La del pasado domingo, en el parque Doramas, fue la primera actuación que el grupo SuRealistas ofrecía en un país que hablaba en su idioma: el castellano. Porque aunque el grupo sea de Italia, de donde son casi todos sus miembros, cantan en español por el liderazgo indiscutible de los compositores: los hermanos argentinos Jeremías y Joaquín Cornejo.
Por eso, y tras recorrer media Europa interpretando sus tres fantásticos álbumes, el grupo por fin recaló en una ciudad hispanohablante como Las Palmas de Gran Canaria. Pero lo que el grupo quizás desconociera es que estas islas, en medio del Atlántico, siempre han sido la llave de entrada de artistas europeos a América y viceversa utilizadas como laboratorio de prueba para muchos grupos y cantantes antes de dar el salto del charco definitivo. Por eso mismo, la positiva respuesta del público presente, poco habituado a que en el ciclo Música en el parque, apareciera una formación de la entidad de estos ocho jóvenes músicos, le depara un emocionante futuro.
Y lo que muchos intuíamos escuchando sus álbumes se hizo realidad sobre el escenario. SuRealistas, a pesar de la juventud de sus integrantes, es un grupo con una contundente, pero divertida y contagiosa, puesta en escena con mucho humor y desparpajo en la que se incluyen toques cabareteros y que trae a la memoria los mejores momentos de los añorados Madness o Mano Negra. Para empezar Jeremías Cornejo es un animal del escenario, un showman con carisma arrollador que ejerció como carismático maestro de ceremonias.
El comienzo, La vuelta, con toque de rumba y pop, ya presagiaba una mañana intensa, un directo imparable donde cada canción invitaba al baile y la locura, ya sea a través de son, rumba, reggae, cumbia, psicodelia o flamenco, y donde saxo, trompeta y flauta aportaban un color fundamental.
Un directo inolvidable con títulos arrolladores como Sin dios, Tierra o el tema dedicado a Mesi que pronostica un cuarto y delicioso disco de esta banda que es la esencia misma de la música mestiza de calidad del siglo XXI.
