CANARISMOS

El inglés que no da manteca, no es buen inglés

En el español de Canarias se le llama «manteca» a una especie de mantequilla para conservar («manteca de ganado») y que se obtiene meciendo la leche de cabra en un odre o también a la mantequilla fresca

Luis Rivero

Luis Rivero

Aunque la presencia inglesa en el archipiélago es anterior, sería durante el siglo XIX y las primeas décadas del siglo XX cuando se instalan en las islas una serie de compañías procedentes del Reino unido. Se trata, en su mayor parte, de navieras, consignatarias y otras casas ligadas al puerto y a la explotación de la tierra mediate el cultivo de productos hortofrutícolas para la exportación a los mercados europeos; así como empresas dedicadas a la importación de manufacturados y materias primas destinada a satisfacer la demanda del mercado local. Todo ello en un momento en que la economía insular empieza a sentar sus bases en la agricultura de exportación y en un incipiente pero cada vez más próspero tráfico mercantil en torno a los puertos. Las oportunidades de negocio unido a las bondades del clima fue un reclamo para la llegada de numerosas familias británicas.

Así, las islas se convirtieron en destino de un «turismo de salud» para viajeros que seguían las recomendaciones médicas de que una estancia invernal en las Canarias era «mano de santo» para ciertos achaques de la vejez. Surgieron así los primeros hoteles, fondas y balnearios de «aguas milagrosas» para satisfacer la demanda de este floreciente turismo. La presencia británica en las islas y su incidencia en la vida y en la economía fue tal que hay quienes hablan de auténtico «colonialismo». De esta «britanización» del archipiélago ha quedado testimonio, con mayor o menor evidencia, en ámbitos tan dispares como la arquitectura, los deportes o la lengua, con la presencia de voces incorporadas al habla popular que conforman los varios anglicismos del español de Canarias, así como algunos dichos y topónimos.

En este ambiente donde el isleño vive en estrecho contacto con los «ingleses», ya sea porque trabaja en las compañías británicas o como empleado en los hoteles y residencias turísticas donde se alojan, es seguramente donde se inspira o tiene origen el dicho: «El inglés que no da manteca, no es buen inglés». Pero en el habla de las islas el adjetivo «inglés» no siempre tiene el valor preciso de gentilicio, sino que se incluyen en esta designación a todo natural del Reino Unido, del cual Inglaterra es solo una de las naciones que forman parte de la Gran Bretaña. Incluso el «inglés» se convierte en el extranjero por antonomasia y el término se hace extensivo a todo turista que visite las islas. Hasta llegar a ser intercambiable (el gentilicio «inglés») por el de «turista» y «extranjero» (o «choni», que así se le llama también al turista anglosajón o de centro y norte de Europa). [Algo parecido sucedería con la llegada del turismo sueco en los años 60, lo que supuso que, con el tiempo, por asociación de ideas, se generalizara el término «sueco» para designa a todo turista nórdico o centroeuropeo].

En el español de Canarias se le llama «manteca» a una especie de mantequilla para conservar («manteca de ganado») y que se obtiene meciendo la leche de cabra en un odre o también a la mantequilla fresca. Pero en sentido figurado se emplea con el significado de «dinero», algo sustancioso, crematístico, de valor; como se infiere de esta otra expresión del juego del envite para referirse a una carta de mucho valor: «entre más grade, más manteca». En cuanto a su origen, puede tratarse de un americanismo [en algunos países de Latinoamérica tiene el significado de ‘dinero que se obtiene fácilmente’] o bien de un andalucismo.

Como andalucismo, el origen de «manteca» con valor semántico de dinero [según documenta Gerald Brenan en Al sur de Granada (1957)] se remontaría al siglo XIX, cuando las familias ricas de Málaga –familias de origen inglés y centroeuropeo– solían importar desde Hamburgo barriles de mantequilla salada, lo que para la época era considerado un lujo que solo se podían permitir aquellos que gozaban de una posición económica acomodada, y por tal motivo eran conocidas como la «gente de la manteca». Así, «tener manteca» habría pasado por lexicalización a ser sinónimo de «tener dinero». Pero independientemente del origen etimológico de la expresión, lo que sí parece probable es que la frase se inspire en los ambientes frecuentados por la colonia inglesa en las islas. Y en este contexto, «el inglés (el choni) que no da manteca», que no da dinero, referido aquí a la propina («el que no deja propina»), «no es un buen inglés» porque no respeta las «buenas costumbres», como lo es la liberalidad de la propina. El dicho se emplea para expresar que la persona que no se muestra generosa o desprendida con los demás, se le trata de evitar y no se le considera. En definitiva, con esta frase se reprueba la actitud del individuo tacaño al que «se le da de lado» por considerase que es «más agarrado que un pasamanos».

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