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Arte
Leopoldo Emperador Escultor

«En ‘Baos’ se revela la belleza que hay en la compleja estructura de un barco»

En los jardines del Centro Comercial El Muelle se encuentra ubicada, desde el pasado 10 de octubre, una imponente obra del escultor grancanario Leopoldo Emperador de seis metros de altura que refleja cómo es la estructura interior de un barco

El escultor Leopoldo Emperador en el taller Feroher en un momento del trabajo de la escultura ubicada en los jardines del Centro Comercial El Muelle. | | LP/DLP

En los jardines del Centro Comercial El Muelle se encuentra ubicada, desde el pasado 10 de octubre, una imponente obra del escultor grancanario Leopoldo Emperador de seis metros de altura que refleja cómo es la estructura interior de un barco. La obra, realizada en acero corten y pintada en rojo, representa los elementos constructivos de las cuadernas y el baos, y es un homenaje al trabajo de la reparación naval.

¿Cómo ha planteado la elaboración de esta obra que le han encargado los empresarios del Puerto de la Luz?

En 2019, recibí, de manos de Vicente Marrero, Presidente de Femepa en aquellos momentos, el encargo de hacer una escultura que homenajeara a la reparación naval, encargo que se tradujo, a mi regreso de China donde estuve trabajando, en la escultura Baos. Mis recuerdos de infancia, finales de los 50 del siglo pasado, me llevan a rememorar el Puerto de Santander, con el paseo Pereda incrustado en la actividad portuaria y urbana, donde entonces, los barcos que recalaban al norte industrial seguían arribando allí con su trasiego de mercancías. Era un espacio de esparcimiento ciudadano porque el puerto y la ciudad eran un corpus. Ya de regreso a Las Palmas, a principios de los sesenta, también los tinglados portuarios de nuestra ciudad me confirmaban, más aún si cabe, mi condición de hombre urbano y ribereño apegado a la contemplación del horizonte, a mi ensoñación y a mi predisposición al imposible. De esta contemplación portuaria surge la composición de la obra, con esa estructura geométrica que nos recuerda cuán simple y compleja a la vez es la construcción de un barco, su armoniosa estructura interna, que permanece oculta a la realidad de su cometido, y que solamente aquellos que participan en su elaboración se deleitan con esta belleza que, de alguna manera, he querido revelar a los ojos de los ciudadanos. La escultura, es pues un homenaje a los trabajadores y empresas dedicadas a la reparación naval.

¿Ha querido homenajear a algunos maestros en particular?

A los carpinteros de ribera. La reparación naval comenzó en 1492, con los trabajos que Cristóbal Colón realizó en la carabela La Pinta, para proseguir su viaje hacia el descubrimiento de América, lo que devino posteriormente en estos carpinteros de ribera, maestros importantes en el desarrollo de nuestro puerto, y su estratégica situación de reparaciones y avituallamiento naval. La carpintería de ribera es un oficio tradicional, eternamente ligado al mar, a la construcción y reparación de barcos y pequeñas barcas de pesca. El carpintero de ribera traza, corta, labra y monta las diferentes piezas que conforman la estructura de los barcos de madera. Conocimientos y experiencias que han ido adquiriendo a lo largo de los siglos y que se han transmitido con el trabajo diario entre maestros, artesanos y aprendices de diferentes partes del mundo, enriqueciéndose todos de este intercambio cultural y profesional que no conoce fronteras. La planificación y el montaje de un barco de madera no es solo una labor fundamentada en normas y reglas de la geometría y la mecánica, sino que también tiene una componente mágica imposible de expresar en palabras y difícilmente cuantificable, pero que queda impregnada en cada detalle del barco.

¿Qué le parece el que se haya situado en los jardines del Centro Comercial El Muelle?

