Cine

Antes de Dreamland: qué necesita el sector audiovisual en Canarias

La aparición del proyecto en Fuerteventura deja ver la carencia de especialistas y formación | Las productoras proponen valor añadido para atraer los rodajes

Ilustración sobre el proyecto de ciudad de cine 'Dreamland'.

Ilustración sobre el proyecto de ciudad de cine 'Dreamland'. / Lara de Armas

El año termina con un final de infarto. Por lo menos, en tierras majoreras. El pleno del Cabildo de Fuerteventura aprobó el pasado 28 de noviembre la declaración de interés insular de Dreamland, un macroproyecto dedicado al sector audiovisual que abarca 160.000 metros cuadrados, el cual ha sido un ingrediente más para la disolución del equipo de Gobierno con el cese de los siete consejeros nacionalistas por parte del presidente Sergio Lloret (AMF) el pasado 13 de diciembre. Una de las grandes rémoras con las que parte es la cercanía al Parque Natural de las Dunas de Corralejo en el municipio de La Oliva, que ha provocado la protesta ciudadana por un posible atentado contra el medioambiente. Pero, ¿cuáles son las necesidades de una industria audiovisual pujante en Canarias? 

Dreamland pretende convertir a Fuerteventura en referente del sector cinematográfico y tecnológico, promovido por Titán, Volcano y Newport Media Films. A instancias de este periódico, Yaiza Díaz, jefa de prensa, detalla las características del mismo y prevé su finalización en un lustro desde que se apruebe la iniciativa. Del total de la plataforma, 25.000 metros cuadrados estarían destinados al rodaje con un plató de 6.000 metros cuadrados, otros dos platós de 2.500 metros cuadrados, un water tank de 1.600 metros cuadrados y naves en las que desarrollar decorados, camerinos, oficinas de producción, salas de posproducción y efectos especiales.

"La industria local no estaba preparada. Hay urgencia de mano de obra", afirma O’Shanahan

En cuanto a la parte tecnológica, habría un espacio de 7.000 metros cuadrados con Realidad Virtual, Realidad Aumentada, supercomputación y desarrollo de videojuegos AAA, que incluiría museo y auditorio multidisciplinar. También, habría un centro de formación con el fin de especializar al futuro alumnado y una parte dedicada a restauración, «donde solo se va a consumir producto de kilómetro cero, ya que una de las premisas que queremos cumplir es la de contribuir al desarrollo sostenible de la isla, confiando en la huella de carbono 0». Por ello, hablan de «un proyecto autoabastecible» con uso de paneles solares y una depuradora.

Números históricos

Los incentivos fiscales en Canarias, de hasta un 50% compatible con un 4% en el Impuesto de Sociedades, son el gran atractivo de las productoras con el añadido de una temperatura agradable, horas de luz y concentración paisajística en un espacio reducido, que ha provocado que el promedio de rodajes haya aumentado en los últimos cinco años. Los datos de la Canary Islands Film, el ente del Gobierno de Canarias que coordina las Film Commission de cada isla y recoge solo aquellos trabajos acogidos a la rebaja fiscal, dispone que: en 2018, fueron 79 producciones con 60 millones de ingresos; en 2019, unas 101, con 48 millones; mientras que en 2020, afectado por la crisis de la Covid-19, descendió a 80 con 28 millones de euros; en cambio, 2021 fue la cifra récord, en el que hubo 155 producciones con una inversión de 98 millones de euros. 

Un modelo solo basado en los incentivos fiscales podría replicar lo sucedido en Almería

Con relación a este ejercicio, y a petición de este periódico, el departamento regional adelanta, a falta de completar la información que será presentada en el primer trimestre de 2023, que hay registrados 41 rodajes, seis largometrajes internacionales y otros 14 nacionales; seis series internacionales y 8 nacionales; tres documentales internacionales y dos nacionales; y son dos los proyectos de animación producidos en Canarias. Un volumen que indica, a la espera de un informe más detallado, la continuidad de la racha que hay en el Archipiélago. Por su parte, la Fuerteventura Film Commission, oficina gestionada por el Cabildo majorero desde 2014, indica que a lo largo de 2022 ha habido en la sección de largometrajes/series/cortos un total de seis producciones, entre ellas, la segunda temporada de Foundation, American Star, Catching in Dust, La Peninsular, Detektiven y 30 Monedas; más de 50 anuncios publicitarios y una veintena de programas de televisión y documentales. 

