Sector del libro

Daniel Fernández: "Las sociedades más lectoras son las más libres y prósperas"

Entrevista al presidente de la Federación de Gremios de Editores de España y de CEDRO

Daniel Fernández, en la sede de su editorial, Edhasa, en Barcelona.

Daniel Fernández, en la sede de su editorial, Edhasa, en Barcelona. / FERRAN NADEU

Anna Abella

Con más de 30 años en el mundo de la edición, Daniel Fernández (Barcelona, 1961), director general de Edhasa y Castalia, preside la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), CEDRO, y el Real Patronato de la Biblioteca Nacional. Opina que "la pandemia ha sentado bien al sector del libro", que hay "superproducción" y, ante el proceso de concentración editorial, augura que "las editoriales medianas no desaparecerán si hacen las cosas bien". 

Parece que se mantiene el ‘boom’ lector de la pandemiaLas ventas en Sant Jordi aumentaron un 5%, cifras de récord. 

Fue un Sant Jordi de domingo espléndido; desde el viernes las librerías estaban muy llenas. Es raro decir que la pandemia ha sentado bien al sector del libro pero es cierto que mucha gente recuperó el hábito de la lectura. El mercado del libro funciona: se vende más en librería y se presta más en bibliotecas. 

venta libros

venta libros

Había miedo ante la crisis de Ucrania, la de los suministros, que afectó al papel, ahora la inflación…

La crisis de suministros vino agravada por una larga huelga de una papelera en Finlandia. Y preocupaba la inflación. Pero hasta ahora los editores no han trasladado ese aumento de costes al precio. 

¿Lo harán?

Hay unas barreras psicológicas de precio que lo hacen difícil, al menos ahora mismo. 

No hay que temer a la tecnología. Siempre hemos logrado dominarla y domesticarla

¿Cómo explica que, como ha apuntado el pedagogo Gregorio Luri, el 36% de menores catalanes admiten que en sus casas solo se lee un libro al año?

La mejor consecuencia de la pandemia es que España ha dado un salto importante y significativo en índice lector y que una buena parte es de literatura infantil y juvenil. Pero aún hay un tercio de la población que nunca compra un libro, son los mismos que nunca van a museos ni bibliotecas. Esta cifra sigue siendo escandalosa en comparación con la mayoría de países de la Unión Europea, pero por contra otro tercio de la población es lector constante y fiel que lee entre 5 y 6 libros al año. Después hay una minoría de ‘heavy readers’ que leen un mínimo de un libro al mes. Hay mucho trabajo que hacer con los que no leen nada. 

Los últimos informes confirman el descenso de la comprensión lectora. Si leer ayuda a tener espíritu crítico, ¿vamos a una sociedad más atrasada, superficial e ignorante?  

En los 80 hablábamos de la ‘generación zapping’, que ya auguraba un problema de falta de atención y concentración. Ahora tenemos la cultura del ‘scroll’ y la sociedad sufre un síndrome de déficit de atención por exceso de estímulos. La estimulación que provoca la pantalla es reptiliana: estímulo-recompensa. Era una utopía que internet y las nuevas tecnologías nos llevarían a una vida más libre, feliz y democrática. Estamos en un mundo, que debemos regular, dominado por unas empresas tecnológicas con intereses comerciales y económicos clarísimos. Y donde las exageraciones y mentiras se propagan de una forma brutal por internet y las redes sociales. En vez de construir más libertad construimos más prejuicios. La lectura, en cambio, es un momento de introspección y soledad, en el que te concentras en tu voz interior, que es también la del autor. El libro es el pilar fundamental de la cultura occidental. Se habla de la revolución de internet, pero la más importante, cultural y social, fue la de la imprenta. 

La obsesión por las pantallas en la escuela y no por los contenidos hace olvidar que las sociedades más lectoras son las más libres y prósperas económicamente

La Inteligencia Artificial (IA), Chat GPT: ¿Es una amenaza para el sector?

