La Provincia - Diario de Las Palmas

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Artes escénicas
María Galiana Actriz y profesora

«Es muy bonito dar a conocer la cantidad y calidad de poetisas que tenemos»

La actriz trae a Las Palmas de Gran Canaria el espectáculo de poesía teatralizada 'Yo voy soñando caminos', junto al pianista José María Berdejo y la voz de Luis Santana

La actriz María Galiana LP/DLP

María Galiana (Sevilla, 1935) trae a Las Palmas de Gran Canaria el espectáculo de poesía teatralizada 'Yo voy soñando caminos', junto al pianista José María Berdejo y la voz de Luis Santana. Con textos de Antonio Machado, Jorge Manrique, Amado Nervo, Santa Teresa de Jesús, Benedetti o León Felipe, con drama, y también humor, la actriz sevillana aterriza, con ganas e ilusión, este sábado 26 de noviembre en el Auditorio Alfredo Kraus.

¿Qué es Yo voy soñando caminos?

Mira, precisamente hoy, que es Santa Cecilia, está Luis Santana en Tenerife haciendo un recital diferente, de ópera, por Santa Cecilia. Nosotros vamos a Las Palmas con un recital de poesía, que yo leo y recito, de poetas españoles, que titulamos Yo voy soñando caminos. Luis Santana, barítono, entre los poemas que yo recito, canta canciones preciosas, muy relacionadas con el poema que yo he leído. También hay un pianista, José María Berdejo. En este recital, tenemos a Antonio Machado, a Rafel Alberti, a Federico García Lorca, a Mario Benedetti y a José Martí, poetas latinoamericanos... una serie de poemas, alguno incluso cómico, fíjate. Tenemos uno anónimo, que le gusta mucho a la gente. Yo siempre lo recito, porque en medio de otros poetas de poemas que son más o menos dramáticos, metemos este poema que le gustó mucho a Luis Santana y que yo no lo conocía. Y la gente se ríe y es como un pequeño relax en medio. Es un espectáculo que dura una hora y media y que, si a la gente le gusta, pues también dejamos una propinita.

¿Por qué esta apuesta por la poesía teatralizada?

Pues no lo sé. Yo no soy la que lo ha estrenado. Es decir, este espectáculo o concierto lo estaba haciendo con Luis y con sus pianistas Emilio Gutiérrez Caba. Pero, la verdad es que Emilio está regular de salud. Y Emilio, le dijo a Luis: mira, yo no voy a poder hacer el próximo, y antes de suspender búscate a una persona que lo pueda hacer en mi lugar. Había otras personas que podían hacerlo, pero estaban ocupadas. Entonces, Emilio Gutiérrez Caba le dice a Luis Santana: llamo a María Galiana. Yo estaba haciendo una función, El Abrazo, que precisamente hice allí en Tenerife. Yo tenía casualmente fechas libres y ahí empezamos, hace dos años. Después del confinamiento, en 2020, ya hicimos los primeros conciertos. En Ávila nos llamaron para hacer otro programa que teníamos, De lo profano a lo divino, sobre Santa Teresa. También con sus poemas, los poemas de San Juan de la Cruz y algún que otro más o menos místico. Ahí empezó. Luego en 2021, la cosa se organizó de manera que yo podía compaginar el teatro con los recitales. Y hasta hoy. Yo terminé la gira de teatro en agosto de 2022. Y ahí seguimos, todavía tenemos mucha gira por delante.

¿En la selección de poemas y poetas ha participado usted?

He participado. No del todo, porque ya había un esquema previo. Entonces, he añadido, quitado, en fin, de alguna manera yo todavía tengo en el morral unos cuantos que me gustaría sacar. Es muy difícil decir todos los que tenemos en la cabeza y que nos parecen estupendos. Tenemos, por ejemplo, un recital que el año que viene lo vamos a extender mucho más que se llama Eterno Federico, solo sobre García Lorca. Ha venido con nosotros una chica maravillosa, una bailaora de la compañía de María Pagés, se llama Almudena Roca, y entonces ella ha interpretado las canciones de Lorca bailándolas. Fantástico. El año que viene, en noviembre de 2023, será el 125 aniversario del nacimiento de Lorca y probablemente este programa que hemos confeccionado sobre él, lo vamos a hacer.

En los poetas y textos que se han elegido, no hay un denominador común, sino que hay una manifestación de sentimientos de los autores que usted comparte e interpreta. En una entrevista con Pepe Viyuela, usted habla de emociones que se están perdiendo. ¿Es la poesía una manera de rescatarlas?