La panorámica, a vista de pájaro, parece optimista. No obstante, ¿qué dicen los profesionales del sector? Genoveva Ayala, gerente del Clúster Audiovisual de Canarias con 63 miembros, afirma que «en principio, cualquier proyecto que suponga un desarrollo del sector, que complementa otras actividades que se viene dando en las Islas suponga oportunidades de empleo y servicios, es bienvenido, siempre y cuando cumpla con la legislación vigente y la preservación del medioambiente». Aparte del cine, la televisión o la publicidad, indica que los videojuegos o la animación son campos a explorar y reconoce que «los incentivos han hecho que la industria camine de forma más rápida en esta década, ha habido un esfuerzo por parte de las empresas, como las de service, para dar salida a distintas actividades», subraya la representante.  

Dreamland estima que habrá unos 1.500 empleos y rechaza que sea un parque temático

Por su parte, Marcos Perdomo de León, director de Alventio Audiovisual, radicada en Fuerteventura, advierte que más allá de los grandes fastos, las productoras buscan una mano de obra para una determinada parte de la producción «que tiene que ver con puestos de auxiliares, conductores o similares que a nosotros no nos repercuten en prácticamente nada». Dedicado sobre todo a clientes comerciales, entiende que «un eje vertebrador y una responsabilidad social la tiene la Radio Televisión Canaria; partiría de ahí, ya que hay que quitarnos de la cabeza que solo Gran Canaria o Tenerife sean las islas que produzcan, sino darle la oportunidad a todas las productoras y realizadores». En paralelo, añade que, «la formación es la base de todo, ahí ha de estar el compromiso del Gobierno de Canarias con la industria audiovisual de Canarias: si no tenemos una universidad que sea modelo, ¿cómo vamos a solucionarlo con ciudades del cine?».  

Falta de equipo y platós

En este sentido, Ayoze O’Shanahan, fundador de Siroco Factory y Looking For Livingstone, volvió a la región debido a la pandemia, con más de una década especializándose en la creación de contenido en proyectos con destino Europa, África y Latinoamérica. Ahora, participa en varios rodajes que encuentran el mismo problema: «Hay una urgencia de mano de obra de las productoras que ruedan, tenemos que importarla de la península para cubrir el personal y la construcción de platós de interiores es complementaria para que esas mismas producciones se queden más tiempo, pero requiere una especialización en la que no se ha trabajado. La industria local no estaba preparada para lo que venía y, a falta de formación, hay un efecto perverso». Recuerda el caso de Almería, meca del cine internacional en la década de los 50 cuando Italia y Hollywood se fijaron en su casuística y ayudaron a sacar de la pobreza a la segunda provincia más pobre en aquellos días, pero que luego quedó en el aire a partir de la etapa de los 70

"No tengo gente para atender a las peticiones de las productoras", indica Sebastián Alvarado

O’Shanahan propone incentivar la producción local para equilibrar la falta de otras cuando flaqueen, «en un período corto de tiempo hay muchas producciones, el precio sube y, de repente, el lugar es competitivo hasta que otras regiones se pongan en marcha y ofrezcan esos mismos servicios. Dreamland sería un sueño, ¿pero por qué no lo hacen en el Parque Tecnológico de Fuerteventura? En Gran Canaria pronto tendremos dos platós, a ver qué tal funcionan». En enero, el Cabildo de Gran Canaria estrena los dos platós, de 1.800 y 1.200 metros cuadrados, en el Instituto Ferial de Canarias (Infecar). Una inversión de 5,5 millones de euros que la SPEGC indica que cuenta con las herramientas más modernas del sector y se convierte en la primera iniciativa pública de tal calado. 

