Un eje en Savelovzky

Sobre lo poco que sabemos de Rusia y su arquitectura en el momento en que Putin ha cambiado todo nuestro mundo

Imagen desde el suelo hacia las 9 plantas del centro de negocios conocido como Eje de Savelovzky, en Moscú.

Imagen desde el suelo hacia las 9 plantas del centro de negocios conocido como Eje de Savelovzky, en Moscú. / dulce xerach pérez

Desde que comenzó la guerra de Rusia contra Ucrania se fueron cortando las pocas relaciones que teníamos con el país moscovita, hasta quedarse reducidas, en mi caso, a algunos amigos artistas que viven fuera de Rusia y un cliente atrapado en Crimea que espera tiempos mejores.

Poco a poco las noticias sobre ese país, tan cercano por las noticias bélicas y tan lejano ahora en todo lo demás, al menos en relación con la arquitectura, fueron desapareciendo lentamente. Llevo un tiempo en que mi única fuente de información de lo que ocurre allí es una web llamada archi.ru donde sigo algunas noticias arquitectónicas de proyectos que, a pesar del bloqueo y las sanciones, siguen sacando adelante ciudadanos rusos probablemente más que lejanos a la guerra, pero que sufren el gobierno que les ha tocado en suerte. Así fue como encontré este proyecto, conocido como el eje de Savelovsky.

El distrito de Savelovsky es un distrito administrativo, conocido como raion del Distrito Norte de Moscú. Uno de los 125 raions de Moscú. El área de Savelovsky tiene 2,7 kilómetros cuadrados. El proyecto «eje» es un centro de negocios. Rodeado por un importante intercambiador de transportes de la ciudad, la estación Savelovsky, el nuevo centro asume el papel de un eje espacial, es decir, un eje de rotación: se retuerce en espiral, alternando el vidrio exterior de los pisos con profundas repisas entre niveles. Además contiene techos, en los que se ocultan las ventanas, que aparecen como inventadas por los arquitectos. Es escultural y pretende ser un nuevo punto urbano de referencia, a pesar de su altura relativamente pequeña para la escala de Moscú, de nueve pisos.

A pesar de los bloqueos económicos de Occidente, este edificio está siendo construido por Sminex cerca de la estación de tren, que unirá con la Tercera Carretera de Circunvalación y la Autopista Dmitrovskoye. Otro detalle interesante es que en una de las partes norte del triángulo está una de las salidas del metro, en la esquina suroeste. El resto es completamente libre, aunque los flujos de automóviles serán constantes a su alrededor, ahora ya lo son.

Un gesto de belleza plástica

La estrategia parece adecuada, pues una salida del metro es conveniente para un edificio de oficinas en un lugar frío como Moscú, y enlaza la circulación de los ciudadanos sin tener que pasar al frío helador del invierno moscovita. En general, es una idea muy útil para la vida cotidiana de una gran ciudad, especialmente su ubicación, porque mejorará la congestión de las rutas de transporte, se vuelve más espaciosa con este proyecto y visualmente es más atractiva.

Una solución espectacular —no tengo miedo a esta palabra, aunque hablemos de Rusia—, porque este proyecto, en ese lugar y en estas circunstancias geopolíticas, es un gesto plástico, artístico, propuesto por Andrey Romanov y Ekaterina Kuznetsova, de arquitectos ADM, resultado de una combinación de varias circunstancias. En primer lugar, todo comenzó antes de la guerra, y la arquitectura es lenta y sigue su curso, en segundo lugar, los pisos superiores de los edificios de oficinas se valoran más y los clientes de las plantas altas quieren más metros cuadrados, por eso el edificio se abre hacia arriba como una flor de manera que el noveno piso es casi el doble del segundo. En tercer lugar, el área alrededor, es bastante flexible. No hay pistas en el entorno inmediato. Y este eje acaba proponiendo una solución: ser el desenlace. Todos los edificios y calles ubicados en relativa proximidad, ya sean edificios nuevos, casas de arquitectura estalinista o incluso una estación de tren del siglo XIX, están bastante lejos y no influyen en el mismo.

Los arquitectos juegan, como en otros lugares del mundo. Crean, a pesar de la guerra, y en este caso, giran el volumen en sentido contrario a las agujas del reloj, de modo que cada piso posterior no solo aumenta su área, sino que también gira en un ángulo pequeño, aproximadamente tres grados, en relación con el anterior. Y así, en Rusia también, la vida sigue.

Dulce Xerach Pérez. Abogada, doctora en arquitectura

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