Un año sin Totoyo Millares

Sin una calle (aún) que recuerde su trabajo incansable en su ciudad natal

Totoyo Millares en la época que dirigía Los Gofiones, con sus hijos mayores Selena, Sonia, Yuri y Pablo, de izquierda a derecha, y con Maestro Salvador, intérprete del ‘Canto del boyero’, en el primer disco del grupo.  | | ARCHIVO FAMILIAR

Totoyo Millares en la época que dirigía Los Gofiones, con sus hijos mayores Selena, Sonia, Yuri y Pablo, de izquierda a derecha, y con Maestro Salvador, intérprete del ‘Canto del boyero’, en el primer disco del grupo. | | ARCHIVO FAMILIAR / Selena Millares y Yuri Millares

Selena Millares y Yuri Millares

El 1 de mayo de 2023 se cumple un año del fallecimiento de quien es conocido y reconocido en Canarias por toda una vida dedicada al timple y a la música popular de nuestras islas. Totoyo Millares se entregó desde muy temprano tanto a la interpretación como a la enseñanza del instrumento emblemático de la música popular canaria y fue quien lo elevó por primera vez a categoría de instrumento solista y de concierto.

Con su apasionada labor de muchas décadas, Totoyo Millares fue pionero e impulsor del florecimiento y auge de los que actualmente goza el timple. Su cruzada solitaria, fervorosa y visionaria, en la lucha por dignificar ese instrumento y rescatarlo de su condición de mero acompañamiento de parranda, comenzó en 1954, con la fundación de su Academia de Timple, de cuya cantera salieron varias generaciones de intérpretes, algunos tan prestigiosos como José Antonio Ramos.

En los años sesenta se dedicó a una necesaria tarea de recuperación del patrimonio musical de las islas, en viajes sucesivos de investigación que fueron nutriendo su archivo. Simón Morales Tavío, el famoso luthier —antes se decía «constructor de timples», solía apuntar Totoyo Millares— y referencia del instrumento más representativo de la música canaria, «me explicó todo lo que sabía del timple», decía en unas declaraciones a Pellagofio.

En 1954 comenzó su cruzada para rescatar el timple, que era un mero acompañamiento de parranda

Pero Simón Morales, pese a la perfección de sus instrumentos, «no sabía meter la escala en los trastes del timple», decía en aquella entrevista. «El timple tiene unas medidas para que afine, se le ponen los trastes y se dividen los tonos, y si no se hace bien la escala, que hay que calcularla, cada traste es un semitono. Simón no sabía eso, sabía hacer los timples, porque era carpintero de ribera en la Caleta de Famara, como su padre. Y ahí nace el instrumento, que yo no creo que sea el camellito que dicen algunos».

Para Totoyo, el timple «nació en la villa de Teguise porque ellos tenían allí guitarricos aragoneses, que es la guitarrita española pequeña, y estos carpinteros de ribera idearon hacer un instrumento parecido y le hicieron la quilla de los barquillos al timple». Fue el hijo de Simón Morales, Juanele (en realidad se llamaba Esteban Morales Hernández) «el que hizo el timple perfecto», opinaba. “Los timples viejos de Simón –describía– tenían cinco trastes y Juanele fue el que le añadió dos más hasta ponerle siete trastes, que se lo llegué a decir yo: ponle dos trastes más. Incluso después le puso tres más y llegó a diez trastes”.

Pero su búsqueda de las raíces del timple y de la música popular no sólo lo llevó a donde creía que estaba la cuna de este instrumento, en Lanzarote. También recorrió otras islas (además de Gran Canaria, que cribó de arriba abajo). En aquellos años 60, recordaba después, «empecé por las islas occidentales». Así, conoció a Los Alzados, «un grupo extraordinario al que le dieron el Premio Canarias. Es lo más puro que hay tocando el tanganillo en Tenerife».

