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Islas del mundo (XI)

El Centro Global de Adaptación Climática de Róterdam

La mayor oficina flotante del mundo, casi como una isla transportable, está anclada en Rijnhaven, un puerto histórico en la orilla sur del río Nieuwe Maas de Róterdam

Adyacentes al CGA se han instalado unas pequeñas casas que se alquilan en régimen hotelero. | | LA PROVINCIA/DLP

No es una isla en sí misma, pero como si lo fuera, porque trabaja para muchas islas del mundo en peligro actualmente. El Centro Global de Adaptación Climática de Róterdam es la mayor oficina flotante del mundo, como una isla que pudiera trasladarse, y está enteramente preparado para el cambio climático. La clave está en la adaptación, y la mitigación de dicho cambio, y no en evitarlo porque no lo vamos a poder evitar. Sin embargo La acción de adaptación es esencial para lograr y salvaguardar los resultados de desarrollo frente a amenazas climáticas más frecuentes e intensas.

El Centro Global de Adaptación climática de Roterdam, la oficina flotante más grande del mundo, mientras se trasladaba desde su lugar de construcción hasta Roterdam (a la derecha). | | LP/DLP

El pasado 14 de mayo de 2021, el Centro Global de Adaptación (GCA) se trasladó a su nueva sede, un edificio de oficinas flotante anclado en Rijnhaven, un puerto histórico en la orilla sur del río Nieuwe Maas de Róterdam. Las protegidas y tranquilas aguas de este río se encuentran inmersas en una revolución arquitectónica verde donde la adaptación climática ocupa un lugar central.

El Centro Global de Adaptación Climática de Róterdam

La nueva sede mundial de GCA (por sus siglas en inglés) es completamente autosuficiente. Desde su techo de suave pendiente con capas de paneles solares y vegetación, hasta la base de su estructura, donde un sistema de intercambio de calor genera energía del río. Ha sido construido casi en su totalidad con madera europea de origen sostenible.

Los techos verdes absorben la escorrentía del agua de lluvia, filtran el agua y disminuyen el estrés en los sistemas de alcantarillado urbano, una ventaja para países como Holanda, donde las lluvias son intensas y muy frecuentes. En suma un diseño de oficinas pionero, pensado como deben pensarse las infraestructuras para el futuro.

La arquitecta principal involucrada en el diseño de la oficina flotante fue Nanne de Ru, propietaria de Powerhouse Company, con sede en Róterdam, que trabajó en estrecha colaboración con RED y un equipo de expertos en instalaciones, etc.

La gigantesca base flotante del edificio, que mide 90 por 24 metros y fue prefabricada en tres lugares diferentes en los Países Bajos. Después de montarla, la base fue remolcada desde la ciudad de Zaandam, cerca de Ámsterdam, hasta su puesto de atraque permanente en Rijnhaven, a más de 80 kilómetros de distancia. El edificio tiene una superficie total de 4.000 metros cuadrados. Dicha base es reutilizable y contiene un sistema de intercambio de calor que funciona de manera muy similar a los sistemas de calefacción por suelo radiante, que están ganando popularidad en todo el mundo como opciones de calefacción sostenibles y económicas.

Además de poder flotar en un lugar diferente, si algún día fuera necesario, esta oficina única se puede desarmar y reutilizar por completo, un ejemplo de economía circular.

El contenido del edificio también es muy interesante, pues trabajan para lugares del planeta en peligro, fundamentalmente África, y aunque la contribución de este continente a las emisiones globales de gases de efecto invernadero es mínima, se combinan en el mismo diversos factores geográficos y económicos que, unidos a su dependencia de sectores sensibles al clima, hacen que los países africanos sean muy vulnerables a los efectos adversos del cambio climático. Esto afecta islas como las nuestras que, aunque políticamente europeas, son geográficamente africanas, e incluye al archipiélago de Cabo Verde.

El reto del GCA, donde trabajan técnicos de diferentes países del mundo, entre los que se encuentra Priya Kanchan, hindú, quien me mostró el edificio y sus proyectos, es aumentar la inversión en infraestructura urbana y rural resistente al clima en sectores clave como el agua, el transporte, la energía y la gestión de residuos para ayudar al continente africano a cerrar la brecha de infraestructura y garantizar que los servicios, respaldados por una infraestructura adecuada, sean resistentes a los crecientes impactos del cambio climático. Algo que a Canarias, por su cercanía con África, nos debería interesar especialmente.

Dulce Xerach Pérez. Abogada y doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea

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