Las miserias de la política y cómo afectan sus entresijos a las vidas de no sólo los propios políticos, sino de sus familiares y amigos, precisamente en una época como la actual en la que los extremismos amenazan a las principales democracias europeas. Así se puede definir Patriotas, la nueva obra de Unahoramenos Producciones que se representa en el teatro Pérez Galdós los días 15, 16 y 17 de septiembre, a las 20.00 horas, y que junta en el escenario a dos de las mejores actrices canarias actualmente: Marta Viera y Saray Castro.
Dirigida por Mario Vega, y con un texto de Julio Salvatierra, el montaje pertenece a la experiencia tricontinental Laboratorio Galdós Internacional, que incluye la celebración de tres talleres vinculados al proyecto, y la posibilidad de que un grupo de 30 espectadores puedan asistir a cuatro sesiones de Ensayo y error para luego debatir con el director sobre cosas que podría alterar de la obra.
El primero de dichos encuentros tuvo lugar precisamente ayer y las dos actrices reconocen que debido a este sistema de trabajo tienen que memorizar un texto diferente continuamente. «Primero trabajamos con Julio Salvatierra directamente y luego íbamos cambiando a razón de si funcionaba o no», señala Viera. «Pero ya se sabe que la obra no va a ser como él la escribió porque el Laboratorio va de eso, de ir caminando con todas las renuncias que se tienen que hacer por el camino», añade a continuación.
Por su parte, Saray Castro aclara que «al principio era muy densa, pero cuando nos pusimos a trabajarla y empezamos a meter tijeras fue haciéndose más asequible». Las sesiones de Ensayo y error incluye otros tres pases los días 8, 10 y 13 de septiembre a las 20.00 horas y el público se puede inscribir a través de la web del propio Laboratorio Galdós.
Para Marta Viera, Patriotas es un teatro de conflictos en el que, además de la política, se aborda «cómo la ambición nos corroe y corrompe las relaciones que tenemos, más allá de que sean de amor o de hermandad. Esa parte humana visceral es lo más importante, la miseria del ser humano». Algo en lo que incide Saray Castro que afirma que a los espectadores le debería atraer la obra más por los enredos de la trama en sí que por la propia política «porque mientras el partido se prepara para presentarse a las diferentes elecciones, hay muchas luchas de poder, traiciones, y ves cómo la familia se ve afectada por la prensa, o cómo tienen que cambiar sus formas de actuar impuestas por los padres para que no afecte a los partidos.
Por lo tanto, más allá de la política, también es cómo les afecta a los personajes estar dentro de la política». La sinopsis presenta a la presidenta de un partido, Nicole Wallace, que quiere acabar políticamente con su compañera, la vicepresidente e ideóloga Janet Müller, para aspirar al poder. La hija de esta, bisexual y ferozmente critica con su madre, comienza una relación peculiar con Iván, el hijo de Nicole. Ambas actrices tienen que interpretar a varios personajes a la vez que incluye a la presidenta, vicepresidenta, tesorera, detective y los hijos. «La política va muy de la mano de la economía mundial y se ve afectada por eso», recuerda Viera.
«Por muchos ideales que tengas, el bicho te va a pisar y vas a hacer cosas en las que no crees. Pero aunque sea complicado ahí también se puede cambiar la situación económica, todo depende de la libertad que pueda tener un presidente que quiera hacer cosas», añade. «El problema es cuando gente de dinero se mete porque ha considerado la política como una carrera pero carecen de conocimientos técnicos», precisa.
Saray Castro tiene que interpretar a cinco personajes, de los cuales tres son chicos, lo que la obliga a sacar recursos masculinos. La actriz recuerda que mientras Nicole «quiere llegar al poder para hacer lo que ella quiere, Janet lo hace más bien por las ideas», y subraya la complejidad de un escenario móvil que se va transformando continuamente. «Tenemos que lograr en las transiciones nuestra manera de comportarnos en diferentes espacios. Es memorizar el espacio escénico».
En este punto, Viera aclara que es importante lograr transmitir cómo evolucionan varios personajes a la vez con un complejo trabajo del mobiliario de la obra «y en esa búsqueda estamos un poco».
Sea como fuere, esta colaboración escénica augura un futuro muy halagüeño para ambas actrices en cuanto a posibles colaboraciones porque ambas se profesaban mutua admiración. «Yo era fan de la serie Malviviendo y Marta salió en un capítulo; luego la vi en Pipi Calzaslargas, y coincidimos en un corto que no salió», recuerda Castro. Pero el primer encuentro devino de forma casual.
«Yo estaba en el reparto de Tamora, pero también era parte del segundo elenco de Moria y me tuve que ir al teatro Fernán Gómez a Madrid a hacerlo durante cuatro semanas porque Ruth se puso mala. Y fue ahí que trabajamos juntas, pero sin haber ensayado una obra nunca». Por su parte, Viera recuerda que ella trabajaba en Sevilla, pero regresó a Gran Canaria en 2012 para hacer Pipi Calzaslargas y desde entonces, hasta ahora, ha podido protagonizar obras que han tenido tanta repercusión como Suleimán o Clara y el abismo. «Pero aunque esta es la primera vez que trabajamos juntas, parece que lo hemos hecho siempre porque todo sale muy fluido».
Marta Viera tiene un currículum profesional realmente apabullante que incluye, además de las obras ya citadas, y de incursiones en el cine y la televisión, títulos teatrales como La KonKista de Canarias, Aladino, Tal Vez Soñar, El crimen de la Calle Fuencarral o El último Viaje de Galdós. Por su parte, Saray Castro ha trabajando en numerosos montajes infantiles, clásicos, comedias, dramas y musicales, además de películas y cortometrajes, pero también ha sido parte del elenco de En Clave de ja y de la serie Aquí no se fía.
Viera aclara que hay partidos de ultraderecha impensables hace 15 años que han aprovechando la crisis para resurgir y enarbolar el orgullo patrio. «En los últimos años se ha enarbolado tanto el patriotismo que resulta preocupante», señala. «Eso de ‘nosotros somos España y lo importante es nuestra nación’ y que viene de esa mediocridad, del populismo de la palabra patriota que utiliza la extrema derecha como capitana y dueña de España, de la bandera y lo que significa ser patriota, que es defender lo tuyo frente a todos».
