En 2009 presentó su primer Telecanarias y ya es una más en la sobremesa de las familias isleñas. Fátima Hernández lleva 14 temporadas al frente del noticiario más longevo y ha vivido hitos impensables: crisis de cayucos, económica, sanitaria, y hasta un volcán. Fiel a sus principios, está embarcada en el nuevo proyecto del espacio con el fin de recuperar emisión y contarle a la población qué ocurre en este tiempo de incertidumbres. Se sienta en un rincón del Parque Doramas y presta a las preguntas, duda, razona, espera, y se lanza.

Ana Blanco dijo adiós al Telediario y, de una manera u otra, usted forma parte del hogar de los isleños. ¿Cómo se siente?

Lo de Ana Blanco nos ha dado muchísima pena porque es un referente. Pero se reían mis compañeros y hacían bromas diciéndome ‘¡cuidado, Fátima, que la próxima eres tú!’ [Risas]. Empecé en 2009 y ya llevo 14 temporadas en el Telecanarias como la presentadora que más tiempo seguido ha estado, con dos pequeños parones por mis dos embarazos. Esto es un orgullo y una responsabilidad absoluta. Primero, por TVE han pasado grandes periodistas y, además, al final eres la encargada de dar voz e hilar el trabajo de todos tus compañeros. Cada día es un reto y un directo nuevo.

"Queremos recuperar tiempo y en octubre habrá un cambio de horario a las 14.45 horas"

Hace un año por estas fechas estábamos con la erupción de La Palma.

Era una locura diaria. Aún con la existencia del Teneguía, no habíamos vivido un acontecimiento de estas características: había información constante y continua, ganas por parte de la ciudadanía de saber qué ocurría con un despliegue enorme, y nosotros trabajamos tanto en la emisión regional como nacional. A nivel profesional, fue muy enriquecedor, pero como ciudadana también fue doloroso al ver los desalojos de tantos vecinos que perdían sus casas, sus comercios, es decir, su modo de vida.  

En este tiempo, ¿qué hito informativo remarcaría?

La pandemia. Todavía estamos en esa crisis sanitaria, aunque ya casi queramos olvidarnos. Para mí, ha sido impactante. Las noticias suelen pillarte desprevenidas, pero lo de la pandemia fue realmente desconcertante. Es decir, nos encerraron en casa, estuvimos prácticamente un año incomunicados haciendo una vida absolutamente diferente a la que estábamos acostumbrados y, desde el punto de vista informativo, cambió nuestra forma de trabajar: había dos equipos por si nos contagiábamos. La pandemia ha sido un antes y un después para todos, personal y profesionalmente. 

¿Ha habido ataque de negacionistas, en la redacción o en lo personal?

Nada. La verdad es que la gente es muy respetuosa conmigo y también con los periodistas que trabajan, sobre todo, en informativos. No han ido a televisión ni se han manifestado, pero sí hemos sacado alguna persona que tiene esa postura. La gente me ve como lo que soy y aprovecho para desmitificar un poco el concepto de “presentadora”. Soy una redactora más que, por circunstancias, estoy frente a la cámara. 

Una de las cuestiones que se premió a la televisión autonómica y se reconoció a la cobertura de la pública fue la rigurosidad que se manifestó durante la erupción de La Palma. ¿Cómo lo vivieron en ese sentido?

Es nuestra seña de identidad. Somos una televisión pública, por tanto, tenemos que darle voz a todas las partes, intentamos ser lo más independiente posible y creo que ese es el periodismo que se ha hecho en TVE.

También con sus épocas de desprestigio. 

Desde luego. El desprestigio llega normalmente por injerencias políticas. Las habrá habido, pero creo que los trabajadores de TVE hemos mantenido esa independencia y hacemos nuestra labor con un Consejo de Informativos que nos avala. Lo grave no es que haya injerencias políticas, sino que se les haga caso.

"Las redes serán nuestras aliadas, pero no perderemos la esencia de la información"

El periodista Miguel El-Mir fue nombrado director de informativos de RTVE en Canarias este verano. ¿Cuáles son los objetivos?

