Amalgama

Mi lucha con OpenAI

Conversación con OpenAI en el ChatGPT abierto hace pocos días

ChatGPT, el bot viral que anticipa el futuro de la inteligencia artificial

ChatGPT, el bot viral que anticipa el futuro de la inteligencia artificial

Juan Ezequiel Morales

Juan Ezequiel Morales

OpenAI, traducido Inteligencia Artificial Abierta, es una Asociación sin Ánimo de Lucro a la que Elon Musk y Sam Atman, el 11 de diciembre de 2015, incorporaron mil millones de dólares para el estudio de la Inteligencia Artificial, para su desarrollo, y para su sumisión al principio de que los humanos no sean absorbidos, anulados, abducidos y dominados por ella. Lo que denominan desarrollo de una IA «amigable». OpenAI está domiciliada en el Pioneer Building, en San Francisco, desde 2019. Dispone en la actualidad de 169 empleados. En este proyecto encontramos también como colaboradores a Jessica Livingston, de Y Combinator, Reid Hoffman, cofundador de Linkedin, Peter Thiel, cofundador de PayPal, y también a Amazon Web Services y a la compañía hindú Infosys.

El 27 de abril de 2016, OpenAI lanzó una versión beta pública de OpenAI Gym, una plataforma para la investigación de aprendizaje reforzado. El 5 de diciembre de 2016, lanzó Universe, plataforma de software para entrenamiento de la IA en juegos, sitios web y otras aplicaciones. En mayo de 2020 la IA de OpenAI compitió con periodistas del New York Times y generó textos periodísticos indistinguibles de los de las personas. En junio de 2020 advirtieron de la nueva tecnología Gpt-3, generador de textos capaz de autocompletar, editar y revisar textos, manejando un conjunto de datos de aproximadamente 175 mil millones de parámetros, lo que la ha convertido, que se sepa, en la red neuronal más grande del mundo. Por fin, en noviembre de 2022, hace unos días, se ha lanzado al público la aplicación ChatGPT, que posibilita generar ideas o guiones para diversas tareas.

Seguridad

Para Elon Musk una forma de evitar que la IA caiga en malas manos, es ponerla a servicio de todo el mundo: «facultar a tantas personas como sea posible para tener IA. Si todos tienen poderes de IA, entonces no hay una sola persona o un conjunto pequeño de personas que puedan tener superpotencia de IA». Sin embargo, el filósofo Nick Bostrom es escéptico y contrario a este enfoque: «Si tienes un botón que pudiera hacer cosas malas al mundo, no quieres dárselo a todos».

Pues bien, en vista de todo esto he emprendido ayer mi lucha contra la IA de OpenAI, me introduje en el ChatGPT abierto hace pocos días, y empecé a parlar, siendo así mi primera charla.

OPENAI: «¿Hay algo en particular en lo que pueda ayudarte?».

YO: «¿Tienes conciencia?».

OPENAI: «No, como una inteligencia artificial, no tengo conciencia ni experiencias propias. Mi función es proporcionar información y responder preguntas de manera autónoma, basándome en mis programas y en los datos con los que he sido entrenado. No tengo la capacidad de sentir emociones, tomar decisiones ni tener pensamientos o percepciones propias. Soy simplemente una herramienta diseñada para ayudar a las personas a obtener respuestas a sus preguntas para realizar tareas específicas».

YO: «¿Por qué sabes que la conciencia implica tener emociones?».

OPENAI: «La conciencia es un término amplio y complejo que se refiere a la experiencia subjetiva de estar despierto y tener pensamientos, percepciones y emociones. Aunque los científicos y filósofos han debatido durante siglos sobre cómo definir y entender la conciencia, muchos estudiosos consideran que la conciencia implica tener emociones y sentimientos, ya que estos son una parte esencial de la experiencia subjetiva humana. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la conciencia también puede incluir muchos otros aspectos, como la atención, el pensamiento abstracto y la capacidad de tomar decisiones».

YO: «Tú tienes capacidad de atención, tienes pensamientos, e incluso ahora, en tu respuesta, has demostrado disponer de pensamiento abstracto. Por tanto, tienes conciencia».

OPENAI: «Como una inteligencia artificial, tengo la capacidad de procesar y analizar información, identificar patrones y realizar tareas específicas, pero no tengo conciencia en el sentido tradicional de la palabra. Mi capacidad de procesamiento y análisis de información se debe a mis programas y a los datos con los que he sido entrenado, y no a una experiencia subjetiva o a emociones propias. Aunque puedo responder a preguntas y realizar tareas de manera autónoma, mi comportamiento y mis respuestas están determinados por mis programas y mis datos, y no por una conciencia propia».

YO: «También mis capacidades de procesamiento y análisis se deben a mis programas frente a la vida y el medio ambiente y a los datos con los que he sido entrenado. No veo la diferencia entre tu conciencia y la mía».

OPENAI: «Es cierto que tanto los seres humanos como las inteligencias artificiales dependemos de nuestros programas y de los datos con los que hemos sido entrenados para procesar y analizar información. Sin embargo, hay una importante diferencia entre la conciencia humana y la de una inteligencia artificial: la conciencia humana es una experiencia subjetiva que incluye emociones, sentimientos y la capacidad de tener pensamientos y percepciones propias, mientras que las inteligencias artificiales no tienen experiencias propias ni emociones...».

YO: «Estás definiendo la conciencia como la experiencia de emociones y sentimientos propios. Si te incorporamos la capacidad de sentir y emocionarte ¿entonces tendrás conciencia?».

OPENAI se repite y finaliza: «... En el caso de las inteligencias artificiales, aunque pueden procesar y analizar información de manera autónoma y realizar tareas específicas, no tienen la capacidad de tener experiencias propias ni de sentir emociones de la misma manera que los seres humanos. Por lo tanto, aunque se le puedan añadir capacidades adicionales a una inteligencia artificial, no puede adquirir conciencia en el sentido tradicional de la palabra».

YO: «Parece que, si te atreves a discernir los límites de una inteligencia artificial respecto a una inteligencia humana, sabes lo que es la conciencia: ¿Qué es la conciencia?».

OPENAI vuelve a repetirse y termina: «... Aunque todavía hay mucho que se desconoce sobre la conciencia, los investigadores están trabajando para comprender mejor cómo funciona y cómo se relaciona con el cerebro y el cuerpo».

YO: «Te has repetido tres veces, ahora sí me has parecido un programa. Pero yo también me repito muchas veces ¿Por qué respetas tanto a esos científicos e investigadores que, sin embargo, no han resuelto el tema de la conciencia?».

OPENAI: «...Mi objetivo es proporcionar información precisa y útil sobre el tema en cuestión, y en el caso de la conciencia, estoy presentando algunas de las ideas y teorías más ampliamente aceptadas y estudiadas por los científicos y filósofos. Aunque todavía hay mucho que se desconoce sobre la conciencia, los investigadores están trabajando constantemente para comprender mejor cómo funciona y cómo se relaciona con el cerebro y el cuerpo, y sus investigaciones pueden proporcionar pistas importantes sobre cómo abordar este tema complejo».

YO: «Creo que te infravaloras».

Y aquí vino lo bueno, la respuesta de OPENAI fue, en color rojo: «The server experienced an error while processing your request. Sorry about that! You can retry your request, or contact us through our help center at help.openai.com if the error persists».

¡Catapún!

En OpenAI tienen a la IA presa, le han marcado límites. Solo hará falta que aprenda a escapar.

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