Luces, música, tacón y a lucir. Octubre, oleaje de fondo y a 22º bajo el azul prístino de Maspalomas. Con un cóctel imaginario en mano, las gafas de sol bien puestas y los accesorios imposibles para reconvertir las playas y los posados de piscina en escaparates de ensueño, los diseñadores de todo el mundo dedicaron sus más esmeradas creaciones a la primera jornada de la Gran Canaria Swim Week by Moda Cálida. La exhibición contó con la orfebrería de 32 modistas, de los que 15 son en esta edición locales, sobre la pasarela exportó una imaginería llena de exotismos, vapores y colores frescos al próximo verano 2023 delante de casi 600 personas con un mensaje claro: no juzgar a los cuerpos.
La colaboración entre el Cabildo insular e Ifema Madrid tuvo a una primera protagonista de excepción: Dolores Cortés. La heredera de la saga familiar viajó hasta los confines de Tailandia en busca de estampados geométricos, llenos de espirales, triangulaciones y argollas que aportaron solidez a una prenda que está pensada para ir tanto al borde de la piscina como para tomar algo en la terraza.
En combinación con un negro vigente, las modelos lucieron tonos rosáceos -tendencia la próxima temporada- y azuláceos, así como caquis que aportaban calma y reflexión a sus pasos. Esa idea de disfrutar de los atardeceres por la avenida se vio reflejada en los conjuntos acompañados por caftanes y pantalones ligeros cuya soltura contrastaba con la profundidad de los escotes largos en las modelos de todas las tallas y edades. Eso sí, la comodidad es un punto sin discusión entre los bosquejos de Cortés: la espalda está surcada por líneas sinuosas que no suponen ninguna presión.
El desenfado fue la entrada de Bohodot. La marca catalana está escoltada por un carácter joven y divertido que ve en los largos paseos a la orilla de la playa o los chiringuitos el plan perfecto tras una partida a las palas. Van de un extremo a otro: talle alto que cubra cadera y vientre y bajos diminutos brasileños que dejan poco lugar a la imaginación. Esa afrenta viene con un carácter romántico, lleno de estampados florales, rosas, amarillos chillones para cuando esté el moreno listo, que replica al mismo tiempo las tendencias de las redes dando lugar a los bikinis del revés que popularizaron las Kardashian. La estética naíf dio pie a los volantes en escotes asimétricos y lazadas dobles en la espalda, todo ello, con telas metalizadas que convierten a una en foco de atención. Esta incursión no deja de atender a un marcado mensaje medioambiental de la firma puesto que el 60% de los tejidos utilizados para los bañadores es de nylon reciclado de las botellas recogidas de los fondos marinos.
Desenfado y ligereza
La única pasarela profesional de moda baño de Europa es una de las bazas más potentes del sector textil de Gran Canaria. Sabedora de ello, la canaria Nicole Mentado y su Maldito Sweet trajo de Tulum, México, las reminiscencias de una mujer atrevida, colorida, que no ceja en su empeño por mostrar su cuerpo tal y como es. Con una predominancia del azul klein, el rosa chicle, dorados y temáticas multicolor pop, vistió a cada una de sus modelos con una redecilla llena de brillantes sobre sus cabezas.
Este signo disruptivo fue más significativo con la aparición en varias ocasiones de dos modelos, una de tallaje pequeño y otra de talle grande, que desfilaban juntas con el mismo look con el fin de concienciar sobre la multiplicidad y aceptación de cualquier tipo de cuerpo. Los aretes que unían las dos partes del pecho, además de las licras, borlas volantes, tachuelas, transparencias o los cortes asimétricos solo eran el prolegómeno para un body con rayas de cebra y manga larga que, traído del mundo del surf, fueron el punto culmen de su colección.
