Entrevista a Jorge Perdigón, director artístico del festival de música de Canarias

Jorge Perdigón: «El concierto de la Sinfónica de Kiev va a ser muy emotivo»

"Tenemos que buscar un nuevo público y ese público está en la calle, en los conservatorios", afirma

| maría pisaca

| maría pisaca / Almudena Cruz

El director artístico del Festival Internacional de Música de Canarias, Jorge Perdigón, ha preparado junto a su equipo un programa que incluirá 61 conciertos repartidos por las ocho islas que comenzarán el 12 de enero y concluirán el 11 de febrero. Tras los varapalos de la pandemia, el certamen promete novedades y trae al Archipiélago formaciones de la talla del Maggio Musicale Fiorentino o la Sinfónica de Bamberg.

Después de dos años de sobresaltos, ¿continúa el covid pasándole factura al Festival de Música de Canarias?.

En 2020 terminamos el festival sin ningún problema y tres semanas después estábamos confinados. Yo diría que ese fue el último festival normal. El 2021 lo íbamos a hacer en enero y febrero pero al final decidimos pasarlo para el verano pensando en que se terminaba la pandemia. En el siguiente, este 2022, empezamos a vender los abonos con un 55% de aforo. En diciembre pasamos al 75%. Y tres días antes de empezar el festival volvimos al 55%. Fue, realmente, muy complejo. Al final todo fue bien aunque nos cancelaron dos orquestas por casos de covid. Eso, sin embargo, eso nos dio la oportunidad de contratar a grandes figuras por temas presupuestarios y tuvimos mucha fortuna ahí. Eran grandes solistas: Lang Lang, Sokolov... Han sido festivales muy atractivos pero muy complejos. Este año, pese a no tener limitaciones, el covid aún se está notando porque las orquestas y los solistas tienen compromisos que se cancelaron y que tienen que atender. El mercado aún no está libre. Lo que sí te digo es que para 2024 parece otro mundo, todos quieren venir.

Habrá 61 conciertos en esta edición. Cuando pasen los años, ¿cómo se recordará el festival de 2023? El de 2022 fue el de los grandes solistas, por ejemplo.

Para mí, este es el festival de las orquestas. Evidentemente, estarán la Sinfónica y la Filarmónica, que son extraordinarias. Pero vamos a tener seis orquestas más y cuatro de ellas no han estado nunca con nosotros.

¿Cuáles son las que no han estado nunca?

Tenemos a la Orquesta del Maggio Musicale Fiorentino, que es una de las orquestas italianas más importantes y con más tradición junto con la Scala de Milán y que han dirigido desde Karajan hasta Zubin Mehta. Es extraño que no hubiera estado ya en el festival. Vamos a tener también a dos orquestas de cámara que, junto con la Mahler Chamber, están consideradas las mejores del mundo: la Orquesta de Cámara de Escocia, cuyo primer clarinete es un tinerfeño de La Orotava, Maxi Martín; y la Orquesta de Cámara Europea, que viene con el gran maestro Andrés Orozco-Estrada. Y luego tenemos a la Orquesta Sinfónica de Kiev. A parte, estará la Filarmónica de la BBC y la Sinfónica de Bamberg, que es una de las grandes orquestas de Alemania y eso quiere decir mucho a nivel internacional.

La visita de la Sinfónica de Kiev será, sin duda, un momento especial en medio de la guerra que vive Ucrania. ¿Ha sido complicado traerla?

No ha sido fácil. En marzo comencé a contactar con Odesa. Conocía la ciudad porque tiene uno de los conservatorios más importantes de lo que era antes la Unión Soviética. En abril, la Sinfónica de Kiev hizo una gira por Alemania y en Odesa me indicaron que lo mejor era acudir a ellos porque el Gobierno la había tomado como representante cultural de Ucrania. Inmediatamente aceptaron venir. La idea, pese a que evidentemente tiene mucho que ver, no es solo por la guerra sino por el hecho de reflexionar sobre qué hace un músico cuando no tiene salario y cuando supone que en el futuro tampoco lo va a tener. Nos planteamos que deben ser los festivales y las salas de conciertos quienes los contratasen. Ha ido muy bien. Después Bilbao, Barcelona, Valencia, etcétera, se han sumado a la propuesta. Va a ser un concierto muy emotivo, muy emocional.

¿La guerra también ha afectado al festival? Rusia es un territorio musical muy importante.