En un principio, la escultura se iba a instalar en el paseo nuevo que une la Base Naval con el Parque Santa Catalina. Pero problemas inesperados motivaron su traslado a otro espacio urbano. Había una premisa que era importante para mí, y era que debería situarse en algún lugar donde antaño se ubicaron los carpinteros de ribera. Esto era esencial para contextualizar su contenido conceptual. No hubiera tenido sentido ubicarla en cualquier otro espacio urbano. Aquí intervino la Autoridad Portuaria de forma significativa y generosa. Es decir, me propusieron varios espacios alternativos siempre dentro de los límites de competencia de la Autoridad Portuaria, y evidentemente, yo como autor, elegí el que consideraba más apropiado para dotar de significado a la escultura. Por otra parte, la actual ubicación, la hace más próxima al ciudadano, pues está a su escala, no se encuentra ubicada en un espacio donde su apreciación es, digamos, fugaz; es decir, en una rotonda o cualquier otro espacio más enfocado al tránsito de vehículos. Por otra parte, es por así decirlo, la puerta de la ciudaddesde el mar, por donde acceden a la urbe los que nos visitan desde el atlántico.

Momento de la inauguración, con las presencias de Felipe del Rosario, Roberto Santiago, Vicente Marrero, Leopoldo Emperador y Yaiza Enriquez. | | LP/DLP

¿Cómo ha reflejado los elementos constructivos de las cuadernas y el baos?

Como anteriormente comenté, la construcción de un barco, sus elementos constructivos, permanecen ocultos al ciudadano de a pie. Solamente, cuando visitas los astilleros, puedes acceder a esa belleza de geometrías que conforman el, digamos, esqueleto de un barco. He pasado muchas horas trasteandoen Astican, allá por los principios de los 90 del siglo pasado. De hecho, toda mi escultura surge de esos momentos. La serie de esculturas Na-Ànimis, de esos años, surgen de una reflexión tras el periodo de arte conceptual que desarrollé entre los años 70 y finales de los 80. Para hacer una obra titulada Trasvase a la memoria y que se ubicó en el paseo de Las Canteras, en el contexto de la exposición Mareas, tuve que acudir a los astilleros, donde en aquel entonces, era el único lugar de Las Palmas, donde se podían hacer cortes de hierro con sistemas informáticos, cortes muy precisos. Actualmente, cualquier taller lo resuelve fácilmente. Pues bien, allí, encontré lo que era una paradoja en sí misma. De la alta tecnología naval, el vacío de lo útil, la «chatarra», se convertía mediante el ensamblaje de piezas encontradas, en objetos, esculturas de un carácter primitivo que me hicieron volver a indagar sobre la escultura de las vanguardias históricas. Evidentemente, solamente si tus preocupaciones estéticas están alerta, serás capaz de ver el potencial de ello.

"La obra surge de mi condición de hombre urbano y ribereño apegado a mirar hacia el horizonte"

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¿Se ha inspirado en algún barco en particular?

No en particular, aunque siempre me han fascinado los barcos, desde mi más tierna infancia. Me he criado en un puerto y convivía a diario con todos ellos. Unos más espectaculares, otros más modestos. Pero todos en sí, abarcando un misterio en sus entrañas. El viaje, el regreso a Ítaca. Ulises.

¿Cuál ha sido la mayor dificultad técnica que ha tenido a la hora de elaborarla?

Afortunadamente, he contado con la colaboración, conocimiento y buen hacer de Felipe del Rosario, propietario del Taller Feroher, y de Juan Carlos García, ingeniero jefe del taller. Afrontar la realización de una escultura de esas dimensiones, requiere de personal especializado y comprometido. Aquí, debería mencionar, al arquitecto Vicente Miravalle, por su ayuda en el desarrollo de los planos constructivos de la escultura y de Pedro Romera, arquitecto también, en el diseño de la peana y su sistema de anclaje. Bien es cierto también, que desde un principio todos los implicados, mostraron su interés por llevar a cabo el proyecto. Creo que la única dificultad que encontramos y que no era precisamente técnica, fue la pandemia. Esta nos cogió justo a las pocas semanas de haber empezado a elaborar la escultura. Fueron casi dos años de incertidumbre y desasosiego, e incluso, en algún momento, de flaqueza. Pero, afortunadamente, el impulso de todos los implicados en el proyecto nos llevó a encarar la finalización de la obra. Aquí, fue fundamental, también, Roberto Santiago, de Carenados Canarios, quién en muy breve tiempo, resolvió el tema de la pintura dándole el impulso final. La obra, desde el principio estaba pensada para ser pintada en rojo, el mismo color de la señaletica usada en la reparación naval. La obra está elaborada en acero corten, pero su coloración de óxido no me parecía lo más adecuado para una obra de este empaque y que por su ubicación, como antes comenté, a escala del ciudadano, donde pudiera dialogar con ella de tú a tú, resultaba algo, digamos, sucio. Debería ser limpia, como su propia estructura geométrica.