El monstruo de la IA... Impresiona su brutal velocidad de aprendizaje. Los inventores del ChatGPT dicen que da miedo y hay que regularlo. De momento, es una acumulación de una base de datos, y no tiene sentido moral. Nadie le está diciendo que esa imagen, ese texto, esa foto tienen un autor y no lo puede manipular ni modificar. Porque va contra la legislación, sobre todo en el modelo europeo, basado en el derecho moral del creador sobre su obra. Pero no hay que temer a la tecnología. Siempre hemos logrado dominarla y domesticarla. Es complicado no ver la IA como una amenaza pero también podemos verla como una oportunidad. Veremos qué pasa. Cuando apareció Wikipedia, pronto vieron que necesitaban expertos que validasen los contenidos: descubrieron la figura del editor. Con este alud de información y desinformación mezclada, los editores serán más necesarios que nunca. También los traductores seguirán siendo necesarios. 

El presidente de la  Federación de Gremios de Editores de España y de CEDRO, Daniel Fernández, en el balcón de la sede de su editorial, Edhasa, en Barcelona.

El presidente de la Federación de Gremios de Editores de España y de CEDRO, Daniel Fernández, en el balcón de la sede de su editorial, Edhasa, en Barcelona. / FERRAN NADEU

La Unión Europea ya ha dictado normas. ¿Prevé el sector en España vigilar la IA?

El Parlamento Europeo propone que sea imprescindible decir qué ha creado una máquina y qué ha creado una persona, pero habrá que ir más allá. Aquí tendremos un encuentro de julio con representantes de cultura de todos los partidos políticos en Sigüenza. Desde la Federación y desde CEDRO, hemos puesto la tecnología al lado de autores y editores: cada texto, leído por una máquina, genera una huella digital que permite descubrir los actos de piratería. 

Amazon forma parte de la ecuación del mercado y del sector y hay que convivir con él

Amazon parecía la bestia negra del libro pero se ha convertido en uno de los principales clientes de las editoriales. Para los libreros es el enemigo.  

Amazon es un imponderable. Existe, forma parte de la ecuación del mercado y del sector y hay que convivir con él y tenerlo en cuenta. Amazon, de forma muy inteligente, cogió el libro como bandera y reclamo inicial, pero en realidad es el gran distribuidor ‘online’ de todo, desde un colchón a comida. De hecho, cuando la pandemia estalló, descuidó bastante el libro y se centró en cosas que le daban más rentabilidad. Y hoy las estadísticas dicen que el comprador de libro prefiere las librerías, que siguen siendo el comercio fundamental. La experiencia de entrar en una librería, curiosear, tocar los libros y que te aconseje un librero y no una máquina, es difícilmente sustituible.  

Según un informe que se presentó en el congreso de las librerías de 2022, el 86% de títulos venden menos de 50 ejemplares al año. ¿Se edita demasiado y la lectura se concentra en unos pocos títulos?

No tanto como parece. La lista de libros más vendidos de Sant Jordi supone alrededor del 10% de la facturación del día del libro. El mercado es mucho más diverso y amplio de lo que parece. Pero sí hay, desde hace mucho, una superproducción editorial en España. 

Era una utopía que internet y las nuevas tecnologías nos llevarían a una vida más libre, feliz y democrática

El grupo Penguin Random House acaba de comprar Roca, enésima adquisición en los últimos años tras La Campana, Salamandra, Ediciones B, Alfaguara… ¿perjudica al sector este proceso de concentración editorial? 

Hay dos grandes grupos, Planeta y Penguin Random House, pero han aparecido otras editoriales, más pequeñas y jóvenes, que funcionan bien. El mapa es diverso y rico. En la mayoría de sellos que han ido a formar parte de un gran grupo, este ha intentado conservar el catálogo. Los conglomerados de gran grupo tienen una economía de escala que les permite ahorrar costes, ser independientes económicamente y diversificar sus apuestas. Por eso no me atrevería a decir que esto empobrezca el panorama y la oferta editorial. Cuando empecé, la regla era que con el 80% de los libros que publicas no ganas dinero y con el 20% sostienes la editorial. No me gusta mucho el término ‘editores independientes’, y eso que Edhasa lo es, porque las editoriales son empresas y la independencia te la da el tener beneficios, la capacidad económica de sobrevivir. 

¿Sobrevivirá la clase media editorial?

