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Carlos Ortega Cantante y líder de ‘Monkey Faces’

«Monkey Faces está de lleno en el epicentro de su sonido propio»

La banda tinerfeña Monkey Faces. | | LEANDRO BETANCOR FAJARDO

Monkey Faces es una banda de pop-rock afincada en Tenerife, que atesora uno de los mejores directos de la escena musical isleña y que integran cuatro músicos con una amplia trayectoria en el sector: Carlos Ortega (voz), Carlos Ramos (guitarra), Manuel Lorente (bajo) y Hugo García (batería y percusiones). 

Desde sus inicios, Monkey Faces se ha definido como «una banda de directo». ¿Cómo enfilan esta incorporación progresiva a los escenarios tras el paréntesis de la pandemia?

Ahora nos están saliendo muchas cosas y tenemos previstas varias más hasta navidades. Creo que, con respecto a la pandemia, a toro pasado no hay mal que por bien no venga porque, durante ese tiempo, nosotros nos encerramos para componer canciones, y ese punto de inflexión, de retirada de los escenarios y de intercambio de puntos de vista ha servido para apuntalar mejor el sonido de los Monkey. Sí es cierto que ese parón también nos ha perjudicado y que ha sido más largo de lo que hubiésemos querido, pero lo hemos sufrido todos los integrantes del sector y todos hemos intentado reubicarnos para salir con más fuerza. Por esa parte, nuestra banda se ha fortalecido, el sonido está mucho más claro y tenemos muchos temas nuevos en la recámara para ir sacando poco a poco.

La banda se conformó en 2018 de la mano de cuatro músicos consagrados con una larga trayectoria en el mapa musical. ¿Cuál fue la motivación compartida que les movió a reunirse e impulsar el proyecto?

Desde que me instalé en Tenerife en 2015 supe que quería montar una banda y fue ese año cuando me lancé a la piscina, con un llamamiento a través de las redes sociales. Entonces, Carlos Ramos, que ya me había comentado desde hacía tiempo que quería hacer algo juntos, respondió que se apuntaba. Así empezó Monkey Faces, donde todos somos músicos veteranos. La última incorporación es Hugo García, el batería, que es más joven, pero que también tiene su trayectoria. Pero sí, somos un grupo de gente senior, cada uno con su trayectoria, y esa experiencia es uno de los valores que suma la banda. Lo que tiene esto de llevar cierto tiempo en la música es que ya no estás para ambigüedades o cosas a medio hacer, sino que todos estábamos ya en el ajo, sabemos perfectamente lo que queremos hacer y cómo ejecutarlo. Luego, también es importante la afinidad musical, porque cada uno de los componentes del grupo venimos de ondas diferentes, pero que se encuadran en un mismo marco genérico. Y esas pinceladas que aporta cada uno, con visiones y experiencias diferentes pero que forman parte de un lenguaje común, enriquecen mucho la propuesta de Monkey Faces.

«La rémora o asignatura pendiente de la música en Canarias es insalvable: la distancia»

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El estilo hard pop de Monkey Faces bebe de la onda del pop y el rock británico de los 90, con una vocación muy bailable, en la estela de Blür, Oasis o The Smiths. ¿Diría que la banda ya ha ido cincelando un sonido propio?

Sí, creo que, justo ahora, Monkey Faces está de lleno en el epicentro de su sonido propio. Al principio, yo mismo traía hechas muchas canciones y, luego, las trabajábamos en estudio para darle una forma de banda. Pero lo que estamos componiendo ahora ya está justo en la diana de lo que queremos que sea Monkey Faces, que, básicamente, se inspira en el pop-rock de los 90, donde se combinan melodías líricas con lances más agresivos y potentes. Esa combinación es lo que quizás mejor defina lo que hacemos. Luego, también hemos intentado darle una producción más bailable, como dices, que sea más divertida en directo, que es un aire que le da, sobre todo, la producción impecable de Carlos Ramos.

Su regreso pospandémico se concreta al abrigo del Primavera Live Fest, en Gran Canaria y Tenerife, con bandas como Vetusta Morla o Fuel Fandango. ¿Monkey Faces vuelve con potencial festivalero?

