Artes escénicas

El abrazo colectivo de la cultura: acordes y arte para apoyar a las personas en movimiento

En Las Palmas de Gran Canaria hay iniciativas y asociaciones que, a través de distintas disciplinas culturales, se comprometen con aquellos y aquellas que migran

Actividad de Asociación Atlas en el cementerio de cayucos de Arinaga.

Actividad de Asociación Atlas en el cementerio de cayucos de Arinaga. / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

Después de que el sol ya hubiera despertado a los habitantes del barrio de La Isleta, Naby Camara, un músico guineano que vive en la Asociación Atlas, se apeó de su cuarto y bajó las escaleras hasta el taller de ideas de la primera planta. Un mandala dibujado en la pared blanca, un trozo de cartón colgado con una cuerda despeluchada en el que se leía ninguna persona es ilegal y largas mesas de madera rodeadas de sillas de oficina, adornaban el espacio con su presencia de objetos inertes. Quietos, calmados, como si también estuvieran dispuestos a escuchar.

La luz del sol se sumó al relato en el último momento: se colaba por las ventanas entreabiertas mientras Naby describía sus viajes musicales de país a país, de banda en banda, por Guinea-Bissau, Senegal, Gambia, Mali o Marruecos. También su llegada a España, hace alrededor de 3 años, a la isla de Fuerteventura.

Era el año 2020 y estábamos en plena pandemia cuando los anhelos de miles de nuestros vecinos se amontonaban en el muelle de Arguineguín. Las imágenes que podíamos ver en los medios de comunicación eran distintas pero a la vez siempre las mismas: multitudes, mantas coloradas, barcos atestados, mascarillas, cruces rojas por doquier. Las instituciones no dieron a basto, así que la sociedad civil se organizó, no solo para ofrecer soluciones de alojamiento, sino también para luchar contra los discursos de odio y los estereotipos promovidos por esas estampas que, como si fueran cromos repetidos, se acumulaban en telediarios y periódicos.

Tras descansar un mes en casa de un amigo en Fuerteventura, Naby Camara llegó a Gran Canaria y pasó tres semanas en la Asociación Atlas. Así fue como conoció este espacio en el que ahora lleva viviendo alrededor de ocho meses, tras estar dos años en Guanarteme. «Ahora tengo mi banda, mi grupo, mi música. Somos cuatro. Damos talleres de percusión en Santa Catalina, talleres para los niños en colegios, talleres para los niños chicos africanos que llegan aquí», relata Camara.

'Ninguna persona es ilegal'

Cartel colgado en la pared de la Asociación Atlas, en el barrio de La Isleta. / LP/DLP

Atlas es un ejemplo de cómo la gente de a pie y la cultura se volcaron y se vuelcan para ayudar a viajeros como Naby, a las personas en movimiento que se desplazan por nuestra geografía. «Cuando empezamos el proyecto de Atlas y trabajamos el modelo turístico, lógicamente sabíamos que hay personas que viajan por placer y personas que viajan por supervivencia», explica Manuel Cabezudo, miembro de la asociación, entre las paredes del taller de ideas.

En la asociación de la calle Anzofé, se hicieron muchas acogidas gracias a la ayuda de la plataforma Somos Red. Pero además de ofrecer su techo, este espacio que funciona como hostal turístico y como asociación cultural, quiso ir más allá. «¿A nivel de proyecto cultural, qué podemos hacer?», se preguntaron.

Por ello, a partir de enero de 2021, se pusieron manos a la obra para incluir dentro de su programación contenidos y actividades que, a pequeña escala y dentro de sus posibilidades, pudieran contribuir a mejorar la situación de esos viajeros y viajeras que estaban llegando a nuestras costas en el intento de encontrar una vida mejor. «En vez de presentar a la persona migrante como los medios de comunicación la están sacando, en el muelle de Arguineguín o en los campamentos que se hacen, donde siempre vemos esa imagen estigmatizada, nosotros queremos mostrar que son artistas y que también promueven cultura», declara Cabezudo.

Cuando a Naby se le pregunta por la relación con su arte, no sabe decir exactamente la fecha en la que empezó a a ser músico. Las melodías y el ritmo lo han perseguido toda la vida. «En mi familia no son músicos, pero cuando era pequeño, yo empecé a tocar así —da golpes rítmicos sobre la mesa con las manos, pum, pum, pum— y también hay que tener en cuenta que la música es nuestra cultura. Cada fin de semana, hay familias que hacen bodas, fiestas y tienen que invitar a músicos. Entonces yo siempre escuchaba y miraba a los músicos. No puedo decir: este año empecé con la música. Ha estado siempre en mi vida. Aprendí solo», cuenta el músico guineano.

Entre las actividades que Atlas ha programado desde enero de 2021, además de varios conciertos de Naby, ha habido actuaciones de otros músicos como el senegalés Nayaban Jean o los Hermanos Thioune, se han proyectado documentales como Iriowenias (sobre las mujeres migrantes de Nigeria), Senda o Main-Land (sobre la realidad de la migración en Canarias, disponible en YouTube), se ha realizado un ciclo de cine africano que duró tres meses durante el verano de 2021 y también se han promovido multitud de charlas de colectivos comprometidos con el movimiento de las personas por el mundo, como Rosa del desierto, Alarm Phone, Sea Watch o Solidarity Crime.

