Cine | 22º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria

Carla Simón: "A veces entra alguien en el set y no entiende que yo sea la directora"

La directora catalana acude este viernes a las Jornadas del Oficio del Festival de Cine de Las Palmas | "Siento que 'Romería' es un proyecto que cierra mi trilogía sobre la familia"

La directora catalana Carla Simón.

La directora catalana Carla Simón. / LP/DLP

La directora catalana saltó a los titulares esta mañana y, por una vez, no es a causa de la concesión de un nuevo premio que engrose la lista de los que ya acumula (Berlinale, Feroz, Goya, y tantos más): ha decidido ser suplente por Junts en las elecciones de su pueblo y, más allá de la sorpresa, resulta coherente con su discurso cinematográfico. La autora de Alcarràs y Verano 1993 planea su narrativa en torno a la resistencia y al cuidado, ahondando en las raíces familiares que han nutrido su universo creativo, por lo que implicarse en un proyecto comunitario y político es una extensión de su espíritu artístico. De lo que la remueve y la motiva a seguir bregando en pos de la memoria hablará este viernes, a las 16.00 horas, en las Jornadas sobre el Oficio Cinematográfico junto a Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia y Fernando León en el Miller bajo el paraguas del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria.

Acaba de saltar en los medios la noticia de que ha dado el salto a la política en las listas de su pueblo. ¿Por qué ha dado este paso?

Creo que los titulares engañan bastante. No he saltado a la política, ya que sigo haciendo mis películas. Sí estoy apoyando una de las candidaturas de mi pueblo [Les Planes d’Hostoles], que es muy pequeño y solo tiene 1.700 habitantes, y hay una en la que creo mucho por el grupo de gente que se presenta. Entonces, me he puesto como primera suplente. El proyecto tiene la idea de comunidad en el centro, dinamizar un poquito más el núcleo a través de un centro cultural que quieren crear, también, apoyar mucho la educación de adolescentes con extraescolares y abrir la oferta deportiva, quieren restaurar ciertas viviendas que están cerradas ahora mismo para que pueda venir a vivir más gente puesto que hay poquita oferta de alquiler, limpiar bosques debido a que es una zona rural y tiene que estar controlado, energías sostenibles... Yo siempre he defendido la política local, desde donde creo que realmente se pueden cambiar ciertas cosas con un impacto muy directo en la gente. Yo no soy de Junts, por lo que apoyo esta candidatura como independiente. La idea es esa: estoy de suplente, independiente y con un grupo de gente que creo que le puede hacer muy bien al pueblo.

Pues, siguiendo con el Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, acude en calidad de invitada a una mesa en la que compartirá su experiencia junto a los cineastas Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia y Fernando León de Aranoa. ¿Qué significa para usted haber alcanzado este reconocimiento como directora dentro de una industria con la que siempre soñó?

Estoy muy contenta. Me hace mucha ilusión compartir estos espacios en los que conversando siempre se aprende mucho y cuentas con otras experiencias, tengas más o menos películas. Siempre es muy interesante ver cómo lo hacen los otros, así que será interesante el diálogo.

¿Tiene especial recuerdo de alguna de sus obras?

Cuando estaba en primero de carrera hubo una proyección de Familia en la que Fernando vino a charlar de su filme en una especie de coloquio. Era una de las primeras veces que oía hablar a un cineasta, por lo que fue un momento muy inspirador. Además, había visto Barrio, la cual me gustaba mucho, y sus primeras películas poseen un realismo con el que me identificaba. Al final, sobre todo en el cine, es una cosa donde uno tiene que encontrar su estilo, cómo le gusta liderar los equipos o le gusta dirigir, qué tono busca en sus películas, qué quiere contar... Eso es algo que no se acumula como tal, sino que uno va encontrándolo a medida que va probando cosas. 

"Somos una generación acostumbrada a hacer cine de una manera muy precaria"

Justamente, ha defendido su estilo desde un primer momento, como esta nueva remesa de cine español de las que es parte. ¿Qué diría que distingue a esta generación de la que, en cierta medida, ellos representan?

Sin duda, hay una nueva ola con muchas voces distintas, con películas que están viajando mucho a distintos festivales y creo que tampoco se puede obviar el hecho de que hay muchas más mujeres haciendo cine. Es más, estamos ante una reparación histórica a nivel de cuántas mujeres han contado historias, ¿no? Ahora, poco a poco, son más. También es una reparación histórica a nivel temático, porque el cine abre puertas a historias de maternidad, de adolescencia, de infancia, de perspectivas, con diferentes ángulos que cuentan todas esas cosas que hasta ahora no lo estaban. Luego, pasa en muchos sitios en los que el cine se ha democratizado algo más: no solo es de altas clases con dinero, sino que hay más escuelas de cine y más medios, a pesar del hecho de que somos una generación acostumbrada a hacer cine de una manera muy precaria. El hecho es que, aún entendiendo la importancia de tener un poco más de presupuesto, el trabajar desde un principio con muy poco dinero nos ha marcado mucho el estilo y la forma de contar. 

