La primera exposición individual de la artista Jane Millares abrió sus puertas en El Museo Canario, en la capital grancanaria, en un acontecimiento cultural revolucionario en plena dictadura franquista, en 1955, a los 27 años. Luego, la primera gran exposición retrospectiva de su obra artística se celebró en el antiguo San Martín Centro de Cultura Contemporánea, adscrito al Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), en 2012, a sus 84 años.
Esto se traduce en un lapso temporal de 57 años, en el que la constatada evolución plástica de la artista, su modernidad y su hibridación estilística, que cristaliza en una producción artística prolífica y continua, no halló el reconocimiento y valoración por parte de los museos y centros de arte de su tierra hasta más de medio siglo después de su debut.
La obra de Jane Millares siempre ha recibido elogios, pero bajo una mirada paternalista
En la última década, desde la citada retrospectiva dedicada a su trayectoria, comisariada por la historiadora del arte, comisaria independiente y gestora cultural Laura Teresa García Morales bajo el título Diario de una pintora, el nombre de Jane Millares ha ido plegando, poco a poco, ese manto de silenciamiento que extiende el canon patrilineal y androcéntrico del arte sobre la obra de las mujeres artistas.
Antes de esta fecha, ya se habían acometido procesos de recuperación y exhibición de su obra, como una muestra antológica comisariada por Teo Mesa y Paloma Herrero en el año 2000, donde, tal como señalaba la investigadora, comisaria y docente Yolanda Peralta en un monográfico dedicado a la artista en LA PROVINCIA en 2018 con motivo de su 90º cumpleaños, se distingue el trabajo artístico de Millares, sobre todo, por sus cualidades femeninas, como «su indigenismo tierno y delicado».
Paternalismo
En líneas generales, la obra de Jane Millares siempre ha recibido elogios por parte del público y la crítica especializada, pero empañados a menudo por una valoración paternalista que empequeñecía y limitaba su proyección a la hora de trascender.
Pese a la importancia de las iniciativas de visibilización de las obras creadas por mujeres, el lugar desde el que se mira y se juzga la obra de las artistas conlleva un hondo trabajo de deconstrucción de estereotipos y clichés si el verdadero objetivo es equilibrar el relato y contar una historia del arte más completa, real e igualitaria.
Así, incluso en este siglo XXI, Jane Millares caminó varios pasos por delante del tiempo que le tocó vivir, si bien es ahora cuando parece dibujarse por fin un marco favorable para ahondar y comprender la envergadura y relevancia del papel que desempeñó en el contexto del arte a escala regional y nacional.
Y como sucede siempre, el compromiso de las mujeres que rescatan el legado de otras mujeres es el que reescribe esta historia paralela o «contrahistoria» para subvertir un canon estructural que sesga, de distintas maneras, las aportaciones de las mujeres artistas.
En este sentido, el trabajo de investigación acometido por García Morales, la mayor experta en la obra y vida de la pintora grancanaria, ha (re)situado el canon propio de Jane Millares en el mapa artístico regional y nacional, lo que posibilita la expansión de su singular mirada sobre la identidad canaria y la situación de la mujer rural como una página fundamental para comprender la historia del arte del pasado siglo XX.
La investigadora Laura Teresa García es un ejemplo de esas mujeres que rescatan a mujeres
Además de la amplia retrospectiva en San Martín, el pasado 2019 vio la luz la biografía Jane Millares Sall. Identidad, género y tricontinentalidad en la ultraperiferia española, de la mano de la editorial Sílex, pergeñada por la investigadora tras 10 años de investigación y documentación. Este volumen reúne los aspectos más destacados y representativos de la trayectoria de la artista, con más de 160 reproducciones que recorren casi todas sus etapas, estilos y lenguajes artísticos.
Y el pasado 2021, la Biblioteca de Artistas de Canarias (BAC), que ha cambiado su denominación anterior, Biblioteca de Artistas Canarios, a una más inclusiva, incorporó a su colección, editada por el Gobierno de Canarias, el monográfico número 65, dedicado a Jane Millares Sall. Se trata de un estudio crítico alrededor de su universo creativo, que se estructura bajo una perspectiva circular escindida en ocho epígrafes: La familia, Jane Millares a vista de pájaro, Conciencia feminista, Lo que duele al lienzo, Un lugar en la historia, Construyendo identidad, El origen está en el barrio y Retazos de intimidad.
Por tanto, el legado artístico de Jane Millares, su trayectoria de claroscuros desde la penumbra de los márgenes del sistema patriarcal hasta la luz de la memoria rescatada, que desde hoy se eterniza en sus obras, urge a seguir abriendo caminos en esta dirección, donde el canon propio no devenga del hecho de ser mujer, sino de ser artista. De las grandes.