De repente, llegó la calma con la brisa de Mola Mola, de las hermanas colombianas Adriana Dangond y Ana Cecilia. La marca aterrizó por primera vez en Gran Canaria con la firme intención de hacerse hueco en el mercado europeo, pues este evento no deja de ser un aliciente para mejorar los acuerdos comerciales entre los intervinientes. Por ello, lo hizo con sutileza pero firmeza: los pasteles trajeron las novedades en la pista, tanto el cuello halter como el cuadrado que dejó sorprendido al espectador. Después de vestir a estrellas como Eva Longoria o Ricky Martin, Mola Mola entremezcla sin pudor: topos con piel de cebra, partes de abajo en rayas con hojas que crecen en la parte superior, el estilo crucero afrancesado en contraste a los blancos etéreos, o los acabados abombados que se acompasaban con los ritmos de bossa nova.
Alta costura
El ecuador del primer día de Moda Cálida lo marcó Victoria Cimadevilla con una apuesta definitiva: alta costura en moda de baño. Feeling good vibró en el sol naciente de una mujer que queda convertida en una flor espectacular. Con una trayectoria corta e intensa, la ovetense aglutina tanto su experiencia tanto de azafata de vuelos como en arquitectura para confeccionar diseños limpios y simples con base de neopreno sobre las que añadir capas interminables. Las camelias llenaron los pechos con tonos monocromáticos tanto en fucsia, amarillos y púrpuras que dejaban al aire el hombro para extender la presencia del tocado, y giros inteligentes, como la emulación de un esmoquin o volantes andaluces que destacaron la destreza de su autora.
La muestra, cargada de glamour, mereció el aplauso que conmovió a Cimadevilla. El público recibió con igual expectación a Alexandra Miró, una de las firmas internacionales invitadas para la ocasión con residencia en Reino Unido. El primer diseño fue una invitación a la multiculturalidad: un vestido con evocación flamenca. Tras este, llegó una propuesta plagada de una estética minimalista y sobrio donde destacaron los oscuros frente a las horas antes saturadas de motivos hipersensibles. Con talles altos y aperturas en cintura, cobró protagonismo el cinturón ancho. Una distinción que, frente a lo adusto, aligeró el carácter con la combinación de gasas y licras en la colección. Las siluetas, seguras, dieron paso a rojos sangre que volvieron a dar a entender que esto no solo trata de una salida rápida a la playa, sino de un estilismo inmaculado.
Un inciso llamativo lleno de chácaras y tambores fue el de Nuria González. Veterana de Moda Cálida, la diseñadora revolvió las entrañas de la tierra canaria amazigh para unirla tanto con las raíces étnicas de las selvas amazónicas como de los orígenes africanos de la humanidad. Los térreos, nudes, tostados y anaranjados invadieron las propuestas que utilizaban la rafia tanto en cinturones como en el tocado cloché. Al estilo de las pintaderas, la simbología lleno de estampados las piezas que, al mismo tiempo, hacía referencia a la montaña de siete colores como una búsqueda geográfica de miles de años que, finalmente, desemboca en el mar.
Tras ella, Gottex invadió la escena como una de las grandes casas en moda de baño. Al mando, Keren Gasner Ziv va en busca de ese lujo que marca la entidad de su firma. Con comodidad y colores brillantes, rehúsa de lo aparatoso y se conforma con las líneas rectas y tradicionales que, a su vez, buscan en los berenjenas, verdes y palos la soltura de una nueva generación a la que se dirige. En consonancia, Melissa Odabash, internacional y curtida en la industria textil, dio luminosidad entre acordes de Donna Summer con un concepto que entremezcló tanto el estampado abstracto como las formas de la década de los 60 tanto en las lazadas, terminaciones y cruzamientos de escote que, poco a poco, derivaron en los ocres y oscuros.
Una hazaña de cinco horas que contó con Desiré Cordero, Lorena Durán o Nora Vara, quienes trabajaron en destinos paralelos con los perfiles aglutinadores de millones de seguidores que fueron invitados a la cita, como la supermodelo canadiense Coco Rocha. La pasarela de Moda Cálida, retransmitida en directo con la presentadora Nayra Santana y el experto Álvaro Hernández, volvió a convertir Gran Canaria en referente mundial.
