Fotografía

Lanzarote, un retrato fotográfico entre postales turísticas y lentejas

El fotolibro 'Tours, volcanes y lentejas' de Rubén Acosta ahonda en la identidad de la isla conejera, más allá de la promoción idílica | El autor cumple una década al frente de Ediciones Remotas junto a Mario Ferrer Peñate

Fotografía del libro ‘Tours, volcanes y lentejas’, de Rubén Acosta, mostrando a dos agricultores de Lanzarote.

Fotografía del libro ‘Tours, volcanes y lentejas’, de Rubén Acosta, mostrando a dos agricultores de Lanzarote. / Rubén Acosta

Rubén Acosta lleva años intentando entender a su tierra natal. Encuentra entre los cardones, la arena negra, el rebumbio de las orquestas de las verbenas y las guaguas llenas de turistas prestos a saltar sobre las jorobas de los camellos, detalles que muestran la transformación del territorio. Esa investigación, entre lo artístico y lo antropológico, ha quedado reflejada en el fotolibro Tours, volcanes y lentejas, publicado por Ediciones Remotas que será próximamente presentado en Tenerife y Madrid.

Conocedor de la industria turística, el fotógrafo sentía que esta promoción que reitera en el exterior la visión paradisíaca de las Islas poco tenía que ver con la realidad que pisaba día a día. Entonces, decidió compartir esta crítica a través del objetivo. A sus 46 años, Rubén ha presenciado la irrupción de la era digital y la masificación de los vuelos que conectan a países de todo el mundo con las coordenadas canarias.

"Lanzarote ha cambiado un montón. En los años 80 y 90, tal vez había un equilibrio entre lo turístico y lo local, pero creo que la esencia de lo anterior, de los 40 y 50, por ejemplo, ya solo queda en muy pocos reductos, en la familia y en lo agrícola, en el campo, ni siquiera en la pesca. Hoy es una isla mestiza, en general, donde la globalización hace que se pierda la identidad tradicional". No es un discurso nostálgico, sino la constatación de lo que provoca la riada de millones de visitantes cada año.

Señalar sin nombrar

Sin títulos que coarten al lector, las fotografías pasan una tras otra como una serie de postales que quedan suspendidas en el tiempo divididas en cuatro canarismos por título de capítulo, como Malpeís —la denominación local de malpaís referida a la colada de lava solidificada—, Magua —sentimiento de pena o añoranza—, La Tiñosa —antiguo topónimo de Puerto del Carmen—, y Taro —construcciones de origen preshipánico para guardar alimentos—, un juego al escondite entre el visitante y el residente. Entre las instantáneas, hay una que llama especialmente a Rubén. Un hombre y una mujer mayores posan erguidos.

Visten sombreros tradicionales para que el sol no tueste sus rostros rodeados de un campo de cebollas, mientras las mascarillas tapan sus fosas nasales y, al fondo, los aerogeneradores se elevan. "Es la mezcla entre lo rural, la contemporaneidad y lo sostenible, tal y como reflejan los valores medioambientales, sociales y culturales del paisaje contemporáneo. El equilibrio entre todos ellos es lo que construye el paisaje, igual que la identidad son múltiples factores", reflexiona.

El diseño de los canarios Santanasantana emula aquellas guías turísticas hechas por Claudio de la Torre con las tomas de Francisco Fontanal y transforma la banda de papel que recubre el libro, normalmente usada como promoción, en un mapa desplegable. Una invención que muestra el pulso innovador de Ediciones Remotas, que ya cumple una década. Una ocurrencia extravagante nada más salir de la crisis de 2008, pero Acosta y su socio Mario Ferrer, de la que están orgullosos por dar cabida a obras de sello isleño. 

"Hablo de Lanzarote, pero podría ser Grecia o Italia. Esto al final es el retrato de la mutación de un espacio y cómo conviven los locales con los turistas en esta dinámica", puntualiza Acosta. Así se entrevé en los textos que lo acompañan, donde la escritora Meryem El Mehdati plantea el zambullido entre las olas como un recuerdo que queda empañado por la basura tendida al sol, y Ferrer da de lleno con una descripción, "Acosta deambula entre el glamur del escenario y los sacrificios del camerino". Un rastro que deja dicho lo que somos.