Teatro | ‘Hablemos de Fausto’

La nueva imagen de Mefistófeles

‘Hablemos de Fausto’ lleva la leyenda del hombre que vende su alma al diablo a la realidad del siglo XXI en un montaje que se representa hoy en el teatro Pérez Galdós

Un momento del montaje ‘Hablemos de Fausto’, ayer, en el teatro Pérez Galdós, durante el ensayo general. | | NACHO GONZÁLEZ ORAMAS

Un momento del montaje ‘Hablemos de Fausto’, ayer, en el teatro Pérez Galdós, durante el ensayo general. | | NACHO GONZÁLEZ ORAMAS / Alberto García Saleh

El mito de Fausto es el del intelectual insatisfecho con su vida que vende su alma al diablo a cambio de poder y conocimiento. Una leyenda basada en el alquimista germano del siglo XV, Johann Georg Faust, que murió debido a una explosión durante un experimento con sustancias químicas. De esta historia han surgido innumerables versiones a lo largo de los siglos, entre las que se encuentran, ni más ni menos, que dos obras maestras de la cultura occidental. Por un lado, la cumbre del autor más importante de la literatura alemana, Goethe. Y, por el otro, la ópera más emblemática del francés Gounod.

Foto de familia de los integrantes de la obra que dirige Noemí Pérez. | | NACHO GONZÁLEZ ORAMAS

Foto de familia de los integrantes de la obra que dirige Noemí Pérez. | | NACHO GONZÁLEZ ORAMAS / Alberto García Saleh

Ahora, y sin ninguna relación con nada de lo que se haya hecho, la dramaturga y directora Noemí Pérez se aproxima al personaje en la obra Hablemos de Fausto que se representa hoy, viernes, a las 20.00 horas, en el teatro Pérez Galdós. Esa singularidad e independencia dramática ha sido imprescindible para el trabajo del montaje. «Mi propuesta no es una versión de Fausto», señala. «Es un texto original que escribí como continuación de mis piezas anteriores Ad libitum e Impunis con las que me acerco a temáticas que giran entorno al hombre en relación con el otro, el hombre en relación con el mundo y el hombre en relación consigo mismo, que son las consideradas como tres heridas humanas», añade.

Sobre el escenario, aparecerá un hombre de avanzada edad que habita en un acomodado espacio, en su isla privada, desde donde observa el mundo. En ese entorno el personaje se relacionará con su propia sombra, con él mismo, con el espíritu que todo lo niega, el lado oscuro de cada uno, la parte siniestra de nuestro protagonista.

Aún así, para la autora, en la obra no hay trama, tan solo «existen cuadros escénicos con sus irresueltas pero conectadas tramas donde se habla de aspectos de nuestra sociedad: el individualismo feroz pero la necesidad del otro, el deseo o libido y la destrucción de uno, del otro y del mundo, entre otras cosas». Presentada con la frase Las ansias del ego moderno, la leyenda del hombre que vende su alma al diablo resulta ser de actualidad en estos momentos. «El diablo no es más que nuestra propia sombra», afirma Pérez. «Mefisto es la sombra de Fausto. Por lo tanto, sí creo que siempre será de actualidad». 

Una obra que se enmarca además dentro del ciclo de Música y Literatura del coliseo grancanario, y que incluye un apartado musical formado por un repertorio mayoritariamente barroco, interpretando en directo por Patricia Robaina , Carol Sosa y Beatriz Nuez, que interpretan a través de clave, violín y voz, unas piezas que va desde Handel hasta el siglo XVIII francés.

Pero lo primero que me llama la atención es el título de la obra. «Elijo ese título porque quiero hablar de elementos presentes en el mito como la fascinación por lo oculto, el inconsciente colectivo antes que el inconsciente individual, el hombre y su sombra, el deseo, la insatisfacción, etc.», señala la autora y directora. El montaje está protagonizado por los actores Mingo Ruano, Pedro Díaz, Pia Selders y Santiago Mirabal que no encarnan a personajes en concreto. «Cuando escribí el texto de esta pieza no pensé en personajes, normalmente nunca pienso en personajes, pienso en cómo se manifestará la palabra que es realmente lo que me interesa explorar, cómo se expresa la palabra, en esta ocasión a veces la palabra se proyecta como texto en ciclorama, otras se vomita a través de la voz del actor, otras la voz se robotiza y sale la palabra. No hay personajes, hay estados psicológicos, emocionales de la persona», afirma.

Otro punto a destacar es que se trata de una fusión de varios géneros interpretativos porque desde el punto de vista de la autora, «una puesta en escena exige más que palabra, yo me sirvo del teatro, la música y la danza para explorar mi propio lenguaje escénico». Y por eso la banda sonora del espectáculo está formado por piezas de los autores Vivaldi, Romeau, Hándel y Bach «por su carga sacrílega que nos conecta con lo noumenal», aclara. También resulta muy metafórico y simbolista el espacio escénico que estará compuesto de unas tiras de unos ocho metros de neón vertical que conectan los apartamentos en los que viven los intérpretes con un mundo aún por construir.

Noemí Pérez siempre ha trabajado en piezas propias. La primera fue el corto de ficción Amani, ganador de mejor cortometraje internacional en Choreoscope y presente en algunos festivales de cine como Regards y Zinebi. Luego siguieron los títulos Ad libitum e Impunis, dos piezas teatrales creadas para el ciclo de Música y literatura del teatro Pérez Galdós como esta misma obra que se estrena esta noche.

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