No es arquitectura

‘Concretos’ revela los verdaderos ingredientes de los que está hecho el cemento

Piezas de Riverón, Angelidakis y Gaillard.  | | TERESA AROZENA

Piezas de Riverón, Angelidakis y Gaillard. | | TERESA AROZENA / Natalia Moreno

Natalia Moreno

En agosto de 2019 pude disfrutar de La unidad dividida por cero, excelente exposición colectiva, al tiempo que familiar, a cargo del artista Juan Genovés y sus hijos. Fue en el Centro Niemeyer en Avilés, Asturias, en cuya web se resalta: “es uno de los referentes culturales y atractivos turísticos de Asturias, además de un símbolo de la transformación de Avilés”.

No hace referencia a que también tiene sus detractores, como es habitual en este tipo de proyectos, por asuntos que aborda Concretos, —exposición colectiva que puede verse actualmente en TEA, comisariada por Gilberto González y Pablo León de la Barra— donde esta misma institución adquiere estatus de obra de arte —dándole aspecto de matrioshka, cemento dentro de cemento— con un enfoque autorreferencial. No me adelanto.

¿De qué va Concretos? La muestra nos asoma, de modo caleidoscópico, a algo tan basto y vasto como el cemento. Los hilos de los que tirar son tantos que se me hace difícil ordenar ideas. Este material no solo es esencial en la construcción de edificios sino en la edificación de nuestras sociedades. En pocas palabras: no es arquitectura, es política.

Ingredientes

Una de las primeras reflexiones que plantea se relaciona con el hecho de que, entre los ingredientes del cemento, se encuentran sangre, sudor y lágrimas. Pablo Accinelli, Marcelo Cidade, Clara Ianni o la pieza sonora de la canción Construcción de Chico Buarque centran sus trabajos en los obreros del sector sobre cuyos hombros recae el levantamiento de un mundo que se les promete mejor porque supone, palabra mágica, progreso. Destacan la estrecha relación del capitalismo globalizado y las jerarquías de poder, los modos de producción y su coste social. De plena actualidad el asunto en estos mundiales de fútbol en Catar, donde la cifra de obreros muertos oscila, según la fuente, entre 6.500 y 300. En todo caso, demasiados.

En uno de los capítulos de Hormigón. Arma de construcción masiva del capitalismo, Anselm Jappe cuestiona: “¿Es democrático el hormigón?” Relata que, a mediados del siglo pasado, la arquitectura se dedicó, también, a la construcción de viviendas de clases populares, pero esto no supuso una emancipación del pueblo sino “una modernización del cuchitril”. Perfectamente resumido.

Proyectos inconclusos

Los artistas Guy Tillim, Alexander Apóstol, Pérez y Requena, Adrien Missika y Jane y Louise Wilson se centran en proyectos arquitectónicos inconclusos —algunos de ellos ideados para ensalzamiento de clases poderosas y sus arquitectos— pero que, ahora, son solo ruinas modernas.

¿Acaso no son las construcciones una radiografía de nuestro sistema? Surgen a diferentes velocidades en periodos de bonanza o crisis económica o épocas electorales. Dónde se puede o no construir se decide a partir de planteamientos ideológicos como, por ejemplo, el grado de concienciación medioambiental. Nos revelan si hubo retrasos en la edificación por cambios legislativos, denuncias de corrupción, escasez de materiales por las consecuencias de, no sé, ¿una guerra Ucrania-Rusia?

Obras de Holt, Munárriz y Crespo.  | | TERESA AROZENA

Obras de Holt, Munárriz y Crespo. | | TERESA AROZENA / Natalia Moreno

Estética y progreso

El trabajo de Andreas Valentin pone el foco en otro interesante asunto. Se trata de una fotografía en la que retrata a Hélio Oiticica durante una deriva por una zona de Río de Janeiro desmantelada en un episodio de gentrificación. Oiticica, llegado de Nueva York, toma un trozo de escombro del que destaca su forma, similar a la de Manhattan. Opino que recoge, estética y conceptualmente, de forma espléndida lo que se ha entendido, en las últimas décadas, por progreso —léase, más cemento— pero no de cualquier modo sino en base a un modelo que se ha metido con calzador en cualquier lugar, homogeneizando espacios donde la cultura hegemónica lo coloniza todo; una nueva forma de evangelización.