En Occidente se dice que hay espacio para los más grandes y los más pequeños y que la clase media es la que sufrirá, pero si hace bien las cosas, tiene muchas posibilidades de sobrevivir: debe ser más ágil y rápida que sus competidores pero tiene un músculo financiero que no tienen proyectos que empiezan, con menos capacidad económica. No creo que las editoriales medianas desaparezcan. El índice de supervivencia es muy alto: Acantilado, Siruela, RBA, Asteroide, Impedimenta, Nórdica, Edhasa mismo… En este oficio el éxito o el fracaso lo marcan los libros que publicas. 

¿Las medianas son las más golosas para los grandes grupos?  

Si tienen un buen catálogo, sí. Y, claro, son una forma de ganar cuota de mercado y espacio en las mesas de novedades.

La educación es uno de los grandes fracasos de la democracia española

En EEUU, el tribunal de la competencia impidió a Penguin comprar Simon&Schuster. Stephen King y Margaret Atwood, entre otros, se habían opuesto. 

En EEUU las leyes antimonopolio y anticártel son muy duras y eso significaba un grado de concentración mucho más alto que el que tenemos en España. Aquí, y en Europa, algo de ese nivel pasaría por el Tribunal de defensa de la competencia, que controla el abuso de posición de dominante.  

Hace poco la CEGAL ha firmado con la Asociación Colegial de Escritores (ACE) un convenio para que los autores puedan consultar las ventas de sus libros en su red de librerías sin pasar por su editor ni esperar a liquidaciones a final de año. ¿Es síntoma de la histórica desconfianza entre autores y editores?  

La desconfianza histórica ya no tiene sentido ni razón de ser. Los editores hoy estamos cada vez más por la transparencia y apoyamos este convenio, que ayudará a ganar transparencia y disipar desconfianzas. Aunque es una herramienta parcial [sin datos de Amazon, Fnac, ni Corte Inglés]. La única que mide verdaderamente la salida por caja es de una empresa privada, GfK, y es de pago. Es lógico que el autor quiera saber cuanto antes cuánto está vendiendo pero el sistema comercial del libro en España funciona con derecho a devolución. Al autor puedes decirle: te he impreso 3.000 ejemplares, y te he ‘colocado’ en librerías 2.800. Y tú facturas y liquidas al autor por lo que colocas, pero al año siguiente pueden devolverte 800 que no se han vendido. En otros países colocan menos y se factura sobre lo vendido.

En España, algunos autores reivindican aumentar su parte del pastel en la cadena del libro, de alrededor del 10%, cuando distribuidores, libreros y editores se llevan el 30% cada uno. ¿Se puede modificar? 

Es una batalla complicada, porque los márgenes de beneficio de cada parte son muy estrechos. El editor, que es el que hace la inversión más importante, tiene un margen de beneficio mínimo. Los autores ponen su talento y su tiempo, pero tienen pocos costes. La modificación del porcentaje de derecho autoral llegará o no en función de cómo funciona el mercado. Algunos ya están en el 12% y el 15%. Aunque está claro que sin autores no hay libros. 

Roald Dhal, Agatha Christie..., víctimas de la cultura de la cancelación que edulcora y modifica obras originales por racistas, sexistas... ¿Es lícito o un sacrilegio? 

La legislación española no lo permitiría. Es la diferencia entre el mundo anglosajón y el europeo. Estoy en contra de manipular la obra de un autor. Allí el editor tiene el poder económico de hacerlo si cree que así lo venderá mejor, no existe la figura del derecho moral que lo impida. El problema de la cultura de la cancelación no es solo que distorsione y cambie la historia, es que nos hace más ignorantes, es la cultura del desconocimiento. La cultura de la cancelación, que aparece como una cultura ‘woke’, es una buena idea que ha acabado dando resultados espantosos.  

¿La clave está en la educación

Lo que vertebra un estado no son las banderas ni el ejército sino la educación y la sanidad. La educación es uno de los grandes fracasos de la democracia española. No hemos conseguido pactar entre todas las autonomías una educación homogénea y que llegue a niveles de excelencia. Esta obsesión por las pantallas en la escuela y no por los contenidos hace olvidar que las sociedades más lectoras son las más prósperas económicamente y las más libres y capaces de soportar estos tiempos de confusión. Y que se estén perdiendo las humanidades de la mayoría de planes de estudios es una afrenta al futuro del país y al sentido común.