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El grabado mexicano de Javier Ornelas

El artista exhibe en el Centro de Artes Plásticas del Cabildo su última serie de grabados denominada ‘Cosmo-Visiones’

El grabado mexicano de Javier Ornelas LP / DLP

El entorno en el que se desenvuelven nuestras vidas influye en lo que hacemos. También los procesos personales que atravesamos. Unas gubias y un pedazo de linóleo sobrante de un suelo de oficina que nunca llegó a ponerse, son suficientes instrumentos para Javier Ornelas, artista mexicano autodidacta. Es todo lo que ha necesitado para mirarse en plena pandemia y transmutar la depresión en imágenes desconcertantes donde la vida, la muerte, la ternura y la monstruosidad aparecen de la mano. Las cadenas rotas, los astronautas, los seres pequeños que llevan de la mano a otros feroces ya domesticados…

Ornelas saca de algún lugar de su momento crítico, de su profunda tristeza, elementos para decirse. Durante un tiempo pensó no mostrar las obras, pues le avergonzaba desnudar así sus propios demonios. Pero realmente su trabajo es catártico y sanador y a través de él, el artista hace un viaje que lo lleva desde lo oscuro de las profundidades propias que no queremos mirar, hasta la oscuridad cósmica del universo.

El Centro de Artes Plásticas del Cabildo grancanario exhibe hasta el día 9 de septiembre, su serie denominada Cosmo-Visiones, una obra repleta de metáforas que pone en primer plano la lectura psicológica de quien trata de representar figurativamente sus propios demonios para así exorcizarlos.

Es allí, en el espacio, donde Ornelas coloca al personaje que surge en sus últimas obras. Un astronauta aparece entre otros elementos más recurrentes dentro de la iconografía mexicana. Y el astronauta, no deja de ser un explorador de rostro oculto tras la escafandra, que se lanza al universo y saca a pasear por él otros seres imaginarios. Ornelas se adentra en su oscuridad y de ella rescata a los personajes que aparecen en las estampas y, al mismo tiempo, se rescata a sí mismo, en la soledad de su taller, en el momento de atravesar una profunda crisis emocional.

Es un trabajo minucioso, que realiza sin prisa y que no está exento de sorpresa. Los hallazgos van poniendo rostro a aquello que le hiere y también a aquello que lo puede rescatar de esa herida. Cada obra es una fotografía de una faceta de su crisis emocional y al mismo tiempo, es una medicina.

Las plantas sagradas, utilizadas en México desde tiempos prehispánicos, aparecen retratadas en algunas de las obras de Ornelas, poniendo de manifiesto el papel que ha jugado en su proceso de búsqueda y sanación la medicina ancestral. Esta exposición es una invitación a adentrarse en otras formas de hacer grabado, en toda una tradición del grabado mexicano, pero también, invita a la reflexión sobre el potencial del arte y en particular del grabado para mirarse y sanarse.

La obra de Javier Ornelas Huerta, como la de otros muchos grabadores de su país, es heredera de la amplia tradición de grabado en relieve que existe en México. Esta tradición, respaldada por grandes nombres como el de José Guadalupe Posada, se materializa en una línea de trabajo de grabado en relieve, preeminentemente de carácter figurativo, tallado sobre linóleo y estampado en blanco y negro.

Esta pequeña muestra al Centro de Artes Plásticas es una invitación a conocer otros modos de entender el grabado y de narrar desde él, otros modos con una amplia tradición a sus espaldas y que divergen en gran medida de los modos por los que el grabado contemporáneo se ha desarrollado en Europa, más centrado en técnicas experimentales dentro del huecograbado.

Javier Ornelas (Tacámbaro, 1979) es un grabador autodidacta y promotor cultural mexicano. Desde el linograbado, siguiendo la amplia tradición de grabado mexicano, explora su propia voz a través del sincretismo entre la iconografía ancestral y elementos propios de la naturaleza y de la imaginación. Como promotor cultural, ha generado numerosos proyectos colectivos interdisciplinares con un claro compromiso social con la dura realidad mexicana actual, donde pone en diálogo a artistas consagrados y noveles.

En Cosmo-Visiones el artista se entrega al grabado en su proceso de búsqueda personal, en un momento de profunda crisis emocional. El cuerpo se pone en el centro y la obra se hace para sí mismo. El proceso de develación de la imagen y de su transformación sobre la plancha en un relieve que la gubia talla con parsimonia, suponen parte de una meditación y de un trabajo de encuentro consigo mismo. La estampa final no es más que el resultado, no es realmente lo más importante del proceso que vive el artista. Sin embargo, la estampa se vuelve una obra-medicina, llena de símbolos que van cobrando sentido en la trayectoria vital del artista, pero también lo cobran para el público, que se apropia de la obra e inviste los seres mitológicos de Ornelas de sus propios significados.

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