El año de los futuros sostenibles

Copenhague acogerá el Congreso Mundial de Arquitectos de la UIA del 2 al 7 de julio de 2023

La biblioteca Black Diamond en el puerto de Copenhage, diseño del arquitecto Schmidt Hammer Lassen.  | | LP/DLP

La biblioteca Black Diamond en el puerto de Copenhage, diseño del arquitecto Schmidt Hammer Lassen. | | LP/DLP / dulce xerach pérez

En 2023 Copenhague será la próxima capital mundial de la arquitectura de la Unesco. Además de albergar el Congreso Mundial de la Unión Internacional de Arquitectos, la iniciativa tiene entre sus objetivos el de resaltar la importancia de realizar, en materia arquitectónica, un camino hacia un futuro sostenible, en el que el papel que juegan la arquitectura y la planificación urbana es fundamental. El título lo otorga la Unesco cada tres años y Copenhague hace tiempo que es la perfecta candidata, pues tanto para diseñadores urbanos, como industriales, arquitectos, urbanistas y expertos en patrimonio cultural, la capital de Dinamarca se ha convertido en uno de los casos de estudio más citados, porque ha sido capaz de lograr crear infraestructuras neutras en carbono, establecer cada día mayor facilidad para peatones y ciclistas en sus zonas urbanas, destacando también en sus infraestructuras públicas en general.

¿Qué supone ser la capital mundial de la arquitectura?

Según el Centro Dansk Arkitektur, se espera que más de 10.000 arquitectos visiten Copenhague para unirse a las celebraciones, donde las acciones más académicas, y de la profesión, estarán acompañadas por una programación de visitas guiadas, exposiciones, debates y eventos culturales. Todos ellos situarán el diseño y la arquitectura en el centro de atención mundial. Para mí se quedan cortos en dicha estimación, y serán muchos más los visitantes, por la propia vitalidad de esta ciudad báltica en sí misma, tal y como sucedió en Barcelona cuando el Congreso Mundial de la UIA se celebró allí en 1996, cuando la ciudad condal desbordaba diseño y buen hacer por todos su poros, cosa que ahora no ocurre, aunque donde hubo siempre queda, y la capital catalana ostentará este título mundial en 2026, porque, a pesar de todo lo acontecido, sigue siendo uno de los centros de producción y pensamiento de la arquitectura y del diseño urbano contemporáneos de España y el sur de Europa, aunque ya no irradia aquella luz de los maravillosos tiempos del alcalde Maragall y las Olimpiadas.

Superkilen, espacio público urbano en el centro de Copenhague, diseño de BIG. | | LP/DLP

Superkilen, espacio público urbano en el centro de Copenhague, diseño de BIG. | | LP/DLP / dulce xerach pérez

Así, volviendo a 2023, teniendo la sostenibilidad por bandera, Copenhague será sede, del 2 al 7 de julio, del Congreso Mundial de Arquitectos de la UIA. Este Congreso reunirá a arquitectos de todo el mundo para promover, debatir y exhibir la arquitectura como una herramienta para lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030. El 28.º congreso organizado en Copenhague se centra en el tema general de Futuros sostenibles: No dejar a nadie atrás.

Este año será especial también el Festival de Arquitectura de Copenhague (CAFx) que, en junio (del 1 al 11), se inspirará en el tema del Congreso Mundial de la UIA, No dejar a nadie atrás, para explorar sus implicaciones en el contexto de los entornos urbanos y analizar simbiosis, hábitats, equilibrios vitales y ciclos de vida. El evento también contará con una rama local, la exposición que la directora del festival, Josephine Michau, está comisariando para el Pabellón de Dinamarca en la Bienal de Venecia de Arquitectura (20 de mayo al 26 de noviembre).

Durante esos 11 días de festival podremos disfrutar de exposiciones en Halmtorvet, y un gran número de iniciativas de difusión digital que quieren repensar la relación entre forma y vida a través de nuevas narrativas, metáforas y modelos para la arquitectura y la producción arquitectónica contemporánea.

Café Blox, diseñado por OMA en la capital de Dinamarca. | | LP/DLP

Café Blox, diseñado por OMA en la capital de Dinamarca. | | LP/DLP / dulce xerach pérez

Esos días, y, sospecho que desde principios de año, irán llegándonos ideas salvajes, ideas en ciernes, de nuestro tiempo, nuevas, pero a la vez arraigadas en conceptos que han llegado para quedarse y que poco a poco se van haciendo un lugar en nuestras vidas, como el diseño regenerativo, que apuesta no solo por la regeneración de la biodiversidad perdida, sino por la creación de nuevos espacios para la biodiversidad. Llegarán también momentos para aprender sobre la arquitectura bioinclusiva o la cocreación simbiótica, el ascetismo arquitectónico y la búsqueda, de nuevo, del menos es más en diseño, que en Copenhague, y de ahí al mundo, se convertirán en las pautas de nuestra arquitectura más avanzada (la que siempre es buena arquitectura, y de calidad).

En Copenhague saben que ha llegado el momento de nuevas ideas. Saben que es hora de nuevos patrones de consumo y formas de deseo. Saben que la idea del arquitecto como brillante diseñador y maestro de obras con soluciones universales no desaparece, pero se interpone, y mezcla y confluye, en el camino de una necesaria relectura de nuestros edificios como hábitats, de nuestras ciudades como ecosistemas, y ahí, en ese nuevo mundo, nuestros arquitectos tienen que convertirse, si les dejamos, en facilitadores y asesores y coordinadores de tantos saberes como requiera cada caso.

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