Fotografía

Juan Ramón Rodríguez, el grancanario cazador de auroras boreales, capta fotos espectaculares

El fotógrafo isleño logra captar algunas de las mejores imágenes de auroras boreales en su décimo viaje al Polo Norte, que realizó en febrero pasado

Una foto amplia del fenómeno de la aurora boreal en plenza zona de Lyngenfjord.

Una foto amplia del fenómeno de la aurora boreal en plenza zona de Lyngenfjord. / Juan Ramón Rodríguez

El grancanario Juan Ramón Rodríguez Sosa es en uno de los fotógrafos especialistas en auroras boreales más importantes que hay actualmente. Su décimo viaje al Polo Norte el pasado mes de febrero le deparó, además, las mejores imágenes que ha captado hasta ahora. De todo ello ofreció una muestra en un vídeo que ayer proyectó en el Museo Elder, aunque muchas imágenes se pueden disfrutar en sus redes sociales.

El arte de fotografiar auroras boreales conlleva mucho de amor por la aventura, la fantasía y, sobre todo, por la belleza en sí misma. No obstante, se trata de uno de los fenómenos naturales más hermosos que se puedan presenciar en este planeta, más propenso a deparar cosas terribles y destructivas por la mano del hombre. Y eso fue, probablemente, lo que atrapó de forma inmediata al grancanario Juan Ramón Rodríguez Sosa la primera vez que pudo percibir todo el misterio que encierra este despliegue de impactantes colores. Desde entonces, y hasta ahora, Rodríguez ha centrado gran parte de su tiempo, -esto es, los últimos diez años de su vida- en viajar desde Gran Canaria hacia el norte de Europa para conseguir imágenes cada vez mejores de este fenómenos de luminiscencia en países escandinavos.

Y fue, precisamente su último viaje, realizado entre el 13 y 21 de febrero pasado, en el que mejores imágenes pudo conseguir hasta el momento. Los resultados de esta minuciosa y fascinante empresa que llevaba el nombre de Expedición fotográfica Auroras boreales, Svensy Lyngenfjord. X viaje en busca de las luces del norte, se pudieron ver este viernes, en el Museo Elder, con la proyección del vídeo que él mismo grabó en ese recorrido. Pero muchas de sus imágenes, el interesado puede disfrutarlas a través de sus redes sociales. «Este décimo viaje ha sido el más colorido de todas las auroras boreales», señala el propio fotógrafo entusiasmado. «En las que el rojo ha sido más predominante», añade. Según explica el propio experto, el oxígeno es el que le da el color verde característico del fenómeno, pero cuando hay mucha actividad predomina el rojo o malva. Y eso fue lo que sucedió durante el viaje de Rodríguez a Lyngen Fjord (Fiordo de Lyngen) en Noruega. 

Viajes a Islandia, Noruega, Finlandia y Suecia

El fotógrafo empezó en Islandia en 2013, al que le siguieron cinco viajes a Noruega, uno a Finlandia y otro Suecia. Ese primer viaje «coincidió con la Luna Llena con lo que hubo dificultad para la visión», por lo que luego se aseguró de que sus viajes se produjeran en Luna Nueva, Cuarto Menguante o Cuarto Creciente que es cuando hay un cielo estrellado. Pero al ser el décimo viaje, el fotógrafo escogió un lugar nuevos, un fiordo de 80 kilómetros situado en el centro de la Península escandinava, los Alpes Lyngen, unos «lugares espectaculares, donde todo está nevado y precioso». Viajando a través de las Línea Aéreas Noruegas, el fotógrafo primero llegó a la ciudad de Tromso, «considerada el París del norte, con buena combinación de aeropuertos. Los orientales acuden mucho en parejas porque existe la creencia de que si ven las auroras las mujeres se quedan embarazadas», comenta.

Una ciudad con una catedral y varios museos importantes de donde Ramírez alquiló un coche y se trasladó hasta el transbordador que lo llevó por los fiordos en un viaje de veinte minutos hasta una zona de camping llamada Svensby. «Por el día buscaba las localizaciones para hacer las fotos y por la noche fotografiaba las auroras», señala. «A las cinco de la tarde empieza a oscurecer el día. Pero antes hice una ofrenda a los dioses Thor, Odín y a la Virgen del Pino con el traje verde para que me deparara buenas auroras». Y su plegaria fue escuchada ya que Rodríguez disfrutó de varias noches muy buenas en el viaje más colorido de todos los hechos hasta el momento.

Cuanta más actividad, mejor color

«La aurora boreal se forma por la llamarada que sale del viento solar, va atravesando los planetas y cuando llega a la Tierra choca con su campo magnético y sube hasta los extremos y por eso se puede ver solo en el Polo Norte, que son las auroras boreales, y el sur, llamadas auroras australes», recuerda el experto. Se da la circunstancia de que, cuando hay una gran actividad nocturna, la cámara fotográfica capta mejor los colores.

«En las fotografías se reflejan con mayor nitidez que en la propia realidad», señala, pero para captar bien el baile que realiza hasta formar la corona Rodríguez lleva dos trípodes y dos cámaras réflex. El trabajo consiste en dejar una cámara apuntando hacia el norte, concretamente hacia la Osa Mayor, pero programando la cámara para sacar fotos cada dos segundos y captándolos cambios en la aurora con la técnica del time-lapse o cámara rápida. Mientras que con la segunda cámara va buscando diferentes lugares de la zona que resulten emblemáticos.

Tanto en el vídeo que se proyectó en el Elder, como en sus redes sociales, aparecen imágenes de la cultura de los Samis del norte, en Laponia. «Vivían en tiendas como de indios, con los rebaños de renos que llevan a todos lados, el trineo para los perros», recuerda Rodríguez. «Ellos también hacen el tour de la aurora, pero le cuesta al turista entre 80 y 100 euros, y para ello se desplazan 80 kilómetros a donde haya claros en el cielo, aunque nunca garantizan nada», añade.