Teatro

La obra que «nadie recomendaría» pero que llena salas: el humor negro de Pinter llega al Cuyás

'Retorno al hogar', dirigida por Daniel Veronese, se representa este fin de semana en el teatro capitalino

Entre el reparto hay actores de la talla de Miguel Rellán, David Castillo, Fran Perea o Silma López

Representación de 'Retorno al hogar'.

Representación de 'Retorno al hogar'. / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

Harold Pinter es como la hipnosis: hay que estar dispuesto a que llegue para que se te meta dentro y se apodere de tu ser. El considerado como el máximo exponente del arte dramático inglés de la segunda mitad del siglo XX y ganador del Premio Nobel en el año 2005, huye de las convenciones y se sumerge en lo incomprensible en Retorno al hogar, obra que llega mañana al Teatro Cuyás bajo la dirección del argentino Daniel Veronese. Con un elenco formado por Miguel Rellán, David Castillo, Fran Perea, Juan Carlos Vellido, Silma López y Alfonso Torregrosa, esta función es un reflejo de la vida misma: es confusión, controversia, drama y comedia a la vez. Una obra incomprensible a veces, con toques de humor negro, que interpela al público lanzándole preguntas, haciendo que miren en su interior y se cuestionen incluso a sí mismos. Retorno al hogar, que se podrá ver los días 9 y 10 de junio a las 19.30 horas en el mencionado teatro capitalino.

«Si se me permite una broma, es una función que lo normal es que el público salga diciendo: Pepe, ayer estuve viendo una función, ni se te ocurra ir. Es durísima, pero los teatros han estado llenos», relataba Miguel Rellán esta mañana desde el Cuyás. Gonzalo Ubani, director artístico del teatro, así lo suscribía: «Pinter es uno de esos autores que no hemos tenido la oportunidad de ver mucho en el Cuyás, de hecho esta es la segunda obra suya que tenemos desde que se abre el teatro. La anterior fue El invernadero. Todas las obras de Pinter son, al menos cuando las lees, desasosegantes. Siempre te deja esa sensación de que te estás dejando algo que no terminas de entender. Es uno de esos personajes que vale la pena leer tanto su obra teatral como sus entrevistas. Y el cóctel de Pinter y Veronese es muy duro».

De izquierda a derecha, David Castillo y Miguel Rellán en el Teatro Cuyás.

De izquierda a derecha, David Castillo y Miguel Rellán en el Teatro Cuyás. / LP/DLP

Para Rellán, la predisposición del público a dejar que Pinter les interpele es indispensable: «Todo depende de la voluntad del espectador. La mitad de la belleza del paisaje la pone el que mira», reflexionaba. Un paisaje que para David Castillo, puede tener miles de significados posibles, tantos como personas: «Cada uno de los actores tiene su interpretación de lo que puede estar pasando por detrás», puntualiza el actor. En este sentido, Retorno al hogar, con su texto abierto y contradictorio, ha sido un desafío para todos los miembros de la producción teatral, que día tras día iban analizando y comprendiendo poco a poco los mensajes entre líneas de Pinter.

Así lo muestra la anécdota que contaba Rellán: «En los ensayos, un actor le dijo a Daniel [Veronese]: 'Discúlpeme, pero no entiendo bien esta escena. Es más, no entiendo bien muchas cosas de la función'. Y él le dijo: 'No querido, yo tampoco. Las iremos descubriendo'».

La oscuridad en la familia

A pesar de lo confuso y lo contradictorio de la representación, tal y como recalca Rellán, «el conflicto está en un núcleo que todos conocemos, el de la familia». Por ello, es una función con la que muchos pueden sentirse identificados e incluso molestos. «Es una obra que molesta, para que cada uno se mire y diga: '¿Por qué me ha molestado?'». Una obra para hacer autocrítica y ser conscientes de esas partes oscuras que todo el mundo, en mayor o menor medida, lleva en su interior. «Pinter no quiere pasar la mano por el lomo de los espectadores. Él les dice: 'Señor, señora, estoy hablando de usted. Si no le gusta, haga autocrítica y modifíquese», añadía el actor.

La familia, escenario literario y teatral conocido por todos, centra la trama de Retorno al hogar y, a pesar de que el título pueda sugerir ternura o resultar entrañable, son otros los derroteros que sigue el hilo de esta historia que retrata la crudeza, las envidias y las tensiones entre un padre viudo que vive con dos de sus hijos y un tercero que llega casado y sin avisar de Estados Unidos después de seis años sin dar señales de vida. Es la llegada del hermano mayor, el supuesto triunfador de la familia, la que desata un torbellino de asfixia y opresión en el que ven la luz la prepotencia, el desprecio, el abuso y el maltrato emocional.

Pinter no hace más que quitarle a la realidad el velo de las apariencias para transmitir un secreto a voces. «En todas las familias, incluida la mía, hay un punto negro», declaraba Rellán. En la misma línea, Castillo añadía: «El término familia desestructurada para mí es redundante. ¿Qué familia está estructurada?», planteaba.

'Un Pinter son palabras mayores'

Fallecido en 2008, el dramaturgo inglés es heredero del teatro del absurdo de Samuel Beckett, Eugène Ionesco y Jean Genet, un teatro que ha sido calificado como «teatro de la inseguridad», lleno de personajes que casi siempre fracasan en su intento por comunicarse y reaccionar frente a una invasión en la estrechez de sus vidas. Sus obras, que huyen de los mensajes moralizantes —plantean preguntas, más que dar respuestas—, mezclan realismo y misterio, reflejando así un mundo violento y amenazante que nace de las contradicciones de la sociedad y de la naturaleza humana.

Tal y como explicaba Ubani, las obras de Pinter han sido muy pocas veces representadas en España, ya que son confusas y arriesgadas o, como indicaba Rellán, «poco comerciales». Para David Castillo, la poca presencia del autor inglés en las programaciones teatrales españolas es que sus obras son piezas a las que «hay que acercarse con un gran respeto y requieren estar a la altura. Coger un Pinter son palabras mayores».

Con la potencia y la confusión de Retorno al hogar, la programación del Teatro Cuyás de esta temporada está alcanzando su fin. Esta será la penúltima obra que se representará sobre las tablas del teatro capitalino en un programa que culminará el fin de semana próximo con Amistad, de Juan Mayorga, una obra que se burla de la vida y de la muerte y que será la encargada de cerrar este ciclo teatral.