Supone Concretos un reencuentro personal con el arquitecto Niemeyer, quien aparece de forma directa en las obras de Talles Lopes, Marcelo Cidade, Clara Ianni y Adrien Missika, artistas con diferentes relatos que referencian al proceso de construcción de Brasilia proyectada por Lúcio Costa, siendo Niemeyer el arquitecto principal. Es un interesante ejemplo de lo que ha supuesto el cemento en las cuestiones del habitar. La ciudad se levantó en tres años y surge ya con fuerte carga política, al localizarse en el centro del país para que fuera entendida como símbolo de unidad nacional. Su diseño estuvo compartimentado en espacios según sus usos pero, también, por el poder adquisitivo de sus habitantes lo que incorpora, ineludiblemente, cuestiones como raza, sexo, procedencia… Por no extenderme mucho, solo destaco que nada resultó como se esperaba porque sus planes parecen sacados de los mundos de Yupi, olvidando que no es arquitectura, es política.

Edificios enunciadores

Me interesa destacar otro aspecto que, opino, crucial: nuestros edificios no suponen paredes y techos a nuestros deseos y necesidades, sino que son enunciadores, esto es, determinan, entre otras muchas cosas, cómo nos movemos, con quién nos relacionamos. Para Le Corbusier, el proyecto arquitectónico consistía en organizar el espacio/tiempo para que la gente pueda vivir sus historias en ellos, pero... estas historias vienen determinadas, en gran medida, por el proyecto arquitectónico.

En Canarias los sabemos bien. Abraham Riverón, Pérez y Requena, Josep Vilageliu y Efraín Pintos reflexionan sobre la construcción de este nuestro “paraíso natural”. Es una tremenda ironía que haya que destruirlo para construirlo; fagocitamos sus montañas para excretar edificios. Es bien sabido que por donde pasa el cemento no vuelve a crecer la hierba y, obviamente, todo esto tiene un límite.

Pérez y Requena, ‘Arrife (las propias piedras)’ (2022).  | | TERESA AROZENA

Pérez y Requena, ‘Arrife (las propias piedras)’ (2022). | | TERESA AROZENA / Natalia Moreno

Un fantástico ejemplo de nacimiento, desarrollo y muerte de este tipo de proyectos en las Islas es Hier is de zon (Aquí está el sol), del artista Abraham Riverón quien trabaja a partir del mismo modelo de celosía que puede verse en partes de la ciudad vacacional conocida como Ten-Bel, en Arona, Tenerife. Se trata de un espacio residencial que empezó a construirse en los años 60 financiado por dinero belga para ciudadanos belgas. De 2018 es una reseña sobre este caso de arquitectura del sol titulada: Ten Bel, el Chernobyl de Tenerife. Algo exagerado, quizás, pero representativo. Riverón salpica estas celosías con leche de tabaiba y cardón problematizando las prácticas extractivistas a las que me referí. El montaje de esta pieza despliega una sombra que se me antoja amenazante sobre nuestro futuro.

Enfoque queer

Hier is de zon comparte espacio con los trabajos de Andreas Angelidakis y Cyprien Gaillard que vienen a salvar un punto que iba echando en falta en la muestra: una referencia a la arquitectura desde un enfoque queer. Angelidakis —que al mismo tiempo exponía en el Espace Niemeyer de París— muestra piezas representativas de su habitual estética y discurso que parte desde las ruinas del mundo clásico para, con materiales blandos (algo así como hormigón profiláctico) y una estética pop, proponer una visión lúdica de la arquitectura al tiempo que impermanente, en flujo.

Finalizo consciente de lo incompleto que resulta este conjunto de reflexiones acerca de un material que ha determinado y determina quiénes somos. Susan Buck-Morss, en Pensar tras el terror, destaca que podemos vivir sin arte y sin artistas, pero no sin la experiencia estética “que implica plantear juicios críticos sobre no solo formas culturales sino también formas sociales de nuestro estar-en-el-mundo”.

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