Cine

Terror con humor inteligente

Diábolo Ediciones publica el tercer y último volumen del ensayo sobre cine ‘¡Vamos a morir todos!’ de Pedro Delgado Cavilla | La combinación perfecta entre risas y miedo

Una secuencia de ‘La cosa’, la inquietante película de John Carpenter y «una de las más terroríficas de la historia». | | LP/DLP

Una secuencia de ‘La cosa’, la inquietante película de John Carpenter y «una de las más terroríficas de la historia». | | LP/DLP / Alberto García Saleh

La combinación entre terror y humor, cuando se ha abordado con talento e imaginación, ha sido sinónimo de obra maestra absoluta. Ejemplos los hay a decenas, pero ahora mismo se me ocurren dos tan emblemáticos como El pequeño Frankenstein o The Ricky Horror Pictures Show. Pero trasladándonos al terreno del ensayo literario, eso es lo que ha logrado el escritor y cineasta Pedro Delgado Cavilla con ¡Vamos a morir todos! Lo insólito y paranormal en el cine (Diábolo ediciones), un recorrido, principalmente, sobe la historia del miedo en el séptimo arte, o una saga de tres volúmenes imprescindibles para aquellos a los que le gusten conocer los detalles insospechados y escabrosos sobre las películas, libros, series, dibujos animados o documentales del género fantástico y de terror.

Una de las imágenes de ‘El exorcista’, gazapo incluido. | | LP/DLP

Una de las imágenes de ‘El exorcista’, gazapo incluido. | | LP/DLP / Alberto García Saleh

Pero lo que convierte a Delgado Cavilla en un autor genial y diferente es su fenomenal sentido del humor. Porque, al final, y casi sin darse cuenta el lector, este recorrido sobre la historia del terror en las diferentes manifestaciones artísticas, lo que provoca son en realidad unas tremendas carcajadas. Un recurso muy inteligente al que el magnífico autor recurre a sabiendas de la baja calidad de muchas de estas producciones. Y esto es algo que sólo él, que ha estado inmerso profesionalmente en todas los diferentes campos y vericuetos de la realización cinematográfica, podría conocer bien. Podría poner innumerables casos. Pero valga como ejemplo cuando el autor aborda, en el capítulo sobre muertos vivientes, la cansina saga The Walking Dead reconvertida en Fear The Walking Dead sobre la cual señala que «los capítulos se eternizan aprovechando complejísimos asuntos personales de los protagonistas quienes aunque no estén zombificados gozarían de un mejor estado mental si lo estuvieran». O cuando, un poco más adelante describe el argumento de la ochentera La invasión de los zombis atómicos en la que «un avión sometido a una fuga radioactiva convierte a todo su pasaje en una horda de zombis sedientos de sangre. Al aterrizar montan una trifulca mayor que si hubieran perdido las maletas». O cuando llega a la española REC, no sin antes recordar a directores canarios como Elio Quiroga o Juan Carlos Fresnadillo, en la cual «una reportera, desplazada para cubrir una información en una barriada de Barcelona, se ve inmersa en una pesadilla mayor que la de cualquier reunión de comunidad de vecinos». Eso sin olvidar citar gazapos antológicos como los potentes acondicionadores de aires que se cuelan en El exorcista.

‘La mansión del diablo’, la primera película de terror. | | LP/DLP

‘La mansión del diablo’, la primera película de terror. | | LP/DLP / Alberto García Saleh

Pero es que, ya en el prólogo, Delgado reconoce que hubo un tiempo en el que se metió de lleno a investigar el mundo paranormal, «un mundo lleno de incertidumbres y medias verdades», siendo discípulo del profesor Germán de Argumosa, y aunque reconoce que vivió momentos inquietantes, comprobó que era «un callejón sin salida», y lo dejó para dedicarse a las películas. Pero Delgado, que también cuenta con una ristra de magníficos ensayos cinematográficos y novelas de misterios totalmente recomendables, hace además, un recorrido por la historia del arte audiovisual en todos sus terrenos, complementado con las obras literarias y los descubrimientos científicos o avances sociales más importantes de cada periodo que repercuten de forma decisiva en la coyuntura de cada una de estas realizaciones, citando títulos, que aunque no sean precisamente de terror o ciencia ficción, sí son fundamentales para conocer la evolución del medio.

Terror con humor inteligente

Terror con humor inteligente / Alberto García Saleh

Así, por ejemplo, el autor nombra la obra fundacional de la historia cinematográfica perteneciente a los hermanos Lumiére, La salida de los obreros de la fábrica Lumière de Lyon, en un primer capítulo titulado Miedos muy antiguos. Sin embargo, Cavilla sitúa el inicio del terror, como género con la novela de Horacio Walpole, de 1764, en pleno Romanticismo, titulada El castillo de Otranto, aunque fuera poco más de un siglo después, en el año 1896 concretamente, cuando llegó la que pueda ser considerada la primera película de terror.

Terror con humor inteligente

Terror con humor inteligente / Alberto García Saleh

Se trata La mansión del diablo, del gran Georges Mélies, un autor prolífico en cuanto a géneros cinematográficos que también filmó otra imprescindible La pesadilla (1896). Porque, otro punto de vista importante de estos ensayos es que son una guía perfecta para el cinéfilo profano que quiera seguir ampliando sus conocimientos. Y esto se muestra desde el principio ya que Cavilla comienza abordando las famosas fantasmagorias del creador de la linterna mágica Etienne-Gaspard Robert con títulos como Escapada de los infiernos o Ateo destrozado por una rayo, de 1822. Y así, cuando, por ejemplo, el autor analiza la celebérrima El gabinete del doctor Caligari, de Robert Wiene, recuerda otro título magnífico del mismo director, pero que ha pasado a un injusto segundo plano como Genuine. El cuento de un vampiro.

Terror con humor inteligente

Terror con humor inteligente / Alberto García Saleh

O cuando sitúa a La cosa, de John Carpenter, como «una de las películas de ciencia ficción más aterradoras», recordando la precuela de 2011, en la que el organismo extraterrestre que duplica las formas de vida en La Tierra, «no puede evitar dejar alguna pista de esta falsificación ya que su organismo expulsa elementos extraños como los empastes dentales».

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