Fotografía

Yasmina Pérez presenta 'Mar de fondo' junto a la poesía sonora de Fajardo

La fotógrafa grancanaria publica presenta el fotolibro en Talleres Palermo | A través de la imagen reflexiona sobre la identidad después de los viajes de ida y vuelta

Fotografía de Yasmina Pérez dentro del fotolibro Mar de fondo.

Fotografía de Yasmina Pérez dentro del fotolibro Mar de fondo. / Yasmina Pérez

La maleta recién vaciada alberga fantasmas que, bien pronto o tarde, salen de ella y comienzan a expandir su rumor por los rincones de la casa. Las escalas de aviones, los billetes de barcos y trenes, los calendarios que se van estrechando hasta alcanzar la fecha pactada, tan frecuentes antes, se detienen cuando el viajero decide volver. Entonces, ¿con qué se encuentra cuando el tiempo no ha parado en su ausencia? Todo, y a la vez, nada. Las calles son las mismas, la familia y los allegados, también, pero hay algo que falla.

¿Tal vez ha de recomponer su propia figura con lo ahora es, y lo que quedó? Yasmina Pérez intenta encajar las piezas con la publicación de su primer fotolibro Mar de Fondo. En la cita del jueves 12, a las 20.00 horas en Talleres Palermo, hablará de esta experiencia con el público que disfrutará, a su vez, de los acordes del cantautor Fajardo.

En 2018, la fotógrafa volvió a Gran Canaria después de haber vivido en el Reino Unido, en París, Madrid o Tenerife. Aquellos destinos, marcados por el imperioso ritmo del trabajo y de los estudios, le dieron la experiencia del entorno comercial y de la moda en el que los encargos tienen una fecha límite y las decisiones artísticas no solo dependen de quien presiona el disparador, sino de quien paga la factura final. Los marcos en los que fluyen una línea y otra son tan diferentes que prefiere evocar Mar de Fondo como "un proceso de disfrute en el que quiero capturar el instante, las he tomado desde un lugar sensorial".

Disparar desde la intuición

Todo empezó cuando su padre le regaló una cámara de fotografía analógico. Sin rumbo ni dirección, tomaba fotografías que se fueron acumulando hasta que las observó detenidamente y encontró una serie de patronas que la confrontaban entre lo conocido y lo reencontrado. "Las imágenes reflejan la vuelta al lugar de origen cuando sabes que nunca puedes volver del todo. Vuelves y no eres la misma. Así que las imágenes evocan la forma de mirar otra vez lo conocido a través de una mirada discreta e íntima, viendo lo que ha cambiado, también la evolución de los vínculos y el lugar,... Siento que llevan consigo esa mezcla de extrañeza y familiaridad".

Un filtro cálido, envuelto en aquel sol de la infancia, da sensación de acogida al lector que está invitado a pasear por la memoria de Yasmina. Hay paisajes quietos, como un ángulo tomado en un balcón que desemboca en la playa de Melenara, en Telde, donde un cable telefónico atraviesa el encuadre. O una charca, llena de juncos que emergen del agua y evoca una pincelada impresionista. Luego, se cuela entre las sábanas de una niña durmiente, la mirada de un caballo blanco o los mofletes de un bebé que va cogido por su abuela, detalles que van trazando una arquitectura de lo cotidiano. "Disparo desde la intuición y el instinto, a lo que llama la atención y, con el paso de los años, veo que hay elementos que se repiten y observo los cambios emocionales que he intentado representar".

De repente, encontró la oportunidad. El Encuentro de fotografía y artes visuales Veintinueve Trece abrió la convocatoria La Lata 2022, ocasión que venía al dedillo para presentar el proyecto puesto que en las bases de la octava edición se establecía que el creador o la temática debía estar ceñida a Canarias. La iniciativa lanzaroteña la dio por ganadora y, con ello, creó el fotolibro. El sello lanzaroteño Ediciones Remotas fue el encargado de empacar la idea con el afán de dar un toque único a las autorías isleñas. "A nivel artístico, hay cada vez más propuestas de jóvenes en el Archipiélago con mucho talento. Se están haciendo muchas cosas brillantes, también en fotografía, pintura, en todas las artes, y eso me parece muy positivo", indica Pérez.

Como ella, muchos artistas canarios vuelven tras varios años fuera, por estudios o trabajos que les obliga a estar en el exterior aunque la experiencia les enriquezca. Las vueltas de la vida preparan el regreso, dotados de una mirada distinta en la que intentan resignificar el territorio, como ocurre con las grafías de Saskia Rodríguez, la responsabilidad social que ha de impregnar la arquitectura que pregona el colectivo À la sauvette, los paisajes abstractos de Capi Cabrera que plasman los pigmentos de los lugares (re)conocidos, las instantáneas del veterano fotógrafo Rubén Acosta que en Lanzarote intentan distinguir qué queda después de los cambios generacionales, la coreografía de la tinerfeña Paula Quintana y su afán por recoger en su cuerpo todo y más o las lecturas que hacen las escritoras Andrea Abreu y Meryem El Mehdati de la región después de vislumbrar qué provoca pagar por el usufructo de estas tierras.

Ahora le toca a Yasmina Pérez saber quién es, atravesada por las coordenadas circunstanciales e inamovibles de su vida.

Fajardo y la inspiración

En Talleres Palermo, la fotógrafa contará con una de sus fuentes inspiracionales: la voz de Fajardo, formulando una conversación que alternará la reflexión crítica del artista y su traducción compositiva, abierta al diálogo con la audiencia. El músico canario llegó a sus oídos hace ya una década, cuando acababa de publicar su primer disco homónimo, y entonces hizo que "explotaran mis sentidos", declara. Entre los versos de Geometría / Geología, perteneciente a Intuición (2021), empezó a escalar las palabras que decían "aunque no quede saliva / habrá que dar / el salto / y elegir / dónde llegar" entre tantas otras que describen la esperanza de una nueva etapa.

Le hizo un hueco entre las citas de Virginia Woolf y Clarice Lispector, sus escritoras favoritas: "Creamos desde un lugar más sensorial, del cuerpo, y siento puentes entre las canciones y letras de Fajardo y mis imágenes, porque sus canciones evocan imágenes muy poéticas que no tienen un significado cerrado, sino varias formas de entendimiento posible, un código que me gusta utilizar en fotografía", añade la autora. La fotógrafa muestra la intimidad de un espacio en el que hay historias que no volverán a ocurrir.