Regresa la inspectora Elena Blanco y, con ella, la Carmen Mola de Alfaguara, la anterior al premio Planeta, la de antes de que se desvelara -previa recompensa de un millón de euros- que detrás de la fulgurante reina del thriller español se parapetaban tres hombres: Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz. 

En Las madres, la novela que presentan hoy en el Jardín Botánico de València -la cuarta de la saga tras La novia gitana, La red púrpura y La Nena-, los Carmen Mola vuelven a trazar una trama salpicada de truculentos asesinatos -hombres abiertos en canal y con un feto colocado donde deberían tener las tripas- para hablar de violencia contra las mujeres en forma de vientres de alquiler y de corrupción policial.

Pero la trama fue antes que el tema, asegura Mercero en una videollamada a cuatro con Levante-EMV. "La imagen del cadáver de un hombre que lleva un feto alojado nos gustó no por truculenta sino porque lanzaba muchas preguntas. ¿Por qué alguien le ha metido un feto? ¿Quién es este hombre? ¿Quién es la madre? Esas preguntas nos pusieron a disparar en varias direcciones y nos llevaron al tema de las granjas de vientres de alquiler y la maternidad subrogada".

"Y nos interesaba seguir con ese tema porque también queríamos plantearle al lector la moralidad o amoralidad de un negocio como ese y sus consecuencias -añade Agustín Martínez-. El mal, y la violencia como manifestación del mal, están presentes desde la primera novela de Carmen Mola. Y esa violencia suele ser contra la mujer o contra los niños porque en la realidad también es así. Pero en Las madres nos parecía interesantes adentrarnos en cómo el cuerpo de la mujer se convierte en una mercancía con la que se comercia, como ocurre con la prostitución o con la gestación subrogada".

De esta manera, Las madres sigue ese fin original de la literatura negra de mostrar las partes corruptas o podridas, de la sociedad. "Hay que contar el mal porque el mal está ahí -apunta Mercero-. Y la mayoría de veces el mal no lo ejercen los psicópatas. El asesinato en serie que está sucediendo en España es el asesinato de mujeres y tiene muchos culpables, la mayoría de veces sus propias parejas".

En Las madres, la gestación subrogada no aparece en forma de famosas tendidas en una cama de hospital con el hijo que no han parido en brazos sino como granjas de mujeres encerradas para gestar hijos de forma sistemática. "Quizá no es una realidad en España pero sí en países del Este o en países asiáticos -apunta Martínez-. Allí es una cuestión de mercado. Pero no queremos hacer un panfleto antimaternidad subrogada sino plantear el dilema y que los personajes generen las opiniones". 

Ellos tres también tienen una opinión, aunque en su caso, Jorge Díaz asegura que le cuesta ser "categórico" al respecto: "En el caso de las madres de alquiler, en principio no me parece bien porque es la comercialización del cuerpo de la mujer. Pero a la vez puedo entender que haya casos en los que sea una opción aceptable. Por eso, igual que yo hago el proceso de pensar en eso, me gustaría que la gente se lo planteara también".

Mercero, Martínez y Díaz empezaron a escribir la cuarta parte de la saga de la novia gitana antes de ponerse con La bestia y ganar con ella el Planeta. Aseguran que si no hubiera sido así, Las madres no hubiera estado lista cuando no ha pasado ni un año de la "salida del armario" de Carmen Mola y todo lo que aquello supuso.

"Ha sido un año intenso y bonito -asegura Mercero-. La promoción de La bestia fue agotadora pero nos permitió por fin tener contacto con nuestros lectores después de años parapetados tras la barrera de Carmen Mola". "Hemos aprendido que nosotros no somos tan importantes como Carmen Mola -añade Martínez-. Que cualquiera de nosotros podría desaparecer de este trío y aparecer otra persona y seguiría siendo Carmen Mola porque por encima de nosotros hay un estilo y un nombre".

"Entendimos las críticas"

El anuncio de que Carmen Mola era en realidad tres hombres recibió muchas críticas en redes sociales y en artículos periodísticos. Hubo quienes se sintieron engañados, quienes lamentaron su "oportunismo" por usar un nombre de mujer para empatizar con el público femenino, y quienes denunciaron una falta de respeto por todas las escritoras que tuvieron que ocultarse a lo largo del siglos tras un seudónimo masculino. 

"La polémica fue virulenta pero duró menos de lo que la gente recuerda -subraya sin embargo Díaz-. Entendimos las críticas y la decepción. Pero después nos hemos encontrado con miles de lectores en España y Sudamérica y nunca nadie nos ha dicho una mala palabra".

Sobre el regreso de Carmen Mola a Alfaguara tras su paso por Planeta, Mercero dice que el cambio forma parte del negocio: "Alfaguara nos hace la oferta para escribir la cuarta entrega de Elena Blanco, nos parece bien y lo hemos hecho. Somos profesionales de la escritura". Pero enseguida Martínez apunta que no hay pasos definitivos. "Ambas editoriales han entendido que hay dos líneas de Carmen Mola. La casa de Elena Blanco es Alfaguara porque es la que le ha dado una identidad, pero también estamos contentos por como ha ido La Bestia en Planeta y nos gustaría seguir explorando el género del thriller histórico. Es algo parecido a una custodia compartida".

Lo que sí parece seguro -así lo apunta el final de Las madres- es que habrá una quinta entrega de la saga. Hay que aprovechar el éxito y también la popularidad que le añadirá la nueva producción de A3 Series basada en las aventuras de Elena Blanco y su Brigada de Análisis de Casos. "Estamos satisfechos por como ha quedado la serie -afirma Jorge Díaz-. Paco Cabezas, el director, ha cambiado algunas cosas. Algunos cambios también los hubiéramos incluido nosotros, otros nos dan igual y con otros pensamos que lo nuestro estaba mejor. Pero al final el producto que ha salido es estupendo".