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Artes escénicas | Adiós a un referente del teatro

Luz eterna de un Profeta

El sector del teatro en Canarias despide a Juan Ramón Pérez, cofundador de Profetas de Mueble Bar | Alcántara y Navas: «Se nos ha ido un amigo tan bello»

Arriba, Profetas de Mueble Bar. Abajo, a la izq., Juan Ramón Pérez; a la dcha., un homenaje de Paco Sánchez. | | LP/DLP

Juan Ramón Pérez (Las Palmas de Gran Canaria, 1959-Madrid, 2022), cofundador-director de la compañía Profetas de Mueble Bar junto a Carmelo Alcántara, Fernando Navas y el desaparecido Juan de la Cruz, falleció el pasado martes, a los 63 años, como consecuencia de un cáncer. Su muerte ha conmovido a todo el sector del teatro en Canarias, donde Pérez se erige en un referente que abrió el camino a comienzos de los años 80.

«Sin Profetas, hoy no se entendería el teatro en Canarias. De la nada, ellos crearon todo», sostiene la actriz Mari Carmen Sánchez en relación a Profetas de Mueble Bar, la prestigiosa y veterana compañía grancanaria que, 42 años después de subir el telón de la innovación y la transgresión en los escenarios de las Islas, pierde a Juan Ramón Pérez (Las Palmas de Gran Canaria, 1959-Madrid, 2022), uno de sus fundadores-directores y eterno referente. Su último acto se prolonga hoy en la memoria de todo el amor y admiración que sembró entre las generaciones del teatro del último medio siglo en Canarias y, sobre todo, en el corazón de Fernando Navas y Carmelo Alcántara, sus dos mosqueteros en Profetas.

El fallecimiento del director, productor y actor teatral el pasado martes, a los 63 años, como consecuencia de un cáncer, conmueve al sector del teatro y las artes escénicas en Canarias, donde Pérez se forjó un nombre propio en primera fila del sector junto a Navas, Alcántara y el desaparecido Juan de la Cruz, cofundadores y directores de Profetas de Mueble Bar, una de las compañías más destacadas y señeras de las Islas, en 1980.

«Juan Ramón lo ha sido todo en el teatro. Una luz en nuestro camino teatral, que ha iluminado a muchos del teatro en Canarias», manifiesta Carmelo Alcántara desde Madrid, compañero de tantas aventuras en los escenarios, entre bastidores, y por supuesto, a la salida, cuando se encienden las luces y sigue la vida. «Hemos caminado más de 40 años juntos», señala. «Más que compañeros de trabajo, hemos sido hermanos».

Siempre, Doña Frasquita

El peor golpe al centro de Profetas solo ha encontrado alivio en la complicidad del teatro, recuerda Alcántara. «En los últimos meses, yo iba a visitarle y le decía: Ay Frasquita, mi niña, que me enteré de que está usté enferma. Y él me decía: Ay, aquí sigo, doña Lola, jodida y mal pagá», relata el también actor y director, evocando los diálogos de ¡Ay, Canarias mía!, de Profetas, «donde tanto nos reíamos los dos con esos personajes y sus ordinarieces canarias». «Ahora se me ha ido Frasquita», lamenta Alcántara, emocionado. «Me queda un vacío muy grande, que no sé cómo vamos a llenar».

Luz eterna de un Profeta

Y es que asegura que Pérez fue «la persona más generosa, humilde y noble, además de muy inteligente, porque sabía muchísimo de teatro y nos transmitió todo eso a nosotros. Y siempre con esa sonrisa tan divina que tenía». Le suscribe su compañero Fernando Navas, a su lado, en Madrid: «Se nos ha ido un amigo tan hermoso».

«Juan Ramón y yo nos conocíamos desde los 14 o 15 años, desde que éramos unos pipiolos que miraban el mundo asombrados y descubrían el arte juntos. Y hasta el final hemos compartido vida, arte, amistad». Como su compañero, subraya «su sonrisa, su saber estar, su elegancia, su estar para el otro y enfrentar los problemas casi como si se disolvieran en el aire. Y al mismo tiempo, siempre fue muy preciso y claro, muy imaginativo y enormemente formado». «Recuerdo caminar juntos Las Palmas de Gran Canaria de punta a punta discutiendo sobre el arte escénico», comenta. «Cuesta asimilar que ahora toca caminar sin él».

Y también en esa ausencia en el teatro y en la vida transita Mari Carmen Sánchez, asidua de montajes de Profetas como Divorciadas, evangélicas y vegetarianas, Mariquita aparece ahogada en una cesta o La boda de los pequeños burgueses. «Es que ellos fueron los pioneros, los valientes y los que arriesgaron. Sin Profetas, yo tampoco me dedicaría a esto», revela la actriz de series como Hierro y obras como Yo amo a Shirley Valentine, pues «cruzarme con ellos fue determinante para que me decidiera a ser actriz». «Y Juan Ramón, en concreto, era un gran director, un gran creador y, sobre todo, una gran persona, con muchas ganas de vivir», añade. «Una persona muy, muy culta, siempre con una gran sonrisa. Y hay muchos profesionales en Canarias que nos dedicamos a esto gracias a que Profetas existieron».

Así lo afirman jóvenes productores teatrales, como Raúl Morán, de Ángulo Producciones: «Juan Ramón Pérez, profeta, artista, maestro y amigo, ha sido indispensable de la historia del teatro en Canarias, una persona de lo más amable, que ha marcado el camino a muchos hijos de la profesión», apunta. En esta línea, también el dramaturgo Paco Sánchez manifiesta que «la ausencia de Juan Ramón Pérez la sentimos todos los que amamos y formamos, de alguna de las muchas maneras posibles, parte del teatro canario». «Nunca trabajé con él, pero siempre le sentí compañero y maestro. Los Profetas, nada menos. En Canarias no habría teatro sin él. Por ello, ahora debemos hacer teatro sin él. Se baja el telón de alguien que lo abrió para muchos».

Para Gonzalo Ubani, director del Cuyás, el bagaje artístico y vital de Pérez le aupaba a la categoría de «prescriptor». «Esas pocas personas tan leídas y vividas que abren caminos en cualquier aspecto de la vida», indica. «Yo conocí a Juan Ramón hace 22 años, los que llevo aquí, y siempre me pareció un tipo de los que me gustan: culto y muy coñón. Luego, siempre corroboré esa impresión en lo artístico y lo profesional», añade. «Y como epílogo, suscribo que Profetas ha sido y es historia del teatro en Canarias».

La última historia de los tres Profetas se titula Diario de un loco, que se representa el próximo 23 de noviembre en el Auditorio Alfredo Kraus tras su estreno absoluto en el Teatro Guiniguada, el pasado octubre. Así lo recuerda Daniel Tapia, director de este último recinto grancanario. «Esa función fue muy emotiva, porque Juan Ramón estaba entrando y saliendo del hospital, y los nervios estaban a flor de piel. Me impresionó que, con todo lo que estaban pasando, sus compañeros tuvieran esa capacidad para concentrarse en hacer su oficio y sacar la función adelante», relata. «Realmente, ese es el mejor homenaje que le podían hacer a un histórico del teatro y un luchador».

Emocionado, Navas dedicó esta última obra desde el escenario a Juan Ramón. Los Profetas esperan poder celebrar un homenaje a su memoria pronto, aunque recuerdan que el mejor tributo es «mantener su trabajo en pie» y «seguir luchando y apoyando el teatro». «Y Juan Ramón va a estar soplando desde donde esté para que nos vaya bien», añade Alcántara.

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