En un momento en el que se ven películas en el móvil a doble velocidad y cierran salas, como las del Centro Comercial El Muelle. Esto lo comentaba con un grupo de adolescentes en un programa de Salvados. ¿Hacia dónde cree que se dirige el sector?

Tengo esperanza con las salas porque creo que la experiencia en ellas no las puedes tener en otro sitio. No sé si salió en el programa, —cuando hago entrevistas luego no las veo [risas]—, pero, después de que hablara esta chica, hubo otros chicos que dijeron que necesitan dejar el móvil para ver una película, ya que, si no, no se concentraban. Todo puede convivir, lo que pasa es que el cine como herramienta para hacernos crecer, para educar y hacernos gente más sensible y empática, se tiene que trabajar desde la escuela. Por tanto, es algo que debemos seguir protegiendo.

Toca varios puntos a tratar. El primero es que las condiciones para lograr ser reconocido en la industria han cambiado totalmente. Hoy día los recursos digitales permiten una mayor libertad. Sin embargo, lograr entrar en el sector sin tener un contacto idóneo es difícil, ¿no?

Yo no conocía absolutamente a nadie del mundo del cine y, además, volví de Londres, en donde estudiaba, para preparar Verano 1993 sin conocer a nadie. Así que, creo que el tema de los contactos ha surgido de manera muy natural y, en mi caso, un poco por la pasión que me ha ido llevando a conocer a gente que nos encontrábamos en las mismas salas de cine o en los mismos proyectos. Por ejemplo, he conocido a mucha gente de Barcelona y de otros sitios de España a través de un proyecto que se llama Cine en curso en el que enseñamos este arte a niños. Al llegar me apetecía mucho adentrarme en la parte educativa, les contacté, entré en el proyecto y conocí a Meritxell Colell, a Nely Reguera, por ejemplo, luego, a Mar Coll y a Celia Rico las conocí en laboratorios de guion. Es decir, si tienes un interés, te acabas encontrando a estos contactos.

Hace unos días, Almodóvar decía que no era consciente de haber visto ningún abuso dentro de la industria. En su caso, ¿ha sido consciente de alguna dinámica machista?

Sí, sin duda. No necesariamente de abuso sexual, aunque hay de muchos tipos: cuando eres mujer, joven, y empiezas a hacer cine, sucede de una manera más obvia. Es muy fácil sentirlo. En general, todos los primeros directores les cuesta estar legitimados, pero que entre alguien en el set y no entienda que yo soy la directora... Me ha pasado y me sigue pasando. Hay gente que me pregunta en la cara, «¿de verdad eres Carla Simón?» «¿Tú eres la directora? No me lo puedo creer». Lo he vivido muchas veces. Eso muestra que las mujeres jóvenes no estamos en el imaginario de quien puede dirigir una película. Evidentemente, eso hace que al mismo tiempo se te cuestionen ciertas cosas que creo que de otra manera no se cuestionarían. Y como yo vivo con la acción del cuestionar constante, me da igual que me cuestionen debido a que creo que es muy importante a dudar para poder avanzar y llegar a lo mejor. He aprendido un poco a convivir con eso.

"Siento que mi nueva película cierra mi trilogía sobre la familia"

Los afectos y la unión de la comunidad para resistir están presentes en su filmografía, tanto en Verano 1993, Alcarràs o el corto Carta a mi madre para mi hijo. Son temas que actúan como revulsivo contra los efectos de la globalización, la explotación de recursos, el desgaste emocional… ¿Estas películas son un canto a la esperanza?

Sí. Creo mucho en el ser humano. Es verdad que hemos pasado por una época un tanto oscura, temáticamente hablando, en el que el cine independiente era apenas luminoso o tenía muy poca fe. Sin embargo, yo defiendo un cine que muestre las cosas bellas, complejas —no hay que ser naíf y no siempre todo sale bien—, pero, en cualquier caso, es bonito decir que en la vida hay luz. Es un tipo de género que se está defendiendo más, un poco más humanista.

¿Qué tal va Romería, su nuevo proyecto cinematográfico?

Ahora estoy escribiéndolo. La idea es rodar el año que viene y estoy muy ilusionada porque este es el momento en el que todo puede pasar. Siento que es un proyecto que cierra mi trilogía sobre la familia, lo que me apetecía contar desde hace mucho tiempo. Es una película sobre la memoria familiar, aunque todavía está todo al aire. 

¿Qué le ha dado el cine y qué le ha tenido que dar?

El cine y la vida están muy cerca. Lo que me ha dado es la capacidad de aprender a mirar: tal vez un diálogo entre dos personas, una interacción, una imagen, un gesto tan bonito que me parecen muy cinematográficos. Gracias a las películas, veo cosas en las que antes no me hubiera fijado. Y yo le he dado todo al cine. Mis historias parten tanto de mis experiencias, de mi familia, cosas que me han pasado de cerca, y soy un tipo de cineasta que hace películas por la necesidad de expresar cosas vividas.