Liudmila Ulítskaya llega antes de tiempo. Apenas la reconocen los periodistas que están en la sala y desaparece pronta antes del momento cumbre. Ha curtido la habilidad de pasar desapercibida ante las masas desde que marchó por primera vez de Rusia. Ha vuelto a hacerlo, en concreto, cuando hace siete meses su hijo se presentó en la casa que compartía con su marido y les pidió que hicieran las maletas, y ahora admite, en su lengua materna y ante un público ajeno por extranjero a las vicisitudes de su pueblo: "No me gusta lo que ocurre en Rusia desde que nací. Solo hubo unos días contados al inicio del gobierno de Gorbachov en los que tuve la sensación de que ocurría algo positivo". El exlíder soviético falleció hace unas semanas, y la esperanza parece, de pronto, perdida, ante las noticias que llenan los titulares occidentales, pero la escritora, a sus 79 años, habla de su crecimiento y de las circunstancias que la rodearon, como ha hecho en las novelas que reflejan la historia contemporánea de su país.

Hoy las letras españolas le rinden homenaje con la entrega del Premio Formentor en el Hotel Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria. La isla rebosa con el mundo literario tan rico y lleno de aristas en donde la autora de Sóniechka, El caso de Kukotski' o Daniel Stein, intérprete parece sentirse cómoda. Habla del tiempo, de la maravilla del mar y el sol en su rostro, tan distinto a las largas temporadas de lluvia y desasosiego en el norte europeo. Es un día aciago para su patria, a la cual la ONU ha condenado firmemente por crímenes de guerra tras la ofensiva que ha practicado durante este tiempo contra Ucrania. Más cuando en su sangre corre la sangre judía de sus antepasados ucranianos. "Hasta los 20 años vivía en un apartamento donde convivía con siete familias más. Había un baño y siete timbres. Así que esta experiencia de la vida cotidiana marcó a mi generación. De alguna manera, esta es la razón por la que estamos tan entrelazados. De ahí, la vida cotidiana se volvió demasiado desnuda. Por lo que espero que nuestra sociedad no vuelva a esta forma de existencia".

Comparada con Chéjov, aunque siempre fiel a Tolstói, la escritora vive exiliada actualmente en Berlín desde que comenzara la batalla hace ya siete meses. La actualidad militar se recrudece a cada instante. Vladimir Putin ha dispuesto el reclutamiento de jóvenes para ir al frente con unos 300.000 reservistas, aunque los medios internacionales especulan que llegarían al millón, lo cual ya ha provocado la huida de cientos de personas que buscan un vuelo de última hora. Ulítskaya conoce la magnitud y potencia que pondera el territorio, pero, "sospecho que el Estado no tiene recursos para mantener un ejército tan numeroso y, espero, que esto pueda conducir a una crisis de las altas esferas del Gobierno".

Ella, que ha contemplado ya a tres generaciones completas que llevan y arrastran sus vidas, observa este movimiento "de ida y vuelta" como algo intrínseco a ella. Los retratos pormenorizados de los protagonistas de sus historias tienen las capas inseparables de la vida, engaños, felicidades, pasiones y desencuentros, que los asolan y conforman. Ese ejercicio es propio de quien manejó las letras desde su más tierna juventud: escribía cartas, diarios, y aunque su sueño fuera ser bióloga, atrapó sus pensamientos y reflexiones en la tinta, "no queda nada excepto el texto después de ti".

Escribir contra el tiempo, y un nuevo proyecto literario

Las horas pasan y Ulítskaya necesita de la calma para conversar con esos personajes de los que se enamora cada vez hasta que toman el vuelo para rebelarse contra el hilo narrativo que ha dispuesto y la sorprenden con finales inauditos que tiene que reescribir. A pesar de la pesadumbre, un proyecto literario boquea entre sus manos y, tal pronto, tal vez tarde, salga a la luz. "No sé si tendré tiempo para acabarlo", sentencia. "Este es un momento muy doloroso, pero las grandes obras de arte no nacen cuando todo está en calma, sino que requieren de un movimiento dramático para tal magnitud". Dostoievski escribió parte de su bibliografía en el exilio; la élite cultural es la primera en ser despreciada en un conflicto bélico; los teatros se cierran mientras los habitantes siguen yendo a comprar el pan, y, ante todo, vuelve la vida.

