CINE

La encuesta de la discordia

Clásicos venerados como ‘Ciudadano Kane’ o ‘Casablanca’ ya no son tan favoritos para los expertos, según el sondeo de la mítica ‘Sight & Sound’

Una escena de la película  ‘Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles’  . | | LA PROVINCIA/DLP

Una escena de la película ‘Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles’ . | | LA PROVINCIA/DLP / Claudio Utrera

Claudio Utrera

Claudio Utrera

Por extraño que parezca una de las preguntas más frecuentes que me han formulado a lo largo de mi recorrido como crítico cinematográfico, y colijo que se trata de una experiencia que comparto con muchos de mis colegas, es la que te plantean, con irritante perseverancia, algunos aficionados que intentan averiguar así, a bocajarro, cuál es, según tu opinión, la mejor película de la historia del cine.

Naturalmente, mi respuesta siempre ha sido la misma: que no me fuercen a tomar una decisión que, a mi juicio, carece de la menor relevancia, no porque no lo desee sino porque no podría controlar la subsiguiente cascada de dudas que me asaltarían ante una cuestión en el fondo tan resbaladiza como el hecho de resumir en un solo título tus preferencias cinematográficas, como si de un oráculo se tratase. Mis preferencias, como las de tantos otros críticos, se reparten entre centenares de títulos y tanta influencia han ejercido todos sobre mi propia formación cultural que, en rigor, sería incapaz de destacar solo uno. Es como si traicionara el recuerdo de los demás.

Amplio consenso

Ahora bien, otra cosa es que semejante consulta se le plantee a un conjunto de más de dos mil seiscientos especialistas internacionales y en el contexto de una veterana revista especializada pues la respuesta, en este caso, supone la cristalización de un amplio consenso, no exento de polémicas, desde luego, de numerosos expertos en la materia, cosa que merece, desde luego toda nuestra atención, a pesar de las discrepancias que siempre desatan este tipo de sondeos. Pero, insisto, una lista ampliamente consensuada por un triada de renombrados especialistas mundiales merece todos nuestros parabienes, lo cual no significa que vayamos a seguirla a pie juntillas.

La encuesta que cada década publica la prestigiosa revista británica Sight & Sound sobre las preferencias del mundo del cine en cuanto a cuáles son, según sus criterios, los filmes más importantes de la historia se ha convertido, para la comunidad cinéfila internacional, en uno de sus referentes más fiables desde que en 1952 se implementara tal iniciativa y nos facilitara a todos los estudiosos del medio un punto de encuentro con las obras más sobresalientes del séptimo arte, según la valoración, insisto, de una extensa nómina de reconocidos críticos, historiadores, escritores y cineastas de todo el mundo con gustos e inclinaciones estéticas e ideológicas que suponemos muy dispares, aunque incuestionablemente valiosas tratándose de un colectivo lo suficientemente acreditado como para confiar en sus doctas opiniones. No en vano, durante muchos años, la valoración de muchos de los participantes reveló curiosas unanimidades, especialmente entre los doce o quince títulos mejor situados.

Reconocimiento

De ahí que no sea lo mismo sondear la opinión aislada de un solo crítico que la de todo un colectivo de profesionales que, a través de los últimos setenta años, han canonizado títulos como Ciudadano Kane (Citizen Kane, 1941), de Orson Welles; Casablanca (Casablanca, 1942),de Michael Curtiz; El acorazado Potemkin (Bronenosets Potiomkin, 1925), de Serguei Eisenstein; Ladrón de bicicletas (Ladri di biciclette, 1948), de Vittorio de Sica; El padrino (The Godfather, 1972), de Francis Coppola; Cleo de 5 a 7 (Cléo de 5 á 7, 1962), de Agnès Varda; Vértigo/De entre los muertos (Vertigo, 1958), de Alfred Hitchcock; Persona (Persona, 1966), de Ingmar Bergman; La quimera del oro (The Gold Rush, 1925), de Charles Chaplin o La regla del juego (La régle de jeu, 1939), de Jean Renoir, incluyéndolos en una encuesta que ha contado siempre con un enorme reconocimiento entre los círculos cinematográficos europeos y estadounidenses más influyentes.

Discutible, como casi todo en esta vida, en el listado correspondiente a la presente década, incluido en el número de diciembre, aparece desbancada, tras muchísimo años encabezándolo, Ciudadano Kane, ocupando su lugar la producción belga Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce 1080 Buxelles (1975), escrita y dirigida por Chantal Akermann (Etterbeek, Bélgica, 1950/Paris, Francia, 2015) la radicalidad de cuyo enfoque la convirtió en su día en uno de los alegatos feministas más visionarios, sinceros y transgresores del cine contemporáneo, situando a su autora como la antítesis por excelencia del conservadurismo moral y estético que dominó gran parte del cine europeo de los setenta tras la gloriosa década de los sesenta protagonizada, entre otros movimientos, por la Nouvelle Vague francesa y las múltiples corrientes que esta desencadenó rápidamente a lo largo y lo ancho del viejo continente europeo.

Magistral

Se ha dado por tanto un sonoro vuelco en cuanto a los criterios preferentes a la hora de establecer un orden razonablemente coherente, marcado esta vez de manera muy clara por el signo de los tiempos. La mirada profundamente vindicativa con la que Akermann, presidenta del Jurado internacional del Festival de Cine de Las Palmas en la edición de 2008 y feminista avant la lettre, nos relata tres días de la opresiva existencia de una joven viuda -magistralmente interpretada por la actriz francesa Delphine Seyrig- en su miserable y rutinaria vida en el seno de una sociedad ajena por completo a los grandes dramas individuales que se desarrollan en su seno, posee, indudablemente, un vigor dramático inusitado.

Aunque muchos filmes, incluidos Ciudadano Kane y Vértigo, siguen manteniéndose en puestos destacados, la aparición en la lista del filme de Akerman como el más importante en los anales del cine constituye toda una sorpresa, no porque no reúna las cualidades apropiadas para tal reconocimiento sino porque su aparición representa un nuevo e inesperado paradigma en medio de una encuesta en la que salvo raras excepciones, las mujeres directoras no han figurado nunca como las grandes triunfadoras a diferencia de la abrumadora nómina de directores que sí han disfrutado, durante décadas, de una enorme visibilidad. Un tributo indirecto para la autora de Les Rendez - vous d´Anna (1978) y de Toute une nuit (1982) cuando se cumplen ocho años de su muerte por suicidio en su apartamento de París.

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