La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica

‘Shibboleth’ y ‘Amazon’, brillantes metáforas sonoras

Dirigida por el maestro valenciano Josep Gil, la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria ha ofrecido dos estrenos de compositores isleños, la tinerfeña Gloria Isabel Ramos Triano y el grancanario Juan Manuel Ruiz. Dos partituras de excelente traza musical y técnica, que acreditan la ya larga experiencia creadora de ambos y el dominio de los medios de gran formato. En otras palabras, la plena madurez.

Empezando por la pieza de Ruiz, su título, Shibboleth, sugiere algo más que una palabra de origen hebráico. Simboliza una idea presente en todas las lenguas europeas: el idioma del verbo plurisignificante, común en la España de las Tres Culturas, que aún sobrevive bajo la denominación unamuniana de “chevolete”. El compositor se sirve de una macroorquesta y un coro que canta o recita el texto de Diego Valverde Villena inspirado en la idea ecuménica de la palabra universal, con acentos y sonidos del antiguo hebreo y una recurrente inspiración en las ideas espaciales o cósmicas del compositor. La orquestación, expansiva hasta el universalismo, desarrolla el concepto en bloques atonales de gran eficacia sonora para caracterizar los rasgos diferenciales del grandioso espacio plurisemántico reconstruido en la variación hecha unidad. Enormes bloques instrumentales y emisiones corales sostienen la gran utopía con una belleza sonora que asimila la huella eterna a la contingencia de nuestro tiempo. Fantástica visión, instrumentada con poder y saber notabilísimos. La Orquesta y el Coro filarmónicos bordaron la obra, controlada en todo momento por el maestro GIL

De Ramos Triano, muy buena directora orquestal y coral, sabíamos poco desde que se ubicó en Suiza como directora y docente. De su propia creación, es posible que tan solo haya llegado a nosotros una parte muy breve. Su nueva presencia también ha sido muy celebrada por el público. Amazon es un jubiloso poema sinfónico, también para megaorquesta, con la animación y la alegría como ingredientes primordiales. Admirable orquestadora, la tinerfeña maneja las secciones y el tutti con auténtico virtuosismo, haciendo brillar las ideas deportivas y jocundas con riqueza coloristica, inmejorable, mientras que los “affetti” cantan en las cuerdas con ternura capaz de compensar y equilibrar la masa enorme que la compositora proyecta desde las percusiones como un espectacular conjunto.

Auditorio repleto y ovaciones enormes para los dos autores y para los intérpretes.

Compartir el artículo

stats