Entrevista | Paula Quintana Coreógrafa tinerfeña encargada de la dirección escénica de Blanca Paloma

«La voz de Blanca Paloma es impresionante, tiene algo de trance»

Quintana con el micrófono de bronce que ganó Blanca Paloma.

Quintana con el micrófono de bronce que ganó Blanca Paloma.

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

La coreógrafa y bailarina Paula Quintana hizo historia el fin de semana junto al equipo de Blanca Paloma al ser elegida su canción, ‘Eaea’, la que representará a España en el festival de Eurovisión 2023. Han sido varios meses de trabajo para dar forma a una propuesta que va más allá de la mera canción. Una «invocación», un «trance» protagonizado por seis mujeres es lo que propone este multidisciplinar equipo.

¿Ha tenido la oportunidad de descansar o ya están manos a la obra con la vista puesta en Liverpool?

Yo me encargo de la coreografía y de la dirección en escena y ya estamos trabajando porque mañana [por hoy] tenemos una actuación y hay que prepararla. Ahora hay que adaptar nuestra propuesta a diferentes formatos porque hay muchas galas y programas por delante. Tendremos que hacer diferentes versiones y no sé muy bien qué más va a venir porque esto va muy rápido.

¿Cómo y cuándo empezó a trabajar con Blanca Paloma?

La conozco desde hace un año, más o menos, porque he trabajado antes muchas veces con José Pablo Polo, que es compositor de Eaea junto con Blanca Paloma. De hecho, Polo es el compositor de algunos de los temas que he utilizado para mis últimas piezas. En este proyecto tratamos de encontrarle a Blanca una identidad. Teníamos que entender qué es, qué representa, qué quiere contar y en qué lugar se posiciona. Así que no ha sido un trabajo solo de montar una coreografía, sino de crear una imagen. Ella quería trasmitir el legado de la tradición pero sin que fuera algo que nos atrape, sino que nos sirva para evolucionar. A partir de ahí empezamos a pensar que no había que hacer un baile, sino un rito, un encuentro de mujeres que hace ese conjuro, un rito. La voz de Blanca es muy impresionante, sobre todo en directo, y tiene algo como de trance.

¿Tuvieron claro desde el principio que querían una puesta en escena totalmente femenina?

Sí, pensamos en un grupo de mujeres que no debían ser bailarinas, sino mujeres que están con Blanca y por eso hemos buscado perfiles muy diferentes entre sí, sin que haya un prototipo de bailarina. Hay algunas que no lo son, sino que son actrices. Teníamos la idea de que fueran mujeres que la acompañaran haciendo una especie de encuentro para invocar algo. Eaea es una nana y normalmente las nanas las cantan las abuelas y las madres. Queríamos reconocer el cuidado de la herencia de todas esas mujeres para construir algo a partir de ahí. Pero todo esto lo hemos querido hacer con una mirada hacia el futuro. En la puesta en escena, Blanca entra a los flecos, al comienzo de la actuación, y luego sale de ellos porque queríamos trasmitir que recogía el legado de sus ancestros para seguir construyendo. Evidentemente es una canción y está pensada para un concierto, no es una obra de teatro, pero siempre hemos tenido claro que queríamos que fueran las mujeres las protagonistas. Y son cinco porque no podíamos meter más, por la normativa, porque si no hubiéramos metido a 30.

Precisamente hay muchos aspectos técnicos que tener en cuenta a partir de ahora porque la normativa de Eurovisión para las actuaciones es muy rígida.

Sí. Estamos a la espera de los planos del escenario porque ahora empieza un trabajo técnico en el que tendremos que trabajar todo el equipo.

Queremos hacer honor al cuidado, al cuerpo, al rito, a escuchar para evolucionar

Además de una imagen muy marcada también han creado todo un símbolo, el movimiento de la mano en el aire, para que se convierta en el símbolo de la candidatura de España en Eurovisión 2023.

Sí, ese ha sido nuestro trabajo, buscar elementos que identifiquen a Blanca. Ya enseñaremos la coreografía del estribillo para que la gente se la pueda aprender. Tenemos que entender el medio en el que estamos jugando y construir a partir de ahí. Pero hay que destacar que todo eso lo estamos poniendo al servicio de Blanca, para mostrar quién es y qué quiere contar. Y para eso trabajamos prácticamente a diario.

La Yaya Carmen ha sido la otra gran protagonista de este fin de semana, porque Blanca Paloma le ha dedicado todo a ella. ¿Hablaron mucho de ella durante los ensayos?

Cada una de nosotras, también las bailarinas, hablaron de sus propias abuelas. Evidentemente Blanca habla de la suya pero no es un trabajo con la abuela de Blanca, sino que es un trabajo con todas nuestras madres, abuelas y bisabuelas. Cada una invocamos a nuestras ancestros, así que hablamos de las madres del mundo y de la Tierra. Queremos hacer honor al cuidado, al cuerpo, al rito, a escuchar para evolucionar. Eso es lo importante. Queremos asumir la responsabilidad de recoger todo ese pasado y construir algo a partir de ahí. Por eso hablamos de invocar, porque trabajamos con la idea de las mujeres que se empoderan y por eso mueven sus cuerpos.

Blanca Paloma ha tenido palabras muy bonitas para usted, dice que usted las ha puesto en su sitio y les ha permitido encontrar su lugar para después ellas narrar esta historia.

Sí, hay mucho trabajo. Ensayamos a diario y antes de salir a escena también. La coreografía no es solo estar en el escenario sino que trabajamos todo, la concentración y la visualización porque no es solo el movimiento. Dirigir todo eso es un trabajo en conjunto y lo hemos trabajado mucho.

¿Cómo compagina este trabajo con el resto de sus proyectos profesionales?

Justamente estoy terminando mi última producción, Huerto, cuya música está compuesta José Pablo Polo. Esta semana me voy a Zaragoza y a final de mes estaré en Barcelona para terminar este proyecto y a partir de abril se estrena. Es un proyecto muy grande y afortunadamente ya lo estoy terminando para poder compaginarlo con el de Blanca Paloma. Me tocan unos meses un poco complicados pero lo haremos todo, porque sarna con gusto no pica.

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