Recuperar tiempo. Primero, vamos a hacer un cambio de horarios y a partir de octubre empezaremos a las 14.45 horas. Es verdad que, por circunstancias de la televisión en general y muy ajenas a nosotros en Canarias, hemos ido perdiendo programación y minutos de emisión, además de que la plantilla se ha ido adelgazando muchísimo. Así que el objetivo va por ahí: recuperar nuestro espacio enganchando a la población y estar cerca de la ciudadanía utilizando las redes sociales, porque no es que sean el futuro, son el presente. A este respecto, hoy en día la tendencia en información está un poco tuiterizada. Las redes sociales tienen mucha inmediatez e interacción, pero no profundizan ni contrastan, lo cual es la base de cualquier periodismo: dar voz a todas las partes. Esa sobreexposición y sobreinformación dada al maniqueísmo viene acompañada por la proliferación de bulos. Así que serán nuestras aliadas, pero no perderemos la esencia de la información y de los informativos como los conocemos. Ahora mismo, Telecanarias es mi máximo proyecto e ilusión. Así que aumentaremos el tiempo de emisión y haremos información más reposada con reportajes pegados a la gente. 

¿Cómo se logra enganchar a las nuevas audiencias?

No lo sé. Ahora mismo nadie tiene la varita mágica. Se busca a las nuevas generaciones a través de las redes, pero luego llevándolos a los medios tradicionales. Está claro que tenemos que ser aliados, pero no sé de qué manera encajar ambas cosas. 

La profesión está devaluada.

Hay que huir del periodista estrella. La información tiene que ser rigurosa e, incluso, fría. Con esto quiero decir que la información no nos pertenece puesto que es un bien social. Los periodistas somos meros intermediarios y trabajamos para darle esa información a la ciudadanía. Como decía Kapuściński, la objetividad no existe. Existe la neutralidad. Todos tenemos nuestra opinión e intento que nadie en su casa pueda dar por hecho que yo pienso de una u otra manera. Son las personas las que se tienen que formar su opinión a través de la información que nosotros les damos, no al revés. Si mantuviéramos nuestro papel, eso no tendría que ocurrir. 

"Mi cambio físico ha sido notable, y sí me enorgullece abrirle el camino a otras personas que en otros medios no lo tienen tan fácil"

A pesar de los años, Telecanarias la ha mantenido como la cara de sus informativos. En este sentido, ¿cómo se siente al respecto, sabiendo que en muchos otros canales se discrimina por razón de género y edad?

Siempre me he sentido respetada. De hecho, yo he sufrido un cambio físico notable desde que comencé a presentar en cuestión de peso, lo cual es algo que reivindico. Yo para hacer bien mi trabajo y presentar un informativo no tengo que tener una talla específica. Es más, a mí siempre se me ha valorado por mi trabajo y nunca he sentido esa presión ni, por supuesto, ningún tipo de directriz. ¿Si lo veo en otras televisiones? Por supuesto. ¿Si me parece mal? También. Es una realidad. Mi cambio físico ha sido notable, y no quiero ser abanderada de nada, pero sí me enorgullece presentarme de esa manera y abrirle el camino a otras personas que en otros medios no lo tienen tan fácil.

¿Qué le diría a las jóvenes generaciones de periodistas?

Hacen lo que tienen que hacer. Si están estudiando periodismo es porque tienen vocación. Nadie se mete ahí porque sí. Es una profesión que no tiene ni fecha ni horario y estamos en constante cambio, a pesar de ello, les recomiendo que, sobre todo, lo hagan bien: que sean fieles a ellos mismos y, sobre todo, fieles a lo que tienen que contarle a la ciudadanía.

La periodista Àngels Barceló se refería a los jóvenes como «flojos» por no aguantar el ritmo. Lo decía acerca de que no había fechas ni horarios. 

Cuando digo que el periodismo no tiene horario me refiero a que se es periodista las 24 horas cuando tu punto de vista se enriquece con lo que ves, escuchas y lees cada día. Así, tu opinión se depura, cambia y maduran. En cuanto a los horarios en sí, evidentemente, tenemos vida más allá de nuestro trabajo, tanto familia, hijos, y tenemos que poder conciliar. Es cierto que hay momentos en los que la noticia te exige estar una semana o tres meses, como el volcán de La Palma, dando el callo, pero lo normal no puede ser que por ser periodista trabajes doce horas diarias. No, no estoy en absoluto de acuerdo con eso. 

¿Haría un directo en Twitch?

Yo no descarto nada. Nunca se sabe. Quién iba a decirle a mi compañera que está a punto de jubilarse hace veinte años que hoy llevaría las redes sociales, y ahí está, encantada de la vida.