Manuel habla de Naby con admiración: «La música es su pasaporte». El músico guineano planea viajar este verano a la Península, como ya ha hecho en otras ocasiones, para dar conciertos en ciudades como Barcelona, además de tocar en otras islas como Tenerife, Fuerteventura, Lanzarote o Mallorca. El artista también estuvo con su banda el pasado 10 de marzo en el Sótano Analógico, otra asociación contracultural que acogió uno de sus conciertos entre sus luces rosas y sus televisores. «Si eres buena persona y tienes buen corazón, la gente siempre viene a ti. Si saben que tú lo necesitas y tienes buen corazón, la gente te ayuda, por ejemplo para encontrar a un músico, o si no encontramos un sitio para tocar… La gente llega y te habla: ¡Naby, hola! ¡Me gusta tu música! ¡Quiero colaborar contigo!».

Un barrio solidario

A pocos metros de la Asociación Atlas, se encuentra el Taller de La Isleta, un centro social autogestionado que entre sus principales actividades ofrece un comedor popular vegano desde las 13.00 a las 16.00 horas. Entre sus paredes fue donde, el pasado 13 de marzo, la Asociación Apolo presentaba su proyecto Pibes Conectades.

Esta iniciativa, financiada por el Cabildo de Gran Canaria, tiene como objetivo ofrecer talleres gratuitos de guitarra, piano, cello, teatro, clown, musicoterapia, canto y coro a los jóvenes, tanto extranjeros como locales, de la capital isleña. «La mayoría de alumnos son de colectivos migrantes», relata Mariano Segalla, uno de los impulsores del proyecto, haciendo alusión a las 20 personas que se apuntaron a los diferentes talleres tras la presentación de la iniciativa. «Aun así, es un proyecto abierto a toda la comunidad, porque ellos se integran en la comunidad del barrio. Creemos en la heterogeneidad, en lo multigeneracional», añade Segalla.

Presentación 'Pibes Conectades' en El Taller de La Isleta.

Presentación 'Pibes Conectades' en El Taller de La Isleta. / LP/DLP

Esta idea de la Asociación Apolo viene de otra iniciativa «hermana», como la define Segalla, que existe en Alemania y que en español se puede traducir como La música como camino. El objetivo es, en última instancia, conseguir la inclusión social —esta palabra que tantas veces hemos escuchado pero que viene a significar dignidad, intercambio, buen rollo, trato de tú a tú— mediante la práctica musical y artística. «Concebimos la música como un elemento de inclusión y de dignificación, un elemento para crear nuevas imágenes y despertar la posibilidad de verse a uno mismo siendo exitoso y siendo feliz», explica el miembro de la Asociación Apolo.

Los talleres gratuitos y abiertos a todo el público arrancan el próximo lunes 20 de marzo, pero todavía tienen sus puertas abiertas a las personas interesadas. Los lunes y los miércoles en la sede de El Taller se impartirán las clases de guitarra, chello o piano, mientras que en la iglesia anglicana en la calle Ricardo Ramírez, 13, tendrán lugar una sesión de musicoterapia, tanto lunes como miércoles, y también las clases de teatro los miércoles. Por otro lado, los jueves, en esta misma ubicación, se ofrecerán clases de canto en grupo.

Cartel con información sobre los talleres de la Asociación Apolo y su proyecto 'Pibes Conectades'

Cartel con información sobre los talleres de la Asociación Apolo y su proyecto 'Pibes Conectades' / LP/DLP

Otro lugar que también se suma a iniciativas en la línea de Asociación Atlas, El Taller o Asociación Apolo es Café D'Espacio. Este espacio en la calle Cebrián, acoge a numerosos colectivos, entre ellos la organización Jilorio, que promueve el consumo de alimentos locales y de temporada producidos de forma sostenible por agricultores de Gran Canaria. Alimentos de la tierra a la mesa, sin intermediarios. Entre una de las iniciativas de Jilorio, se encontraba la donación de alimentos por parte de los miembros del grupo de consumo para aquellas personas que los pudieran necesitar, entre ellas personas migrantes.

Aunque este proyecto se ha parado por ahora por cuestiones logísticas, otra de las aportaciones de Café D'Espacio a la lucha por la dignidad de las personas en movimiento es el apoyo de sus colectivos a la Iniciativa Legislativa Popular (ILP), RegularizaciónYa, que desde el año pasado está reuniendo firmas para conseguir la regularización de 500.000 personas esenciales como las personas que vienen de otros países a trabajar el campo español —en sitios como Andalucía— o a cuidar de nuestros mayores. «Ahora está sobre la mesa del parlamento y estamos en marcha para reunirnos con partidos y conseguir su apoyo», explica Marifé Navarro, presidenta de la junta directiva de Café D’Espacio.

Proyectos e iniciativas de este tipo demuestran que la sociedad civil es capaz de organizarse cuando las instituciones fallan, que la cultura tiene conciencia, que sus brazos invisibles pueden ayudar a recuperar la dignidad de las personas, a velar por el cumplimiento de los derechos humanos. Un abrazo que reconforta y que ayuda a calmar corazones, a mirar con perspectiva y, en definitiva, a seguir el viaje con el brillo de la música y el arte en los ojos.

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