Música | Crítica

Brillante recuperacion del Saint-Saëns canario

La parte sonora del memorable compositor ha sido cubierta con un concierto en el salón de actos de la Casa de Colón, rebosante de público

Imagen de archivo de un concierto de música antigua en el patio de la Casa de Colón. | | LP/DLP

Imagen de archivo de un concierto de música antigua en el patio de la Casa de Colón. | | LP/DLP / G. García-Alcalde

Guillermo García-Alcalde

Guillermo García-Alcalde

Camille Saint-Saëns estuvo siete veces en Gran Canaria, donde hizo muchos amigos, protagonizó eventos, recibió homenajes y compuso algunas piezas inspiradas en la música isleña. Resultaba paradójico el escaso recuerdo de aquellas presencias, tratándose de un compositor entre los más importantes del paso europeo entre los siglos XIX y XX. A punto de cumplirse cien años de su muerte (1921), impidió la epidemia las celebraciones memoriales que preparaba un prestigioso músico e investigador, Dionisio Rodríguez, autor de un gran trabajo. La exposición abierta en la Casa de Colón, magnífica por su riqueza informativa, con imágenes inéditas en su mayoría y la edición de un catálogo interesantísimo, todo ello con las aportaciones del Gobierno y el Parlamento autónomos, y el Cabildo grancanario, cubre la parte visual y documental de la iniciativa.

La parte sonora del memorable compositor ha sido cubierta con un concierto en el salón de actos de la Casa de Colón, rebosante de público. La interpretación del material elegido estuvo a cargo del Quinteto de cuerda de Gran Canaria (Laura Espino y Beatriz Nuez, violines; Dionisio Rodríguez, viola; Juan Pablo Alemán, violonchelo; e Ivanov Rodríguez, contrabajo) reforzado por el brillante pianista Víctor Naranjo y la soprano Magdalena Padilla.

Tras la presentación generaldel acto, Dionisio comentaba interesantes detalles del programa. Las piezas musicales comenzaron siendo las de composiciones de los amigos canarios de Saint-Saëns: Tejera Ossavarri, Bernardino Valle, Fermina Enriquez y los hermanos García de la Torre, pasando a continuación a las piezas del francés escritas aquí. Con la primera de ellas, un Panis Angelicus, entró en escena la magnífica soprano Magdalena Padilla, quien entonó muy bellamente un tango de Manuel Nieto y las dos canciones rescatadas de la zarzuela Lola, un género muy admirado por el maestro, cuyos acentos de majeza había asimilado a la perfección.

En definitiva, una simpática y muy documentada aproximación a la vertiente más amable del enorme creador de sinfonías y óperas, seducido en Gran Canaria y en Cádiz por la música de menor formato que conoció y amó por su amistad con los colegas canarios.

Varios bises prolongaron esta espléndida recuperación histórico-estética comandada por Dionisio Rodríguez.

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