos de cultura muy arraigados a Galicia.

¿Como cuáles?

Es un campesino, Galicia rural de toda la vida, pero que se cansó de que eso no le diera [para vivir], se convierte en bandido, se encuentra a un espíritu en un bosque, le anima a irse con la Santa Compaña, el espíritu se quedó vagando porque quiso emigrar a Cuba y no pudo… Emigración, fraga, bosques

Los grandes temas de Galicia.

Bastantes grandes temas a través de una imagen. Y luego el retratado es como el brochazo final porque es de la zona, más o menos.

¿Ya se puede decir quién es?

Supongo… ya hay gente que lo reconoce. Es Xosé Antonio Touriñán.

¿Y por qué Touriñán?

Es amigo, no íntimo, pero tenemos muy buena relación, tiene obra mía, me invita a los espectáculos cuando va a Ourense… y siempre tuve esa cosita de que me apetecía pintarlo. Y mira qué bien que aguanté el cartucho porque en cuanto vi que era al lado, porque él vive en Castelo, le pregunté si le apetecía posar para la reinterpretación del personaje.

Él posó para la foto.

Sí, yo siempre que puedo trabajo con foto real, de mi autoría. En redes, siempre refuerzo con un textito para dar unas pinceladas.

Divulgar la cultura local.

Eso intento. Siempre con temáticas muy costumbristas, muy naturales. Yo no suelo tocar política social ni nada. Yo busco entretenimiento y esa pincelada cultural, temas enxebres. Me gusta más el costumbrismo.

Es el primero en el festival que sale de núcleo urbano. ¿Qué le parece la convivencia del arte urbano con entornos más rurales?

A mí me gusta mucho el contraste que ofrece. Trabajo temas costumbristas, tradicionales, con técnicas muy modernas, como es el spray, asociado al grafiti, a las grandes urbes. Me encantan esos contrastes. Y yo pinto mucho en aldeas, pero aldeas de 30 habitantes. ¡Esto ya es un edificio, como si fuera un downtown de una ciudad! (ríe).

Estas disciplinas nacen de movimientos reivindicativos y casi marginales, pero hoy están ya consolidadas, ¿no?

Ahora hay una convergencia de muchos factores. Yo vengo del grafiti, que nació en los 80, finales de los 70. Y era más reivindicativo… del propio ego de cada artista, poner su nombre. Pero el muralismo existió toda la vida. No vamos a decir lo típico de las cuevas, que era pintar en una pared, pero la Capilla Sixtina o 'La última cena', eso son murales, solo que con otras técnicas. Siempre existió. ¿Qué pasa? Que ahora se ha mezclado mucho con el arte urbano; hay un resurgir. Es como un muralismo contemporáneo, en el que se están mezclando todas las disciplinas. Y es el momento que estamos viviendo histórico.

¿Qué le parecen iniciativas como esta del Concello de Cambre?

¿Qué me va a parecer? ¡Estupendo! Porque vivimos en la tierra del feísmo, además. Es una solución superválida, genera turismo… es un movimiento que está tan de moda que genera nueva formas de turismo, está creciendo esa industria… es aquí y ahora cuando hay que hacerlo, en Galicia sobre todo. Se está haciendo por toda España y el mundo, pequeños pueblos apuestan cada vez más por esta herramienta para dar un atractivo a mayores de lo que puedas ofrecer.

¿Crees que sirve como medida paliativa para el feísmo?

Yo he pintado mucho edificio de ladrillo a la vista. Es una transformación. A lo mejor el problema había que haberlo solucionado antes no dejando el ladrillo a la vista o haciendo que los exteriores estén bien ejecutados, pero como hay mucho canibalismo por ahí, sí me parece una herramienta útil. Además, es educativa, puede ofrecer una visión, una reflexión... no es solo decorativa, puede haber un mensaje. Es arte, al final.

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