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Arte

El enigma del espacio exterior, en la Fundación Francis Naranjo

La galería de arte de la Avenida Primero de Mayo acoge una instalación de Ángela Jiménez sobre un inquietante futuro distópico y tres interesantes vidocreaciones de Enrique Ramírez

La artista madrileña Ángela Jiménez junto a una parte de su instalación ‘El abrazo de la serpiente’ en la Fundación Francias Naranjo. LP / DLP

La Fundación Francis Naranjo acoge dos de las propuestas más interesantes que ahora mismo se pueden disfrutar en la capital grancanaria. La primera, ‘El abrazo de la serpiente’, de Ángela Jiménez, es una instalación que recrea un futuro distópico en el que un ser alienígena coloniza la Tierra. La segunda, ‘Mirar de frente’, de Enrique Ramírez, incluye unas videocreaciones extremadamente interesantes y preciosistas. 

Cualquier que se acerque estos días a la Fundación Francis Naranjo (Avenida Primero de Mayo, 63) podrá vivir una experiencia cercana a la de una película entre ciencia ficción y terror de John Carpenter. Una larga e inquietante víscera de una extraña criatura en forma de serpiente surge desde la misma entrada a la galería y atraviesa la sala principal, las escaleras y la primera planta del local, dejando a una lado una especie de nave ovalada y acabando en un símbolo familiar pero que el espectador tendrá que descifrar. Es el proyecto El abrazo de la serpiente de la artista madrileña Ángela Jiménez que ocupa la sala rasante y superior del local. Esta obra, junto a la del chileno Enrique Ramírez Mirar de frente, formada por tres hipnóticos vídeos y una serie fotográfica en la sala sótano, conforman la nueva y muy recomendable propuesta de este local.

La primera artista, Ángela Jiménez Durán (1996, Madrid), vive y trabaja entre Madrid y París y su obra se desarrolla en el ámbito de la instalación y de la escultura, a veces encontrándose con la escritura y el dibujo, proponiendo narrativas de ficción en las cuales se exploran futuros inciertos, pero posibles. La materialidad y la temperatura de los materiales, tanto poética como real, atraviesan su obra. «Trabajo mucho con instalación», aclara la propia artista. «Pensando las obras para los lugares en los que se van a exponer. Y esta la pensé especialmente en esta sala que tiene dos niveles y me gustó el recorrido», añade. «Es una proyección en el futuro en el que la humanidad ya no existe, pero la vida en la Tierra permanece. Es la idea de trasladarnos a un futuro en el que ya no estamos». El abrazo de la serpiente lo forman una escultura central hecha con sábanas mojadas y arcilla que recorre el interior del local y que en el nivel superior se transforma a modo de cyborg en un dispositivo. «Yo trabajo mucho con el lenguaje electrónico y los circuitos y paseando por Las Palmas vi el símbolo de Unelco, y pensé en algo que hablase de conexión, energía y electricidad. Me gustó mucho recuperar este símbolo que es de aquí, como una idea de que nosotros ya no estamos en este futuro, pero un símbolo de nuestro presente sigue resurgiendo» en esa distopía. 

Es algo visceral, como de película gore, como inspirado en la película La cosa . «Tiene un punto muy figurativo porque parecen tripas de una serpiente, pero es un poco abstracto, porque son telas, y esa ambigüedad es perfecta». Esta serpiente está ligada a una especie de turbina, de nave en forma de huevo que, aunque por fuera tiene el típico revestimiento plateado por dentro guarda nuevas sorpresas. «Es cómo mostrar que la serpiente ha venido en este objeto que está flotando y levitando y de él ha surgido el ser extraño», señala Jiménez. «Quería jugar con que se pudiera ver el interior de la nave, recubierta del mismo barro con el que está hecho la serpiente y uno mismo pueda hacer la conexión», añade. Una vez acabada la instalación esta sigue transformándose «ya que cuando el agua se evapora la arcilla se parte, por lo que cambiará de color y saldrá moho. No está vivo, pero se transforma a ese mismo nivel»

El segundo artista, Enrique Ramírez, resulta igual de original e impactante. Nacido en 1979 en Santiago de Chile, también tiene su residencia en París, y su obra destaca por unas videocraciones cristalinas que atrapan al espectador desde la primera secuencia. 

Su proyecto Mirar de frente está formado por cuatro creaciones. El primer vídeo, Brisas, de 2008, coincidió con la conmemoración del 50 aniversario del golpe de estado en Chile, y está protagonizado por un personaje que, en un plano secuencia de 12 minutos cruza el Palacio de La Moneda desde la Plaza de La Ciudadanía hasta la de La Constitución acompañado de una voz en off que habla de las sensaciones de la última generación que vivió la dictadura. «En realidad habla de problemas sociales y políticos que se viven en muchos lugares del mundo y sobre la importancia de que la historia no desaparezca», aclara el artista. El segundo vídeo, Un hombre sin imagen, de 2020, y de 20 minutos, está filmado bajo el agua, y aborda la problemática de la inmigración de una forma abstracta con un personaje en un medio «que no sabemos si es el mar, la noche, un vientre materno o una especie de no lugar», aclara. El personaje intenta flotar, salvarse en el espacio mientras recuerda el lugar que dejó. 

La tercera propuesta proviene de una serie de fotografías tituladas Restos de mar, que fueron realizadas en Chile y abordan también el problema migratorio con velas antiguas de barcos que han naufragado como metáforas del cuerpo encontrado. Y el cuarto trabajo, y más impactante, es el filme Un hombre que camina rodado en el salar de Uyuni en Bolivia. «Yo buscaba que fuera un paisaje como de espejos en el que el cielo y la tierra se pudieran transformar en un mismo lugar», aclara Ramírez. La obra habla del pasaje entre la vida y la muerte, pero también de la colonización en América del Sur. «El personaje utiliza una máscara del diablo inventada, se cree, por los pueblos indígenas para espantar al colonizador español».

Este personaje arrastra unos cuerpos con vestimentas europeas en un vídeo que evoluciona con momentos de una extremada belleza visual en el cual las imágenes se fusionan continuamente.

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