Tatiana García (Arucas, 2000) concibe la noche como el momento dedicado a «desconectar de nuestras obligaciones y despejar nuestra mente de las cargas acumuladas durante el día, para reconectar con nosotros mismos». La noche como refugio es su carta de presentación para su primera exposición individual en la Casa-Museo León y Castillo de Telde, centro gestionado por la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria. La muestra está abierta desde el pasado 17 de noviembre hasta el 23 de enero de 2023.

Como decía Hopper, «el trajín cotidiano impide al hombre reflexionar». «Vivimos en una sociedad neocapitalista que nos oprime, nos encierra y nos explota en un ámbito laboral en el que nos exigen productividad cada minuto de nuestro tiempo», denuncia la joven artista plástica que acaba de participar en una muestra colectiva en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM).

En La noche como refugio trata de representar imágenes caracterizadas por un fuerte contraste entre el vacío de las calles, ausentes de sujetos, y los hilos de luces que recorren cada centímetro del lienzo, dándole fuerza y vida a la obra. Se trata de un estímulo que capta la atención del espectador, desde lo bello y lo onírico, invitando a la evasión del mundo, «de esta realidad rutinaria y estresante, para poder reconectar con nuestro lado más emocional», dice la autora.

La exposición consta de ocho lienzos pintados con óleo donde la artista refleja el lado bonito y calmado de los paisajes urbanos durante la noche. «Encontramos obras más figurativas, frente a unas realizadas posteriormente con cierto carácter abstracto. Con estas pinturas, intento trasmitir esa tranquilidad que percibo por medio de coloridas luces que dan vida a las obras», explica García.

La noche significa para ella desconexión, calma y encuentro con su lado más espiritual. «Esa tranquilidad provoca, no solo una mejora en nuestro estado anímico, sino también en nuestra salud», asegura la joven pintora. «Desconectar, ya sea dejando el móvil, o dando un paseo por las oscuras calles, va a repercutir en que descansemos mejor y, en que consecuentemente, renovemos energía y nos encontremos con más animo al día siguiente». En la La noche como refugio, «se podrá ver el recorrido que he llevado a cabo desde que comencé a pintar los nocturnos». No ha sido un camino largo, pero hay un notable cambio estético.