Martín Rivero y la arquitectura

El TEA y El Tanque, en Tenerife, son deudores del periodista recientemente fallecido

Imagen del lateral del TEA al lado del barranco de Santos, enlace entre la vieja y la nueva Santa Cruz. A la derecha, interior del Espacio Cultural El Tanque, 1999 fotografía de Hisao Suzuk.  | | QUESADA

Imagen del lateral del TEA al lado del barranco de Santos, enlace entre la vieja y la nueva Santa Cruz. A la derecha, interior del Espacio Cultural El Tanque, 1999 fotografía de Hisao Suzuk. | | QUESADA / dulce xerach pérez

A veces no se incluye a la arquitectura en las políticas culturales, sino que se asocia más a las obras públicas y el urbanismo. Pero la arquitectura es una de las artes visuales.

Las artes visuales son formas de arte que crean obras que son principalmente de naturaleza visual, como el dibujo, pintura, la escultura, el diseño gráfico y a veces industrial, la fotografía, el vídeo, el cine y también el gran arte visual que es la arquitectura. Martín Rivero entendía esto como pocos en Canarias, supongo que nos influimos mutuamente durante todos los años en los que colaboramos. Sí, sin duda yo aprendí mucho de él y de producción cultural y él aprendió de mí y de Fernando Menis a entender, valorar y comunicar a los demás la importancia de la arquitectura.

Esta es una reflexión que no había hecho nunca hasta ahora, hasta que su muerte me arrancó a uno de los grandes amigos de mi vida, a una de esas personas siempre interesantes con las que conversar, y colaborar, era siempre un placer y no una obligación. Una de esas personas de las que aprendes en cada conversación, y sobre todo una persona que disfrutaba escuchando y aprendiendo, que sabía dialogar y construía en cada conversación algo mejor que nos hacía crecer a los dos.

Martín Rivero. | | LP/DLP

Martín Rivero. | | LP/DLP / dulce xerach pérez

Rivero y el TEA

Era un gran interlocutor y en cuanto a la arquitectura me ayudó en múltiples momentos pero especialmente fue vital en uno. A principios de los años 2000 estábamos en Tenerife en medio de dos batallas arquitectónicas, construyendo el Auditorio Adán Martín con el arquitecto Santiago Calatrava, que tenía críticas día sí y día no en los periódicos, y la otra batalla, salvar el Espacio Cultural El Tanque. Y se veía ya venir el comienzo de la obra del TEA y yo no quería que el TEA fuera tan polémico sino comunicar mejor que era necesaria una gran obra cultural más en la isla, que nos dotara de un gran espacio para el arte contemporáneo mezclada con otras artes como la literatura, creando la gran biblioteca de la Isla, y al mismo tiempo unir el Centro de Fotografía de Tenerife y todo eso hacerlo con un arquitectura supercontemporánea, radical, distinta, hormigón con pequeñas ventanas y todo ello frente al conjunto histórico de la Noria.

Martín me ayudó a esa comunicación, y cuento el final: el TEA no generó ninguna polémica, costó casi el doble de lo que estaba presupuestado pero se comunicó todo tan bien que fue entendido, aceptado, y desde que se abrió al público en octubre de 2008 la gente lo tomó como un lugar propio, un lugar de unión entre el nuevo y el viejo Santa Cruz. Los consejos de Martín, desde que presentamos el proyecto, pasando por la puesta de la primera piedra en 2002 hasta su apertura me ayudaron a poner a la oposición en el equipo: era nuestro proyecto, de todos, y no solo de mi partido. Me ayudó a que todo el mundo del arte lo quisiera porque me sugirió que lo conectara a la tradición más contemporánea de la Isla, a Gaceta de Arte, y que lo convirtiera no en una idea mía sino en el cumplimiento de una misión: crear el museo de arte contemporáneo que Westerdahl y sus amigos de aquel mundillo surrealista y comprometido con la cultura habían deseado para nuestra isla. Fue una obra de 48 millones de euros que se construyó en paz, lo cual es muy raro, recordemos las polémicas del mundo cultural vasco en contra del Guggenheim, o las polémicas diarias que mencioné del Auditorio de Tenerife.

Martín Rivero y  la arquitectura

Martín Rivero y la arquitectura / dulce xerach pérez

Gente así no es fácil de encontrar, tan generoso siempre, trascendiendo de sus propios intereses y pensando en los demás, en la sociedad, en mejorar la isla en la que vivíamos.

El Tanque.

El TEA es el caso más fácil de contar, pero lo mismo hicimos para construir la Escuela de Actores de Canarias y, sobre todo, El Espacio Cultural El Tanque. Martín Rivero fue uno de los primeros que firmó el manifiesto para salvar el espacio, y el que me ayudó a buscar argumentos sociales, económicos y culturales para poder salvarlo de verdad. Era uno de los socios fundadores de la Asociación de Amigos del Espacio Cultural El Tanque y movilizó a muchos periodistas —su querida profesión, su gran vocación por encima de su dedicación a la industria cultural como uno de los grandes empresarios del sector que ha dado Canarias en toda su historia— para que escribieran a favor de ese espacio, les explicó sus valores de manera que yo no sabía hacerlo, fue indispensable en esa batalla y dio la cara por ese lugar cada vez que hizo falta. Con todos los partidos, con todos los que estaban en contra y con él creábamos el siguiente paso, la siguiente estrategia.

Rivero lideró la batalla por considerar la arquitectura y el resto de artes como industria cultural.Fue un luchador por conseguir que la cultura fuera considerada como un sector económico tan importante como la agricultura o la industria. Y me ayudó a organizar 2005 la campaña del 2% para la cultura, presupuestos que se acaban de aprobar en 2023 con una nueva ley que por fin lo consiguió. Y él estaba allí, en el Parlamento, consciente no solo del último impulso, sino el primero, y desde allí me llamó. Fue el único.

Por último, fue vital desde los años 90 hasta su fallecimiento hace apenas unos días para que en Canarias se considerara que existe un sector cultural importante, juntos sumamos todo lo que la cultura hace por la economía de Canarias, incluyendo siempre la arquitectura.

Hemos perdido mucho más de lo que nos imaginamos. Teníamos una conversación pendiente, también sobre arquitectura, mezclada con escultura, teníamos que quedar para conversar sobre el Rodin-no Rodin pero la vida no nos dio esa oportunidad.

Dulce Xerach Pérez es abogada y doctora en arquitectura. investigadora de la universidad europea