Eran viajes de reportero etnográfico a los que iba con una grabadora para hacer entrevistas y recoger canciones y romances. Uno de gran importancia para el rescate de los aires populares canarios fue el viaje que realizó a Las Tricias, en La Palma, acompañado por el periodista palmero Luis Ortega. Allí conoció a Felisindo, el cartero del lugar, y a una vecina, Inés Mata. Con tambor él y solista ella, los grabó interpretando el sirinoque más puro, rescatando un romance del siglo XVI. «El sirinoque es un estribillo que se canta a coro y es repetitivo, se para de cantar y tocar y entonces entra el solista que canta el romance», detallaba.

Todo ese bagaje lo volcaría después en esa extraordinaria muestra de virtuosismo que supone su Antología del timple en tres volúmenes, un tesoro de nuestra historia musical donde queda patente su estilo depurado y personalísimo, que revoluciona la interpretación tradicional del instrumento a través de su elaborada técnica del punteo.

De la dedicación de Totoyo Millares al folclore canario dan cumplida cuenta también otros hitos, como la fundación y dirección del grupo Los Gofiones, en su primera etapa (1968) o el mérito de haber sido el primero en elevar el timple a categoría de instrumento de concierto, al tocarlo en diversas ocasiones con la Orquesta Sinfónica de Las Palmas bajo la dirección de Marçal Gols en 1979. Además, grabó otros discos en los que colaboró con muy diversos representantes de la música de las Islas. También difundió el timple en medios nacionales, como TVE, e internacionales, como la BBC o Radio Moscú.

La excelencia de su labor interpretativa fue reconocida por voces tan relevantes como la de Lothar Siemens, musicólogo y Premio Canarias 2014 de Investigación, quien afirmaba ya en 1978: «Totoyo ha sido y es uno de los intérpretes que más ha contribuido a la difusión y mayor popularización de nuestro guitarrillo con sus lecciones colectivas e individuales [...] A ello hay que añadir el deslumbrante virtuosismo que adquiere el timple entre sus dedos, lo que le ha convertido en el timplista verdaderamente popular del Archipiélago». Por su parte, Elfidio Alonso, miembro fundador de Los Sabandeños y reconocido folclorista, afirmaba en 1985 que «Totoyo Millares forma parte de la historia del timple entre nosotros».

Nació en Teguise «porque ellos tenían allí los guitarricos aragoneses, y los carpinteros idearon hacer algo parecido»

En los años ochenta continuó su entrega a la docencia del timple, que él había introducido en los colegios desde los años cincuenta, y que le llevó a crear la Primera Orquesta Popular de Timples del Archipiélago Canario en 1983.

En 1992 fue comisionado por el Gobierno de Canarias para impartir clases de timple a asociaciones de emigrantes en América Latina. Con el comienzo del nuevo siglo siguió su tarea, grabando discos señeros como Las Manos del Maestro. Tributo de Gran Canaria a Totoyo Millares, junto con su discípulo José Antonio Ramos, en 2006. Su concierto más emblemático fue La leyenda del timple (Auditorio Alfredo Kraus, 2008), junto con un centenar de músicos —canarios e iberoamericanos— que le rindió homenaje a su magisterio.

Totoyo Millares recibió numerosas distinciones y galardones institucionales, como la Insignia de Oro de la Mancomunidad de Medianías de Gran Canaria en 2005, el Roque Nublo del Cabildo de Gran Canaria en 2006, el Magec de Honor en 2006, el de la SGAE en 2008 «en reconocimiento a sus 60 años de magisterio musical», el del Ayuntamiento de Tejeda en 2010 o el «Premio Telde al mérito cultural» en 2012. En 2015 recibió el Premio Canarias, en la modalidad de Cultura Popular, y el mismo año fue nombrado Hijo Predilecto de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

Nacido el 13 de julio de 1935 en una casa de la calle Villavicencio, al décimo y último hijo del poeta Juan Millares Carló se le puso el nombre de Luis en recuerdo de su tío abuelo Luis Millares Cubas. Totoyo Millares confesó en alguna ocasión su deseo de que esa calle, Villavicencio, llevara su nombre. Ojalá algún día sea posible.

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