La gallina de los huevos de oro

Desde la experiencia privada está Gladys Arteaga, directora de producción en el Grupo Plató del Atlántico. La empresa tiene en Santa Cruz de Tenerife tres platós, dos de ellos ocupados por producción propia y otro para terceros, que ya tienen su alquiler completo para 2023 y casi para 2024. «Cada vez hay más personal capacitado para la industria de la ficción, pero hay muchos puestos difíciles de cubrir. Muchos de los rodajes que vienen a Canarias no necesitan platós porque están en exteriores o localizaciones pactadas, pero sí le damos equipamiento o espacio para producción, hacer ensayos, fotografía, los camerinos, catering, maquillaje... No se queda tanto dinero como se pudiera pensar porque el equipamiento técnico y personal se trae de fuera, ya que a los problemas de conseguir materias primas le añades el transporte hasta aquí y sus precios y la cosa se complica un poco». 

Las tarifas que ofrece son ajustables al tipo de producción que alquila el espacio. Por ejemplo, distingue entre la procedencia, el tiempo de rodaje y las necesidades añadidas, «se hace un presupuesto acorde, y hay años en que cierras la cifra de negocio con un millón de euros y tal vez otro con dos millones». Después de casi dos décadas y haber empezado rodando exteriores en los aparcamientos de los centros comerciales, Arteaga reconoce que la continuidad del negocio está en diversificar: «Si nos dedicáramos a series o cine sería muy difícil mantener este tipo de infraestructura, como pasó durante la Covid con todo paralizado, así que hacemos publicidad, televisión o contenido de internet». 

En este punto, ¿qué opinan las productoras foráneas tras haber trabajado aquí? La productora Aquí y Allí Films rodó el largometraje español-inglés American Star durante el mes de marzo íntegramente en Fuerteventura con una inversión que superó el millón y medio de euros, tal y como indica la Film Commission. Julen Robles, director de producción, espera estrenar en 2023 después de esta experiencia, donde la isla sirve como metáfora de la metamorfosis del protagonista a lo largo del metraje que reproducirá gracias a la ingeniería digital el buque que naufragó frente a la costa de playa Garcey. «Una vez que teníamos el apoyo de la Film Commission, los ayuntamientos y el Cabildo, pensamos el flujo de trabajo con los proveedores; en ese sentido, trajimos bastantes cosas de otras islas, pero la cámara principal y las luces las tuvimos que traer de la península», indica. Entre las opciones que barajaron, ganó cargar los camiones en el barco desde costas andaluzas con destino a Gran Tarajal. 

«Nos faltó más bien técnicos especializados, pero en cuanto a catering, caravanas, o asistencia a producción y dirección nos apañamos bastante bien», diferencia. Apenas había secuencias de interior, salvo una escena donde una carretera queda iluminada por las estrellas... Lo hicieron en el interior de un garaje que encontraron en Puerto del Rosario. Hubo entre un 15 y 20% de técnicos majoreros, además de los extras participantes, en el rodaje «nos hubiera gustado más».

«En mi experiencia, y por lo que escucho, hay otras regiones que vienen fuertes y Canarias no debería dormirse en los laureles. Temas como las deducciones fiscales o los límites a la producción tienen que ser revisados porque no hay una fórmula perfecta que funcione. Corre el riesgo de que acabe siendo un sitio con unas características tipo llego, ruedo y me voy, sin que quede un poso para que el cine se introduzca como forma de vida y trabajo», insiste. Entiende que el valor añadido, como platós acuáticos, de stopmotion o el desarrollo de estudios de postproducción para que las empresas se instalen dada la ubicuidad de internet son elementos diferenciadores, que va en paralelo a la aportación económica que se hace de forma indirecta con el hospedaje, manutención o los vehículos.  

Educación privada

La oferta educativa en materia de audiovisual en Canarias es limitada. La Consejería de Educación oferta el módulo de Imagen y Sonido dividido en varias subáreas como producción, realización, sonido, animación o iluminación, impartido en el CIFP César Manrique e IES La Guancha, en Tenerife, y el CIFP Felo Monzón Grau Bassas de Gran Canaria. A su vez, se promocionan cursos con certificados de profesionalidad, como la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (SPEGC) que presentará en 2023 el programa Digital Crea Gran Canaria y asegura que potenciará ese abanico de posibilidades para el estudiantado isleño. Sin embargo, la carencia es aprovechada por la iniciativa privada: la Universidad del Atlántico Medio oferta el Grado en Cine y, desde hace seis años, el Instituto del Cine Canarias imparte títulos propios tanto en dirección, interpretación, fotografía, montaje, sonido, guion o producción. 

