Cuando se hacía arquitectura ecológica

Los edificios de hormigón, sostenibles y atemporales, mejoran la vida de las personas durante mucho tiempo sin mantenimiento

Imagen de la Kingston University de Grafton Architects, premio Stirling 2011.

Imagen de la Kingston University de Grafton Architects, premio Stirling 2011. / dulce xerach pérez

Norman Foster es uno de esos arquitectos valientes que lleva haciendo arquitectura verde desde hace tantos años que aún no se la denominaba así. Foster es de los que defienden los edificios de hormigón como sostenibles. Incluso afirma que son mucho más sostenibles que otros, incluidos los de madera, porque los de hormigón son duraderos y atemporales, porque mejoran la vida de las personas durante muchísimo tiempo, décadas y décadas, sin apenas mantenimiento, y porque permiten una cercanía con la naturaleza, si están bien hechos, pues proporcionan estabilidad con ligereza de formas, aire fresco y control de temperaturas de manera natural y bellísimos efectos de luces y sombras.

Al fin y al cabo no es nada nuevo, podemos partir de un ejemplo de sostenibilidad en el tiempo: el Panteón de Roma, que también fue hecho con hormigón y donde llueve dentro y no pasa nada. Ahí sí que fueron precursores los romanos.

Para no irnos tan lejos vamos a analizar dos ejemplos recientes. Durante la celebración del jurado del Premio Stirling 2021, hubo una gran discusión en la que Foster participó también, y en el jurado del premio fue un firme defensor de la Kingston University London – Town House de hormigón diseñada por Grafton Architects, que terminó ganando el premio, frente a la obra que partía como favorita, la mezquita Marks Barfield’s Cambridge.

El edificio de la Kingston University fue descrito por los jueces del Premio RIBA como «alta calidad en todas las escalas». El edificio contiene la biblioteca y el archivo principal de la universidad, así como un teatro, estudios de danza, espacios de enseñanza y cafeterías. Tiene una columnata distintiva de varios niveles de 200 metros de largo hecha de piedra reconstituida para recordar la fachada del edificio vecino del Consejo del Condado de Surrey. Según el jurado: «Envolver el edificio en una columnata alta le da presencia en la calle, equilibrando con éxito la necesidad de hacer una declaración histórica con la necesidad más amplia de responder respetuosamente en tamaño y escala a su contexto». Las arquitectas creadoras de este edificio, Yvonne Farrell y Shelley McNamara, Premio Pritzker de Arquitectura 2020, lo explican así: «Se trata de conectarse con la comunidad, el transeúnte, una invitación a cruzar el umbral; un marco tridimensional con capas de silencio y capas de sonido. El espacio, el volumen y la luz son los organizadores».

El propio Foster ha contado sobre este premio lo siguiente: «Creo que hay muchos mitos peligrosos sobre los materiales, el reciclaje y la sostenibilidad». «Tuvimos un debate muy intenso sobre esto en el jurado del premio Stirling. No se trataba del material, se trataba de cómo usas ese material»: de nuevo hablamos del hormigón, que utilizaron Farrel y McNamara en al Kingston University.

Cómo usamos el hormigón

Foster argumentaba que el hormigón puede tener muchos beneficios, y citaba una obra propia, también controvertida: el campus de Apple en California, como un edificio de hormigón ejemplar porque en su diseño reduce el uso de materiales adicionales del equipamiento.

Si se analiza cómo fue hecho el edificio de Apple, se observa que la estructura de hormigón está reforzada, por lo que funciona estructuralmente, lo cual no es nada nuevo, pero es muy inteligente en el ahorro de materiales y por tanto de energía para construirlos. El edificio de Apple aprovechó el hormigón colocando tuberías de pequeño calibre a través de él, por lo que así canalizó el agua caliente o fría eliminando conductos tradicionales.

De esa manera logró reducir la altura del edificio, pero manteniendo una generosa altura del piso al techo para los ocupantes, o sea reduciendo la envoltura externa y dejando el hormigón como el material final, sin recubrirlo con nada más, una tradición muy seguida en Canarias y acertada para nuestro clima.

El resultado final es que Apple Park es un edificio neutral en carbono, que recicló mucho de otros edificios que Apple tenía en la zona, y que además culminó con la plantación de 10.000 árboles, que están absorbiendo dióxido de carbono y a medida que crezcan absorberán más.

Creo que estos son buenos ejemplos de edificios no solo neutrales para el clima, sino que recuperan el clima. Es decir, van más allá y no se quedan en que capturan algo de carbono, sino que también tratan de la salud de los ocupantes del edificio. Están creando algo más que hormigón donde antes solo había asfalto, están creando nuevos espacios verdes, y están, por tanto, fomentando la biodiversidad.

Esa es una visión holística de la arquitectura cada vez más necesaria y sin embargo tan escasa en Canarias.

Dulce Xerach Pérez. Abogada, Doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea

Suscríbete para seguir leyendo