Literatura

Santiago Díaz-Bravo se sumerge en la metaescritura en ‘Un secreto a voces’

La última novela del escritor y periodista tinerfeño mezcla ficción y realidad

Santiago Díaz-Bravo.

Santiago Díaz-Bravo. / ED

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

El escritor tinerfeño afincado en Reino Unido Santiago Díaz-Bravo afronta un nueva reto literario en su última novela, Un secreto a voces, un libro en el que pone a prueba la metaescritura y el proceso de creación se convierte en un protagonista más de la trama, que también cuenta con personajes conocidos, como el mismo narrador, una figura que se entremezcla en estas páginas con Pablo Escobar, José Luis Rodríguez El Puma, la KGB o la CIA. Con este comienzo no es de extrañar que el autor asegure que este libro cuenta con «una trama que atrapa», con una historia que «emplea una fórmula original, para atrapar al lector desde la primera página». Así, se trata de una novela con una gran variedad de estilos y divertida porque, afirma el autor, «yo me tomo el humor de una forma muy seria».

Un secreto a voces reúne diferentes símbolos que trascienden una única época histórica, un desfile de personajes conocidos por todos que «son iconos que van más allá de una sola generación y que se han convertido en parte de la cultura popular». Por eso, celebra que ese toque intergeneracional pueda llamar la atención de lectores de diferentes edades, ya que la trama avanza desde el final a la II Guerra Mundial y hasta la reciente invasión de Ucrania.

Un año desde el comienzo

«Una novela se empieza a escribir cuando empiezas a idearla», resume el autor tinerfeño, quien recuerda que fue en diciembre del pasado año cuando, durante sus vacaciones de Navidad en Tenerife, comenzó a realizar los esquemas que esbozan el esqueleto de esta novela, aunque la idea central del libro ya se le había ocurrido mucho antes. Precisamente recuerda que una pared blanca es el origen de esta trama en la que la realidad y la ficción se mezclan a partes iguales. Díaz-Bravo contrató a un albañil para que realizara una pequeña obra en su casa de Londres. Era colombiano y le contó que había trabajado para Pablo Escobar. Ese es precisamente el punto de partida de esta historia que ahora publica la editorial Pie de página.

El escritor se declara una «enamorado de la ficción», al mismo tiempo que su pasado como periodista le lleva a investigar sobre hechos que realmente han tenido lugar. «No me puedo quitar ese pasado mío de encima pero, poco a poco, ha ido ganado terreno la ficción», reconoce el tinerfeño quien para este libro ha empleado la realidad como una herramienta más para dar forma a esta historia. «Hay veces que la realidad nos regala los elementos suficientes para escribir novelas y no hace falta inventarse mucho, como en este caso», resume Díaz-Bravo. No obstante, afirma que realizar esta labor también conlleva un trabajo extra y por eso durante un tiempo estuvo documentándose, contrastando hechos y fechas para que todo cuadrara en su historia aunque añade que «uno hace uso también de las licencias literarias, siempre que se respete la realidad». Así pues, «la mayor complejidad no reside en investigar la historia para usarla sino que todos esos datos se ensamblen de forma coherente; esa es precisamente la labor más pesada para el escritor».

Proceso vivo

«El proceso de creación es algo vivo», Santiago Díaz-Bravo, quien reconoce que él mismo se sorprende por los caminos que va tomando cada uno de los personajes de sus libros, ya que «hay veces que algunos comienzan a tomar más protagonismo, en contra de lo que tenía proyectado en un primer momento». Con todo, afirma que disfrutó mucho de todo ese proceso ya que en esta ocasión ha decidido ser narrador en primera persona, así como protagonista de la trama, «lo que me ha regalado una mayor libertad». Pero no solo él aparece en esta historia mezcla de realidad y ficción, sino que también ha incluido a su esposa y a trabajadores de la editorial con la que trabaja. En el caso de estos últimos, explica, les había hablado de la posibilidad de formar parte de esta historia pero no fue hasta que leyeron el primer borrador que se dieron cuenta de la importancia que tenían para la trama. «Menos mal que les encantó», reconoce liberado.

Y a pesar del disfrute que le supuso elegir un narrador en primera persona, afirma que «el hecho de escribir no es un acto que no me parece gratificante porque escribiendo se sufre; el verdadero deleite llega cuando lees lo que has escrito». «Es una labor muy solitaria, en la que se emplean muchas fuerzas», concluye.

Nueva etapa

Tras años dedicados al mundo del periodismo en Canarias, Santiago Díaz-Bravo afirma que ahora lo más importante para él es la literatura, «aunque me siento muy orgulloso de haber sido periodista durante más de dos décadas años. También es verdad que ahora miro atrás y me pregunto cómo pude ser capaz de dedicarme a ello durante tanto tiempo, porque el periodismo no es una profesión sino una forma de vida que da mucha satisfacción pero que también consume una gran cantidad de energía». Y con todo, sentencia que «una persona es un cúmulo de experiencias y en mi caso el periodismo siempre me acompañará, aunque ahora esté más centrado en la literatura».

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