Producir, consumir, desechar. Reducir, reutilizar y reciclar. Desechar, consumir, producir. Las tres erres de las prácticas sostenibles están entre la espada y la pared dado un sistema capitalista que no contempla otra forma de crecimiento que la de expandir permanentemente su crecimiento hasta el último rincón del planeta por explo(t)rar. Entre las dinámicas, salta la crítica artística con el fin de dotar de perspectiva la sinrazón que reina: Pilar Boullosa y Héctor Hernández son los creadores del programa Artistas en Residencia del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) que contribuyen a señalar estas cuestiones.

Durante tres semanas, los artistas seleccionados han compartido diálogos, experiencias, tal vez incluso trasvasado la esperanza y el desasosiego del mundo que los circunda mientras elaboraban las dos exposiciones que estarán desde hoy hasta el 20 de noviembre abiertas al público de martes a sábado de 10.00 a 21.00 horas, y domingos de 10.00 a 14.00 horas. Invasores. La pérdida de los localismos, de la gallega Boullosa, y Deconstrucción-construcción del residuo como objeto de consumo, del grancanario, son las muestras que completan el círculo iniciado con la exhibición internacional Con los pies en la Tierra.

Al abrir la puerta de su casa, Pilar encuentra dos matojos que, por comunes, son peligrosos: el rabo de gato y la caña. Coge las hojas de estas especies invasoras, las envuelve y sumerge en tinta, y ya llenas del líquido, las estampa contra la tela sinuosa que cuelga en la segunda planta. Alrededor de las huellas negruzcas conforman el cilindro de la instalación, como cianotipias, donde hay un hilo de cobre apenas perceptible que representa la silueta de las Islas, el sudeste asiático de donde es originario el vegetal felino o el cuerno africano.

Esa puntada no es otra que el recuerdo de la relación tan inestable entre tantas orillas que, a causa de la huella humana, provocan la extinción de las categorías endémicas, como ocurre con la economía local que desaparece frente a las marcas internacionales. "Esta es una metáfora visual que compara a las plantas invasoras con cómo el ser humano se aprovecha de este mundo", explica. "La globalización, destructiva, absorbe lo local en favor de lo global". Con reminiscencias a la creación china, la tela ligera recuerda el pesado movimiento que pesa en los hombros de la humanidad y la responsabilidad inherente de sus acciones.

Las latas del montón

Canarias, ecosistema vivo de especies inauditas dada su triangulación continental, también tiene un claro problema con la gestión de las basuras. Dentro del proyecto Diogénesis, el artista en residencia Hernández tomó las latas como la protagonista: "A través del síndrome intento analizar el desarrollo de las sociedades actuales que nos conduce a esta rueda de producción, consumo y desecho, por lo que dirigí mi mirada hacia ese desecho para hacer mi obra". La lata, fabricada en la II Guerra Mundial, atrajo su atención en 2017, momento en el que ha resignificado la pared, el cuerpo y el domo de la estructura, "el espectador así no podrá discernir con qué está hecho en este momento".

Acompañando a las piezas, un vídeo perturbaba el ambiente con un sonido insistente, "extraigo muchas imágenes de fábricas y las voy superponiendo hasta que creo una abstracción con la que realizo un paralelismo con los vertederos físicos, dado que la acumulación virtual de la era digital también será difícil de mantener". El propio arte está condenado a la conservación, tal vez al olvido, por lo que la vida de Diógenes vuelve a estar al servicio del sistema, "tan grave y precario". El segundo paso es el rediseño y lo hiperestético del objeto, el cual pasa a ser susceptible de formar parte de colecciones de arte, de rincones de salón, de ser estudiado y alabado, cuando el origen está en un remache de cualquier lata tirada a las cunetas de una carretera.

La consejera de Cultura, Guacimara Medina, indicó durante la presentación que el Archipiélago se hacía eco de las preocupaciones y sensibilidades mundiales "con proyectos novedosas que ponen de manifiesto el compromiso del CAAM con el desarrollo sostenible de los territorios vulnerables con una apuesta por nuevas referencias y la búsqueda de herramientas oportunas para compartir el cambio climático". Junto a ella, Orlando Britto, director del CAAM, alabó tanto el trabajo conceptual como su formalización, "lo evidente es el alto nivel de los artistas en las Islas, donde se ve un compromiso con su contexto".

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Además, recordó que la iniciativa está enmarcada dentro del compromiso que desarrolla el centro museístico a favor del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En consonancia, las residencias complementan la muestra habida ahora en las demás plantas y, por otra parte, es puente con la exposición colectiva Territorio CAAM que habrá en colaboración con el alumnado de la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria en diciembre. A ello, se le añade la celebración de la tercera edición del Aula Sostenible en el municipio de Tejeda en dicho mes y la publicación de la revista Atlántica con relación a esta temática.

Pilar Boullosa y Héctor Hernández contribuyen con una reflexión crítica y una estética depurada al debate. Unas obras abiertas a las preocupaciones y exhortaciones de una sociedad que busca soluciones por doquier.