56 años de poesía contra la Dictadura

Aniversario de la publicación de ‘Poesía Unánime’, de Agustín Millares Sall

Magdalena Cantero junto a un retrato-cartel de Agustín Millares Sall.

Magdalena Cantero junto a un retrato-cartel de Agustín Millares Sall. / Emilio Díaz Miranda

Emilio Díaz Miranda

En este febrero bombardeado de noticias de guerras, de muerte por bala o por epidemias que nos pone en Europa al borde de una catástrofe demasiado cercana es quizás necesario recordar que en el pasado logramos sobrepasar y sobrevivir unas situaciones inquietantes y peligrosas como fueron la Dictadura fascista de Franco, la Guerra Fría con bombas atómicas americanas situadas en las bases españolas en que, por accidente, caen bombas atómicas en Palomares que, afortunadamente, no explotan. Entonces, como hoy, no eran muchos los que proclamaban la necesidad de la Paz, porque hacerlo te situaba en la lista de los sospechosos o enemigos encubiertos de la patria. El ser patriota estaba poco menos que prohibido a los de izquierda y el patriotismo -puro y duro- era propiedad exclusiva del régimen franquista.

Eran los tiempos de la falta de libertad de Prensa de la Dictadura del Generalísimo Franco. Y se podría pensar que usar con libertad las palabras era tan peligroso como trabajar en una mina y que ser poeta o periodista era más peligroso que ser minero. Recordemos el caso del jovencísimo periodista Salvador Sagaseta que sufrió dos juicios de guerra y condena de cárcel por haber publicado el poema Consejo de Paz de Pedro Lezcano en el Diario de Las Palmas. Poema que había sido anteriormente publicado legalmente después de haber pasado la censura previa obligatoria de aquel tiempo.

Con seguridad un agravante que empujó el Consejo de Guerra contra el joven periodista Salvador fue el apellido Sagaseta por ser sobrino del abogado Fernando Sagaseta. Este abogado junto con un grupo de la llamada Iglesia Cubana (grupo anticlerical), había fundado el movimiento de Canarias Libre a raíz de la detención, tortura y ejecución del legendario Corredera. Impulsados por lo que consideraban su «deber» (en palabras del poeta Manuel Padorno) de salvar a Juan García Suárez hubo una serie de reuniones en casa de Agustín Millares y su esposa Magdalena Cantero. En las reuniones semiclandestinas estuvieron, entre otros, Manuel Padorno, Manuel Bello, Luis Alsó, Isidro Miranda Millares, Fernando Sagaseta, Pedro Lezcano, Mercedes González de Linares, Arturo Cantero... Recurrieron incluso a la ayuda del obispo Pildáin y Zapían. Trataron de salvar la vida del Corredera, pero no pudieron evitar que en la madrugada del 19 de octubre de 1959 el garrote vil quebrara el cuello de Juan García al que llamaban Juan el Nuestro. Y ese crimen legalizado prendió la llama de Canarias Libre.

El libro Poesía Unánime se editó en la imprenta de Pedro Lezcano Montalvo y salió a la calle el viernes 17 de Febrero de 1967. La portada era obra de Manolo Millares. Y el prólogo de Isidro Miranda Millares. De alguna manera no premeditada estábamos reuniendo los nombres que habían combatido por la vida del Corredera puesto que en 1967 esta antología de las poesías de Agustín recogida bajo el título de Poesía Unánime la realizábamos Manuel González Barrera y el que escribe en la Colección Hoy por Hoy, además del autor Agustín y del prologuista Isidro. Con tal título pretendíamos inaugurar una actividad legal y pública a favor de ideas democráticas y sociales, pero el impulso necesariamente oculto era el de la célula del Partido Comunista de España que formábamos Luis Alsó, Manuel González Barrera, el autor de este artículo y otros. Nuestra célula se llamaba Pérez Galdós, lo cual era ya todo un programa.

Agustín Millares Sall ha sido uno de los poetas canarios que iluminó con su obra uno de los períodos más negros de la historia de España y de las Islas Canarias. Fue un activo militante de la resistencia intelectual antifranquista, y esa experiencia marcó su obra desde sus comienzos si recordamos su detención junto a su hermano José María y otros en 1947 con motivo de la publicación de la Antología Cercada. Su palabra, su poesía, era considerada peligrosa por aquellos que instauraron un régimen sin libertades y con imposición del silencio a las voces y opiniones distintas. Hoy como ayer es necesario no olvidar el uso y la defensa de la libertad de opinión (no del libertinaje con que hacen uso y abuso ciertos medios ultraderechistas). Había y sigue habiendo necesidad de despertar la conciencia individual y colectiva de los Derechos Humanos y de la Paz, y no alentando conflictos armados ni contribuyendo a su prolongación.

«El poeta es el grito que libera la tierra / la primera montaña que divisa la aurora / la campana que toca la canción de la hora / el primer corazón que lastima la guerra». El poeta y critico literario Jorge Rodríguez Padrón decía que en estos pocos versos anteriores se podía ver la fe que depositaba Agustín Millares «en el poder de la palabra para defender la libertad y sembrar la esperanza en un mundo tenebroso plagado de peligros». Esadefensa de la libertad y esa esperanza nos alentaba hace más de 50 años y a los que hemos sobrevivido tanto la Guerra Fría como la Dictadura fascista nos sigue alentando. Del grupo que editó Poesía Unánime soy el único que ha escapado a la guadaña de la muerte pasados ya los ochenta años de edad. Y es un honor y un deber recordar aquella lucha por la Libertad que nos alentaba.

La literatura salió en defensa de lo que hoy se llama la libertad de expresión. Hoy parece no tener mayor mérito, porque cualquier periódico o persona puede opinar libremente, siempre y cuando se les permita publicar y no sean ignorados. Pero en estos momentos, la literatura no puede suplir la real falta de libertad de expresión ordenada desde superiores despachos ocultos al público, pero sometidos a accionistas y oligarcas nada analfabetos.

Magdalena Cantero, viuda de Agustín Millares y recientemente fallecida no se cansaba de repetir los pensamientos que compartía con su marido más allá de la muerte de Agustín: «La poesía debe ser para el pueblo, para que la entiendan hasta los más analfabetos; debe comprenderse y llegar a todos, porque hay poesía de intelectuales para intelectuales y mi marido escribía su poesía para que le entendieran, porque además, tenía un mensaje social que debía llegar a todos».

Desde un presente difícil, a nivel nacional e internacional, cuando en Europa resuenan los tambores de Guerra y caen bombas escribo con la esperanza de que la voz de los pueblos sea «unánime» como el título de nuestro libro de poesía a favor de la paz y de la libertad

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