No. De hecho, nosotros tenemos rusos en la programación de este año. Tenemos que diferenciar las opiniones que muchos no entendemos a otras de rusos que, desde el primer momento, han visto en todo esto un disparate. No podemos decir que no a Trifonov, por ejemplo. Son personas que viven fuera de Rusia desde hace diez o quince años, como el caso del año pasado con Sokolov. Desde el primer momento se distanciaron bastante de la situación.

Trifonov, de hecho, es uno de los grandes solistas de 2023, que también los habrá...

Sí, por supuesto. Tenemos también a Patricia Kopachinskaja, una de las grandes violinistas. Ni ella ni Trifonov han estado antes en el festival. Tenemos a Elina Garanca, que es la mejor mezzosoprano según la crítica y tampoco ha venido antes. De los once solistas, ocho no han estado nunca. Jugamos un poco con las orquestas, los solistas nuevos y con la programación. El 45% del programa no se ha hecho nunca en el festival. Es una edición muy novedosa.

El año pasado, por ejemplo, los estudiantes de música de las Islas podían acceder a los conciertos por solo tres euros...

Sí, eso continúa y además hemos puesto este año un abono para menores de 30 años que ajusta el coste del abono en un 65%. Es decir, por 40 euros pueden ir a todos los conciertos. El Festival tiene que estar en el siglo XXI. No podemos trabajar con los mismos mimbres que daban resultados hace 30 años. Tenemos que buscar un nuevo público y ese público está en los conservatorios, en la calle y entre los estudiantes. Estoy convencido de que si creamos el interés y vienen a los conciertos, una parte muy importante se mantendrá.

La primera prueba es la renovación de abonos. Las entradas salieron a la venta hace ya más de una semana, ¿cómo ha sido la acogida?

No esperábamos que respondieran tan bien. Estamos en cifras de 2020, cuando no había pandemia. Hace cinco y seis meses, los festivales nacionales y las temporadas en Centroeuropa habían registrado una disminución del 30% en sus abonos. Es verdad que empezamos con un cierto temor. Nunca pensamos que recuperásemos inmediatamente los abonados, habitualmente se tarda entre dos y tres años en llegar de nuevo a la misma cifra. Estamos por encima de los 800 abonados y eso es una gran tranquilidad. Creo que el público ha entendido que lo que van a ver es muy interesante, sobre todo por la cantidad de novedades que vamos a tener.

¿Nos adelanta alguna de esas novedades?

Es muy complicado escoger. Kiev tiene un significado muy especial por la situación y quizás también Bamberg. Con ellos lanzamos un proyecto piloto, que desarrollaremos en el 40 aniversario, que será en 2024, sobre la huella del carbono. Hemos llegado a un acuerdo para que todos los costes que conlleva su traslado los podamos invertir después en asociaciones e instituciones que se dediquen a temas como la reforestaciones o el cuidado y la limpieza de las costas, por ejemplo. Creo que apoyando acciones como estas, en las que todos creemos, acercamos aún más el festival a la gente.

¿Está el Festival de Música de Canarias mejor que nunca pese a los reveses pandémicos? El año que viene se celebra el 40 aniversario.

El Festival nunca está bien (risas). Tiene que mejorar e ir buscando nuevos caminos, que son lógicos y normales. Es verdad que el equipo ha trabajado muy bien y hemos tenido buena suerte en estos dos años, como con los solistas del año pasado. Hemos trabajado muchísimo. Sobre todo, en la época del covid. Se creó el Contemporáneo y el Festival Paralelo, en el que podemos escuchar jazz o ver conciertos de música clásica pero con muchísimo humor. Es la forma de plantear la música clásica de otra forma. Y también, claro, lo que siempre se ha hecho con los conciertos habituales. El festival goza de buena salud, sobre todo económica. Hemos tenido buenos resultados. El año pasado, debido a las cancelaciones, tuvimos superávit de más de 100.000 euros. Siempre lo hemos tenido pero uno tan elevado no me gusta, debería ser siempre ajustado. Pero con el covid siempre tenías que tener un as en la manga por lo que pudiera ocurrir. Llegamos a invertir 70.000 euros en prevención de contagios, por ejemplo. Fuimos muy estrictos. Por eso pudimos hacerlo con relativa tranquilidad. Este año tenemos un presupuesto aproximado de 2,7 millones, el Gobierno aporta un 65% y el resto entre los patrocinadores y las ventas de entradas.

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