El grancanario Claudio Martín lleva década y media diseñando vestuarios a medida para óperas y obras de teatro. Como figurinista de La Umbría asume la responsabilidad de vestir a los bailarines que protagonizarán la nueva versión de la obra de Alonso Quesada que firma Quino Falero que será estrenada el viernes y sábado 25 y 26 en el Teatro Cuyás, pero también la de dar a conocer su oficio al público a través del proyecto paralelo Creando La Umbría. A dos semanas del estreno del espectáculo de danza contemporánea de Cyrano Producciones producido por la Consejería de Cultura del Cabildo grancanario, Martín ha compartido su experiencia como figurinista en un taller celebrado en el Museo Castillo de Mata de Las Palmas de Gran Canaria.

Martín recuerda que tras formarse en la Escuela de Arte siempre ha estado vinculado a las artes escénicas, sobre todo con la lírica. «Cantaba en el Coro Infantil de la Ópera y estudiaba en el Conservatorio. No quería evolucionar para ser cantante, ni intérprete de ningún instrumento, pero de algún modo siempre supe que iba a acabar trabajando para las artes escénicas». En el mundo de la ópera operó como regidor de escenario y también realizó funciones de maestro de luces, hasta que, en un momento dado, el director artístico del Festival de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria, Mario Pontiggia, le dio la oportunidad de introducirse en el mundo del vestuario teatral.

El responsable del vestuario de esta nueva producción de danza contemporánea que coincide con los cien años que cumple la primera edición de la obra del autor posmodernista canario, se refiera a la paleta de colores que inspiran sus diseños. La Umbría «es la parte del valle donde no da el sol. Es la sombra. Es la oscuridad. Hay presentes temas como la muerte, como la enfermedad. La inspiración la busqué, trabajando junto al director, en pinturas de Hopper o Turner, pero también en el lugar donde se ubica la obra, que es el Valle de Agaete, y los personajes que la habitan».

«El trabajo de figurinista ha sido y sigue siendo un oficio muy invisible», declara Martín

«A los temas que trata, como la enfermedad y la muerte, ya me he enfrentado en vestuarios de ópera, que es el género en el que más trabajo. Pero el uso del vestuario no es el mismo en un actor que en un cantante lírico, que en un bailarín. Y La Umbría es un espectáculo de danza. Hay que tener en cuenta el peso de los materiales, que sean livianos, que sean transpirables. Y, claro, que acompañen el movimiento», señala Claudio Martín.

Según el creador, lo que más va a sorprender de esta nueva versión de la obra de Alonso Quesada será, «en primer lugar, el planteamiento de Quino Falero de irnos de la palabra al movimiento de las coreografías de Vanesa Medina y a la música de Laura Vega. Convertir una obra teatral en un espectáculo de danza contemporánea. Estoy entusiasmado. Nunca me habían propuesto formar parte de algo así».

Martín reflexiona sobre el trabajo de un figurinista en el contexto de las artes escénicas. «Ha sido y sigue siendo un oficio muy invisible. Insisto mucho en ello, pero ante todo hace falta pasión y respeto. También hay que tener disciplina, y constancia en el estudio. Esto no es moda, no es tendencia. Hay que conocer la historia de la pintura, hay que documentarse en hemerotecas, para saber cómo se vestía en otras épocas. Mantenerse en formación constante es una obligación», dice.

Tras el estreno de La Umbría Claudio Martín proseguirá con su trabajo para el Festival de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria. «En la edición 2023 retomamos Aída de Verdi, que se tenía que haber estrenado en 2020. La pandemia ha sido dura para la ópera, y estoy muy feliz de pueda estrenarse por fin», concluye.