¿Qué ha supuesto la obra de Martín Chirino en su trabajo como artista?

A Martín Chirino le conocí allá por el año 1973 o 74 del siglo pasado. Yo era un joven con «intuiciones» artísticas. Sabía que él venía todos los veranos a su Canteras amada, por la zona de La Peña de La Vieja. Yo, atrevido, como no se puede ser de otra forma si eres joven y quieres ser artista, sobre todo en aquellos años de plomo, fui osado y un día me acerqué a Las Canteras, dotado de un pequeño librito que editaba el antiguo Museo Español de Arte Contemporáneo sobre la obra de Martín, con la intención de conocerle. Comprenderás que algo «asustado» estaba. Esperaba encontrar a un hombre que ya era un gran escultor del panorama español, pensaba que podría ser difícil de que me atendiera, pero cuál no fue mi sorpresa que encontré a un hombre generoso, amable y sabio. Con ello quiero decir, que desde aquel momento nos hicimos amigos, amistad que duró hasta su fallecimiento. Para mí, esta amistad supuso el aprendizaje que no había tenido en mis años de estudios en la Escuela de Bellas Artes. Si algo me enseñó Martín, fue que ser artista es una vocación, una dedicación a tiempo completo, con los sinsabores que a veces entraña esta profesión y los momentos «gloriosos» de hallarte en tu espacio vital. Es decir, en la soledad de tu taller dialogando con los materiales, las ideas y las dudas. Sin duda, esta es la gran enseñanza de Martín. Han pasado muchos años desde entonces, pero aún siguen vivas en mi memoria las conversaciones que, sobre arte y lo que significa ser artista, teníamos con frecuencia. Era nuestro espacio vital de diálogo y de entendernos a nosotros mismos. En definitiva, su mayor enseñanza no fue en el aspecto, digamos, técnico o estético, fue sobre actitudes y modos de ser. Considero que los artistas debemos ser generosos en este mundo que se ha vuelto tan «individualista».

"La planificación y el montaje de un barco tiene un componente mágico imposible de expresar"

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¿Se ve como un sucesor suyo?

No creo que Martín pueda tener un sucesor, él es único en su obra y pensamiento. De todas maneras, eso no entra en mis preocupaciones. Yo sigo mi camino y de sus enseñanzas aprendí a ser honesto conmigo mismo en todos los aspectos de la vida.

¿Cómo definiría las obras suyas que están distribuidas por distintos puntos públicos de la geografía de Canarias?

Pues cada una obedece a diferentes momentos vitales y de pasión. Y en esto me remito a Martín que decía «sin pasión, no hay vida».

¿Qué le parece la situación de la escultura actualmente en Canarias?

Particularmente, la situación del arte en general en Canarias, en cuanto a obras y artistas, lo veo bastante potente. Otra cosa son los canales de distribución y el coleccionismo. Aquí, pondría un suspenso rotundo. Vivimos en el siglo XXI y con una herramienta potentísima como es internet y las redes sociales, pero en cuanto a dar a conocer la obra de los artistas canarios, distribuirla, darla a conocer físicamente, más allá de nuestras líquidas fronteras, sigue siendo una asignatura pendiente. Canarias adolece bastante de un ecosistema que permita su sano desarrollo. A fecha de hoy, y tras conseguirse en la reforma del REF en 2018 que las obras de los artistas canarios puedan circular libremente por el territorio europeo, sin trabas y costes aduaneros, tal y como lo recoge artículo 25 bis de la ley, sigue sin que el Gobierno de Canarias demande al Gobierno Central su cumplimiento e implementación. Seguimos teniendo esos problemas porque el artículo publicado en el BOE, no ha sido contemplado. Y esto, es un gran impedimento para el sano desarrollo del arte y de los artistas canarios.

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