A mí me encanta, me encanta. Este último recital que hemos hecho, a mí me ha encantado, he visto a la gente emocionarse y eso es muy bonito. Es gratificante y, sobre todo, muy interesante desde el punto de vista de lo cultural, que haya un afloramiento de los sentimientos. Y desde el punto de vista que me has dicho, monotemático, no, no tenemos un tema común. Pasamos de Alberti con El Mar a José Martí con La niña de Guatemala. En fin, son cosas muy diferentes. Pero, sí tenemos uno de los programas, que es específicamente poesía de mujeres. Porque es muy bonito dar a conocer a la gente la cantidad de poetisas y, sobre todo, la calidad que tenemos, de Rosalía de Castro, de Gabriela Mistral, de Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, etcétera. Todavía, los que organizan la cultura, suelen ser hombre y dicen, no, no, no, es muy bonito, es muy bonito, pero mejor que hagan ustedes el otro o el otro.

¿Cómo definiría su relación con la poesía? ¿Cómo la descubre?

Como todo el mundo sabe, yo he sido años y años profesora de instituto. No de Literatura, yo soy Licenciada en Historia. Desde muy pequeña, desde el colegio, nosotros aprendíamos poesía. La recitábamos como ejercicio, leíamos extraordinariamente cantidad de poetas del momento. Mi padre, que era también muy aficionado, siempre tenía en casa libros de poesía de la época. Yo era muy muy jovencita, cuando estaba empezando en la universidad. Y aunque todavía no había libertad absoluta, a poetas como Luis Cernuda o Miguel Hernández, que ya se supone que no eran propios para que el régimen franquista los dejara, nosotros los leíamos a través de editoriales sudamericanas. Mi contacto con la poesía ha sido absolutamente permanente.

Volviendo a las emociones, usted ha dicho en alguna entrevista que nunca ha sentido nervios a la hora de actuar. ¿Hay algo que la ponga nerviosa?

No, me parece que no (carcajadas). Curiosamente, yo debo ser un bicho raro. No tengo yo esa especial dificultad, esas mariposas en el estómago de las que hablan otros compañeros. A lo mejor, en alguna ocasión, puede ser que se me presente la dificultad de algún estreno o de alguna cosa en la cuál yo todavía no me sienta lo suficientemente segura y lo pase mal nerviosamente hablando. Pero en esto no. En esto que hacemos ahora mismo, gracias a Dios no tengo ninguna pega de nerviosismo.

Ya sea en su carrera como profesora, como en su carrera como actriz, ¿cuál ha sido para usted la experiencia más desafiante?

Yo no respondo a prototipos. Mi vida ha sido muy normal. He sido una profesora enamoradísima de su profesión de docente, mi vocación es la docencia, yo lo digo siempre. Me he casado, he tenido seis hijos, cinco, desgraciadamente murió uno pequeñito. He estado toda mi vida dedicada a ser madre, ama de casa, etcétera. Y luego, como actriz, resulta que he sacado fuera ese especial don, que eso se tiene o no se tiene, o eso es lo que yo creo. Desde pequeña tenía una facilidad extraordinaria y la sigo explotando en la manera que puedo. Y ya está. Desafiante, pues no, porque tampoco me meto en berenjenales. Hago el trabajo, lo paso bien, pero ya está. No me pongo nunca al borde de ningún precipicio. Lo mío es más sencillo y más natural de lo que parece.

Tiene una trayectoria muy larga, en la docencia y en la actuación. Haciendo alusión al título del espectáculo que presenta este sábado en Las Palmas, ¿cuáles son los caminos que sueña usted hoy?

Los caminos yo ya los he recorrido, con la edad que tengo. Voy a repetir la frase con la que termina Machado, no en este poema sino en Cantares: no hay camino, se hace camino al andar. Yo, ahora mismo, todavía estoy haciendo camino. Cuando ya me retire, si me tengo que retirar, por motivos de salud o de la vejez, que ya la tengo pero no tan grande, pues entonces ya se supone que mi camino habrá terminado. Pero, en principio, mi camino es el trabajo. Mi placer es seguir trabajando. Mientras disfrute con lo que estoy haciendo, mientras me haga ilusión tomar el viernes por la tarde el avión a Las Palmas y yo lo pase bien allí en el Auditorio Alfredo Kraus, que conozco perfectamente —he ido mucho a Las Palmas por circunstancias personales porque mi marido estuvo allí destinado en Santa Brígida—, me hace una ilusión enorme. Hasta ahí llego. Yo, con la edad que tengo y las circunstancias mías personales, no puedo más que planear a tres meses vista, a seis meses vista, porque claro, se imponen el tiempo y la edad. Por lo demás, mi camino está clarísimo que yo lo estoy haciendo como yo quiero, de la manera que a mí me gusta más. Me doy con un canto en los dientes. Estoy teniendo muchísima suerte. Esa es la verdad.

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