Al final, como en todos los trabajos, el capital humano es lo que tú demuestras y nosotros siempre damos nuestra mejor versión en el escenario, ya sea en un concierto para 20, 200 o 2000 personas. Cualquiera que esté entre el público merece el mismo respeto. Nosotros, afortunadamente, estábamos en un buen momento antes de la pandemia, que iba en línea ascendente. Un ejemplo es que, precisamente, abrimos para los conciertos de Vetusta Morla y de Marea en Canarias. Pero hemos conseguido mantenernos y que iremos a más.

Como auténticos conocedores y testigos de la trayectoria de la industria musical en Canarias, ¿cuáles siguen siendo las rémoras y asignaturas pendientes del sector?

Esa rémora o asignatura pendiente que sufre la música en Canarias es insalvable y es la distancia. Mucha gente no quiere entenderlo y es muy fácil quejarse, pero nosotros no podemos coger las Islas Canarias y ponerlas debajo del Golfo de Cádiz. Nosotros estamos donde estamos, que es a 1.800 kilómetros de la península, lo cual es muy lejos. Entonces, las bandas tenemos dos opciones: o trasladarnos a Madrid o Barcelona, como hacen los de Zaragoza, Santiago o Donosti; o quedarnos en las Islas. Entonces, si decides quedarte en Canarias, ya sabes lo que hay, pero no se puede estar en misa y repicando. En este sentido, nosotros entendemos claramente cuál es nuestro lugar y cómo influye la geografía sobre nuestro papel. Ahora bien, por otro lado, a la gente que se queja mucho del papel de las instituciones, les digo: ojalá hubiésemos tenido un programa como Canarias Crea [programa de movilidad cultural del Gobierno de Canarias dirigido a artistas y creadores] en los años 80 y 90. Ojalá hubiésemos tenido esa facilidad para movernos entre islas o hubiésemos tenido las redes sociales para darnos a conocer. Lo que quiero decir es que hoy en día tenemos un montón de herramientas que, provengan de las instituciones o de Internet, nos han unido mucho. Y eso es un valor que hay que tener en cuenta, sin perder de vista la cuestión geográfica, que es un obstáculo insalvable y que lo seguirá siendo siempre.

«La combinación de melodías líricas y lances agresivos es lo que quizás mejor defina lo que hacemos»

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En esta era marcada por la ubicuidad del reggaeton y la proliferación de grupos de versiones, ¿considera que Canarias alberga proyectos musicales independientes suficientes y de calidad?

En Canarias siempre ha habido un nivel musical altísimo, de sobra, en todas las islas y en todas las décadas. No tenemos nada que envidiar a otros sitios. Por ejemplo, lo de Lanzarote es sorprendente, porque en todas las épocas siempre ha habido grupos de artistas buenísimos. Un caso es el de Alejandro Acosta, con su banda Fuel Fandango y, en su momento, con su grupo anterior, Mojo Project. Ambos proyectos triunfaron pero, claro, él fue de los que decidió irse a Madrid. En definitiva: o te quedas en Canarias, con todas las consecuencias, con idas y venidas dentro de estos límites; o te vas a las grandes ciudades, que es donde se cuece todo, y triunfas desde allí. Pero una vez más, se trata del capital humano y, si tú te llevas tu calidad y tu empeño como músico al centro neurálgico, allí podrás competir realmente en igualdad de condiciones con los demás. Esto fue lo que hizo Alejandro y triunfó, así que no es nada que no se pueda hacer.

En 2018 publicaron su primer EP, Hard Love, cuyo título refleja la esencia del sonido de los Monkey. ¿Prevén un nuevo lanzamiento próximamente?

Nosotros vamos a lanzar un nuevo EP antes de las navidades, con otras cinco canciones nuevas a partir de septiembre. Algunas las presentaremos este fin de semana en el edificio Miller y en otros conciertos previstos más adelante. Y una vez que sepamos si funcionan en directo, nos meteremos en el estudio Arena Digital a grabarlas. Además, nos gustaría rodar al mismo tiempo un documental en torno a los entresijos de la propia grabación, desde un enfoque dinámico, orgánico, ágil y divertido sobre el proceso creativo, que esté dirigido a todos los públicos.

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