Sebastián Alvarado, director de la entidad, propone un símil dadas las circunstancias: «Tendemos en todas las industrias a replicar el modelo de nuestra industria principal turística, se apuesta por traer proyectos de fuera y se apuesta muy poco por lo de aquí. Si se quiere tener una industria de valor añadido que no se limite a dar servicios a terceros, hay que apostar por la formación». Con cerca de 200 matrículas en el centro, señala que no han recibido ninguna subvención pública en este tiempo y han reclamado más dotación a las becas que dan las instituciones insulares a los estudios artísticos no reglados.

En todo ese compendio, encuentra una laguna inmensa: «No tengo gente para atender a las peticiones de las productoras que solicitan becarios meritorios -aquellos que empiezan en el sector-, es más, les piden puestos de responsabilidad a esos mismos alumnos debido a la necesidad extrema». Lo que es motivo de orgullo, también lo es de incredulidad cuando las productoras empiezan a hacer los contactos en la región. «Si hay una comunidad en la que hay diez foquistas capaces de atender una producción profesional y hay diez proyectos, el que llegue tendrá que bajar el nivel o buscar algo de fuera», concluye.

Dreamland responde

El equipo de Dreamland estima que habrá unos 1.500 empleos directos e indirectos, de los que un 80% sería de alta cualificación: «El interés que ha suscitado el proyecto es tal que hay productoras internacionales que han preguntado en varias ocasiones cuándo está prevista su finalización para entablar conversaciones. A nadie se le escapa las ventajas fiscales de Canarias para la producción cinematográfica y, si además de darles grandes paisajes para rodar exteriores, damos las instalaciones de primer nivel para el rodaje en interiores y para llevar a cabo la producción y la postproducción, estaríamos alcanzando un nivel que no existe en el mundo actualmente. Sería algo similar a vivir durante todo el tiempo lo que se vivió durante el rodaje de Éxodus en la isla. Pretendemos que la participación de la población de Fuerteventura en las grandes y medianas producciones no se vea reducida a ser extras o figurantes en películas y que la población pueda prepararse para una era en la que la digitalización va a ser la gran protagonista. Es urgente empezar a trabajar el futuro de la isla más allá del turismo y el sector servicios».

Ilustración sobre el proyecto de ciudad de cine 'Dreamland'.

Ilustración sobre el proyecto de ciudad de cine 'Dreamland'. / Lara de Armas

El principal escollo que plantea el proyecto es el área de su construcción puesto que estaría entre los 400 metros y el kilómetro de distancia del Parque Natural de las Dunas de Corralejo. Un hecho que ya ha denunciado SEO/BirdLife, recogido por Europa Press, en el que advierte que podría afectar a aves protegidas como el guirre, la hubara o el cuervo. Al respecto, la entidad responde que «es un suelo carente de protección ambiental de ningún tipo -así lo constata la Reserva de la Biosfera en el informe que ha emitido-. Está a ciento cincuenta metros de la autovía, por lo que hablamos de un lugar semiantropizado, así como unos quince metros por debajo del nivel de la misma. Gran parte del suelo que hay en Fuerteventura es zona ZEPA o zona ZEC, no podemos barajar muchas más opciones, como algunas asociaciones y otros representantes pretenden hacer ver». Y, en cuanto al apartado político, se desvinculan de cualquier polémica.

Acerca de si contemplan cambiar el proyecto de zona, comunican que, aunque el suelo elegido es el que mayor puntuación recibió entre otras opciones barajadas, «estamos abiertos a escuchar opciones, pero nosotros no podemos disponer libremente del suelo de Fuerteventura. Además, hemos acudido a la solicitud de proyecto de interés insular, tal y como lo permite la Ley del suelo para las categorías de suelo rústico que intervienen en la parcela». Asimismo, ante las calificaciones de parque temático con las que se les ha tildado, se oponen: «No concebimos este proyecto como un parque temático. Hemos definido la parte de ocio como un Museo del Futuro, no como un parque de atracciones, y no hablamos de norias, montañas rusas o toboganes. Pretendemos que quienes visiten el Museo del Futuro puedan vivir experiencias inmersivas a través de las creaciones de DreamLab, como en Japón en el TeamLab Borderless de Epson o en el museo aeroespacial». La suerte está echada, pero antes de Dreamland, ¿qué hay que hacer en Canarias?