La autora llama a escribir como un acto de resistencia, casi de fe. Después de trabajar en el Instituto de Genética como científica en su juventud, conjugó los verbos y publicó las impresiones, inquietudes y mensajes ocultos de la multitud de personajes que han poblado sus quince libros de ficción, así como cuentos y obras de teatro. "Escribir cada día es algo que salva el alma". La escritora hizo mención a los historiógrafos, empeñados en encontrar la primera letra que dio comienzo a la humanidad, y, aunque pudiera sonar manida esta frase, "escribir es una actividad muy importante". En realidad, alude a los testimonios humanos que siempre quedarán y algún día serán leídos, más allá de las improntas del poder sobre la transmisión de la historia. 

Samuel Beckett y Jorge Luis Borges fueron los primeros homenajeados en 1961 en los Premios Formentor. Más tarde, en 2011 inauguraría la saga Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Javier Marías, recientemente fallecido, entre otros, retomada con el fin de "hilvanar la excelencia literaria", en palabras del presidente del jurado y director de la Fundación Formentor, Basilio Baltasar, quien la acompañó este mediodía junto a su agente literaria y traductora Yulia Dobrovolskaya. Pero Liudmila permanece tranquila ante los elogios. Tanto, que admite que se siente cohibida ante tal honor, por lo que son horas de agradecimiento y disfrute de una persona que no nació con el don de afrontar la vida con la viveza de los ocres que alumbran la mañana.

"Existe gente que desde el nacimiento pueden disfrutar de la vida. Así era mi madre. Yo soy de otra raza, y he tenido que ir aprendiendo a alegrarme, de una u otra manera. Por eso, les deseo de todo corazón que disfruten de la vida y que tal sensación no los abandone nunca, aunque se vivan momentos difíciles", subrayó. El empeño con el que está atada hace que solo vea con tristeza la fobia con la que cierta parte de la sociedad actúa contra Rusia, creyendo que las decisiones de unos gobernantes autoritarios ejercen como voz del pueblo. "Creo que es un péndulo que ha abandonado su trayectoria natural y que, tarde o temprano, volverá, tal y como la comprensión de quién es quién y el por qué, vencerán esos sentimientos y todo volverá a ser normal".

De izq. a dcha., Basilio Baltasar, presidente del jurado y Fundación Formentor, Liudmila Ulítskaya, la escritora ganadora del Premio Formentor 2022, y Yulia Dobrovolskaya, su agente literaria. José Carlos Guerra

Las Conversaciones Literarias 

Las Conversaciones Literarias continúan este fin de semana con un plantel exquisito. En el marco de Sátiros, pícaros y mangantes. Grandes embusteros de la literatura, la cita incluye una novedad sin precedentes desde que se retomara el Premio Formentor: el Coloquio Europeo de Traductores. Cartografía de la Literatura en español. Los editores y traductores de Francia, Holanda, Italia, Alemania, Finlandia, Polonia, Rusia, Estados Unidos y Canadá han sido invitados estos días a Gran Canaria, transformándola en un punto de referencia para la disciplina que tiene su retransmisión en directo en los canales de la web de la fundación.

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Varias mesas contarán con un plantel intelectual sin precedentes en la isla. El sábado 24 de septiembre, a las 10.00 horas, afrontarán el diálogo Sobre Liudmila Ulítskaya los profesoers y escritores Elide Pittarello, Gustavo Guerrero, Marta Rebón, Enric Bou y Antoine Gallimard, con la presentación de Basilio Baltasar. Después, a las 12.00 horas, Pícaros tomará el relevo con los autores Manuel Vilas, Lucía Lijtmaer, Jesús Carrasco, Elsa López y Fernando Delgado. Alrededor de los Sátiros, a las 17.00 horas, debatirán Javier Montes, Bárbara Blasco, Jordi Amat, Raquel Taranilla y Gonzalo García Pelayo. La siguiente, a las 18.30 horas, será para Mangantes, con Ana Merino, Miguel Albero, Meryem El Mehdati, Vicente Molina Foix y Xavier Güell.

Por último, el domingo 25, a las 10.00 horas, dará comienzo la jornada con Embusteros, en el que hablarán Lola Pons, Alexis Ravelo, Juan Tallón, Jorge Carrión y Diamela Eltit. Y, como colofón, los Bribones se presentarán a las 12.00 horas con Basilio Baltasar, Laura Fernández, José Enrique Ruiz-Domènec, Féliz de Azúa y la propia Liudmila Ulítskaya.