Televisión

Anna Nicole Smith, el lado oscuro del éxito de una chica 'playmate'

Netflix estrena un documental sobre la joven que en 1993 fue ‘playmate’ del año de ‘Playboy’ y que falleció a los 39 años de una sobredosis de sedantes

Anne Nicole Smith, en una imagen del 2003.

Anne Nicole Smith, en una imagen del 2003.

Quim Casas

En realidad se llamaba Vickie Lynn Hogan. Había nacido en Mexia (Texas) en 1967. Falleció a consecuencia de una sobredosis de sedantes en 2007. Fue portada de ‘Playboyen el número de marzo de 1992 y, a los 25 años, se convirtió en la ‘playmate’ del año. El propietario de la revista, Hugh Hefner, le regaló entonces un coche Jaguar para celebrarlo. Se consideraba la hija reencarnada de Marilyn Monroe. Tenía un patrimonio de más de 450 millones de euros. Fue modelo para la firma de ropa Guess y la consideraron la nueva Claudia Schiffer, aunque se parecía más a Jayne Mansfield y Anita Ekberg. Su primer y breve papel en el cine fue como voluptuosa amante de Tim Robbins en ‘El gran salto’, de los hermanos Coen. En su época de esplendor mediático, los paparazzi llegaban a cobrar entre 4.500 y 7.000 euros por capturar un vídeo de ella.

Estos son algunos de los aspectos que muestra ‘Anna Nicole Smith: Tu no me conoces’, el documental sobre la modelo, ‘playmate’ y actriz que acaba de estrenar Netflix. Una vida escabrosa, bien lejos del mitificado sueño americano que persiguió Anna Nicole, con muchas más sombras que luces. “Aconsejo a la gente que siga sus sueños”, recomienda desde un vídeo doméstico en una de las frases más recurrentes de la cultura estadounidense.

“Le gustaba llamar la atención de pequeña”, recuerda su tío. “Cuando íbamos a comprar la seguían 50 chavales” oímos decir a su madre en un corte de voz. Se casó a los 17 años. Su adolescente marido era muy celoso, ella se sentía sola y tiró las píldoras anticonceptivas al baño para quedar embarazada. Seis meses después de nacer el pequeño Daniel –fallecido a los 20 años en circunstancias igual de trágicas que las de su madre–, se marchó de Texas con él.

 “Quería ganar mucho dinero, diseñar mi propia casa y construirla”, le oímos decir en otro vídeo. A vueltas con el sueño americano. Y lo logró, a su manera. Primero en Houston, trabajando el locales de striptease. “Estar con ella era como estar en una montaña rusa, nunca te aburrías”, confiesa una de sus amigas y amantes de aquellos años. Anna Nicole se operó de los pechos. Para combatir el dolor posterior empezó a consumir analgésicos: diazepam, alprazolam, paracetamol y clonazepam. No los dejó nunca más. Al final de su vida era adicta a la metadona sin haber sido heroinómana.

El sueño americano llegó por otro lado. Se casó con J. Howard Marshall, un anciano magnate del petróleo con 1.500 millones de euros de patrimonio. Siempre dijo que estaba enamorada de él. El hijo de Marshall nunca se lo creyó. El litigio por la herencia fue un auténtico culebrón. Anna Nicole lo perdió. Tuvo muchos amantes, y un segundo hijo cuya paternidad sigue sin estar clara. Al cumplir los 24 años conoció a su padre biológico. La grabación en vídeo en la que se la ve llegar en limusina al aeropuerto para recogerlo a él y a su hermano es alucinante. El joven explica, años después, que su padre era un monstruo y llegó a confesarle que había violado a la hermana de su esposa. Ese sueño, el de recuperar al padre, se fue pronto al traste.

Las imágenes de archivo no engañan. La resuelta chica tejana aparece envejecida, desfasada, una caricatura de sí misma. Engordó y estuvo a punto de morir después de varios días sin injerir ningún alimento. Una muñeca rota. Otra más en el lado oscuro de la popularidad. La fama que pesa como una losa. En 2007 y en 2013 se realizaron dos ‘biopics’ sobre ella, y hasta se le consagró una opera en dos actos, ‘Anna Nicole’, estrenada en 2011 en el Royal Opera House de Londres con la soprano holandesa Eva Maria Westbroek.

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