China, Serbia, México, EE.UU., Suiza, Ecuador, Francia, Sudáfrica, Finlancia, Nigeria... Cuatro continentes confluyen en las islas Canarias entre mañana y el 29 de enero de 2023 dentro de la la muestra colectiva e internacional con el propósito de reflexionar e investigar acerca de un futuro en el que la distopía horroriza la viabilidad planetaria. Sin embargo, la esperanza aún cabe, más si la acción revive la solidaridad humana.

La crisis climática es una realidad inapelable contra la que intentan interponer medidas los gobiernos, sociedades y comunidades en los ámbitos que están dentro de su círculo de actuación. En ese batiburrillo de inquietudes, ¿qué ha de decir la cultura al respecto? El Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) tiene algunas propuestas al respecto. Esta vez, tiende la mano en la exposición Con los pies en la Tierra a 35 artistas de 17 países del mundo que analizan y exhortan a la humanidad a hacer un cambio común y efectivo ante un efecto irreversible. Es más, la entidad museística se suma a la petición postal que realiza el artista Amy Balking para que la UNESCO reconozca a la atmósfera como un espacio común que proteger, urna a la que podrán sumar sus postales los visitantes mañana, viernes 7, en la inauguración a las 20.00 horas que estará abierta hasta el próximo 29 de enero de 2023.

La muestra recorre el edificio al completo como un árbol cuyas raíces están interconectadas a través de seis ecolaboratorios que tratan en conjunto la crisis climática y la justicia ambiental, como las luchas por la soberanía indígena, la igualdad de género, la resistencia contra los diferentes extrativismos, la sobreexplotación de la tierra y el agua, el legado del colonialismo y las estrategias económicas neocoloniales. Tal y como lo ven los comisarios Blanca de la Torre y Zoran Eric, a exposición clama por una "transición ecosocial", como advirtieron sus comisarios, ya que la cuestión es "pensar en clave de futuro, y no de regreso a futuro, donde el arte crea imaginarios más habitables".

La perspectiva de la muestra intenta ser esperanzadora a la vez que crítica con el sistema imperante

Por ello, la dinámica de trabajo ha sido compleja puesto que, entre los objetivos, se ha evitado el transporte aéreo para el traslado de obras. Por tanto, la ideación y producción de las mismas han sido tanto a distancia, gracias a la tecnología, como en la propia isla con el fin de disminuir al máximo la huella de carbono. Entre los 35 artistas, siete de ellos son los canarios Luna Bengoechea, el dúo PSJM formado por Pablo San José y Cynthia Viera, Javier Camarasa, Teresa Correa, Acaymo S. Cuesta en colaboración con el serbio Branislav Nikolic, Gloria Godínez y Pablo Sanz. Un hito que plantea a las Islas como epicentro de la transformación artística durante estos meses en los que el debate está abierto a la ciudadanía.

En palabras del director del CAAM Orlando Britto, este el compromiso del museo con el presente que acontece, "los artistas tienen la capacidad de contarnos las problemáticas desde territorios más sutiles, conceptuales y metafóricos", añadió. "El mundo en esa espiral de locura sigue en guerra, como se ve en las fotografías de Alexis W. , y todo esto aplaza la lucha por intentar detener el cambio climático y dejar el planeta más habitable y justo para las futuras generaciones". Al hilo de lo comentado, la consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Guacimara Medina, "la cultura es una herramienta eficaz para proteger a la naturaleza y contra la agresión de las personas".

Artistas unidos en el CAAM

Llena de luz, la instalación Transitions de Theresa Traore Dahlberg aprovecha los desechos de fábricas y circuitos electrónicos. Los transforma en un manto largo colgado y traslúcido en el que se decodifica la información escondida en los millones de códigos garabateados por la tecnología. Luego, en mitad de la oscuridad, la fotógrafa Teresa Correa forma un tríptico Espacio de Conquista. La socióloga se apropia del método científico y de las estructuras reticulares arqueológicas como vía de escape del conocimiento hegemónico. Reflexiona sobre qué se ha quedado al margen, tanto a partir de la mano momificada de una mujer -pieza cedida por el Museo Canario- como de una máscara que representa el pasado colonial.

La huella de carbono ha sido reducida al máximo gracias a la producción ‘in situ’ de las obras artísticas

Adelante, Luna Bengoechea reparte plátanos de escayola en Banana Dollar. Las 92 manillas representan el coste de la producción local, más caro e inaccesible que los millones de contenedores que llegan con importaciones exteriores, e interconecta con las fotografías impresas en cartón de nido de abeja de la serie Tortoise Ontologies, de Zira Saro-Wiwa. Esa crítica al entorno isleño y las implicaciones hacia su población está también en los paneles superpuestos de Acaymo S. Cuesta, quien ha recreado un gran dique que denuncia las implicaciones ambientales de la central hidroeléctrica Chira-Soria en la instalación ¿El interés general?

A la vez que la Tierra rota y el porvenir parece suponer un avance continuo, la basura humana construye metrópolis llenas de bolsas de plástico y bidones olvidados que interceptan el equilibrio medioambiental. A un lado, la fotolumiscencia de Tea Mäkipää alumbra en las paredes las especies en peligro de extinción, dentro de Escaping Days, mientras que Juan Zamora calienta las partículas de los dibujos y plantas intervenidas con biolumiscencia en Transplant (II); al otro, Mary Mattingly envuelve en una red sus pertenencias y las deja rodeada por las fotografías de basureros con una clara acusación al sistema de consumo que ha de decrecer para ser viable en un planeta infecto.

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Con los pies en la Tierra es una iniciativa que, junto a Aula Sostenible, a las líneas de los artistas en residencia y la temática del cuarto número de Atlántica, realiza el CAAM en cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con el propósito de hacer un espacio más amable y consciente con la naturaleza.