Lola Shoneyin ha escrito tanto para su comunidad como para el mundo. La escritora, poeta y activista cultural nigeriana cuestiona y analiza tanto la poligamia, la violencia sistémica contra las mujeres e incluso la colisión entre la tradición y la modernidad en un libro que proyecta la realidad de su país con un tono mordaz, sin concesiones. Las vidas secretas de las esposas de Baba Segi es el título del libro que presenta este domingo 25, a las 11.00 horas, en la carpa Alexis Ravelo de la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria, donde el relato de una familia de cuatro mujeres y un hombre llenará el espacio de recuerdos, rendiciones y anhelos de tantas vidas.
Cuando decidió escribir esta historia, ¿sintió aprehensión o responsabilidad al relatar esta forma de vida de tantas mujeres?
Sabía que si escribía sobre la vida de las mujeres de una manera fiel a los ideales, el entorno y las aspiraciones, no había nada por lo que sentirse presionada.
Su abuelo fue polígamo y vive de cerca esta realidad en la actualidad nigeriana. Casos de jóvenes universitarias que deciden optar por la poligamia como supervivencia económica. ¿Le chocó este tipo de perfil cuando supo de él?
Al principio, me sorprendió pero, en mi manera de entender el feminismo, las mujeres deben poder ejercer su forma de querer organizarse y tomar decisiones sobre la dirección de sus vidas. Si esas elecciones resultan ser problemáticas es un asunto diferente, pero eso también está bien.
Al observar cómo se relacionan entre sí las esposas, ¿por qué pesa más la supervivencia que la sororidad o, incluso, la compasión entre unas y otras?
Para que la palabra "supervivencia" funcione correctamente, se establece que las personas en cuestión están en riesgo o en peligro o enfrentan una amenaza a su personalidad. Cuando las mujeres se encuentran en estas situaciones hipercompetitivas, no parece razonable esperar que funcionen de manera predecible.
"La lucha entre la modernidad y la tradición se complica aún más con la introducción de la fe"
Acerca de su obra se menciona ese punto de humor ácido con el que la va aderezando, pero, más que eso, destaca la crudeza de lo narrado, sin paliativos. ¿Una realidad que ha de aceptarse tal y como es, en vez de intentar cambiarla?
Soy una mujer yoruba. No somos conocidos por desplegar eufemismos cuando las palabras para describir una situación o un objeto están fácilmente disponibles. En este libro, los personajes hablaban yoruba, por lo que lo más complicado fue plasmar sus pensamientos en inglés.
Hay una violencia sistémica hacia la mujer, tanto en el barrio del maestro, en las vivencias de la joven Bolanle, en cómo las demás esposas terminan en la casa Alao. Sin embargo, Baba Segi aún encarnando ese machismo, no es déspota. ¿Qué la llevó a escribirlo así?
Comprendí desde el principio que él era un producto de su entorno y educación. Esto no excusa su comportamiento, pero estos factores deben tenerse en cuenta. Siempre le he tenido mucho cariño a Baba Segi, posiblemente porque criaba con amor a los niños de su casa. Siempre me sorprende gratamente cuando soy testigo de esto en la vida real.
El momento en que Bolanle habla con su madre sobre las circunstancias que la han llevado a elegir la poligamia y admite lo que ha ocurrido en su pasado habla de cómo intentamos negar la evidencia. ¿Qué opina sobre el tabú familiar?
Las personas pueden negar la evidencia todo lo que quieran, pero esto no resta valor al hecho de que demasiadas mujeres jóvenes son abusadas y violadas en la infancia, lo que lleva a una ansiedad de por vida, baja autoestima y autodesprecio. Los perpetradores rara vez sufren las consecuencias que merecen. A veces se instruye a las niñas para que guarden silencio para preservar sus posibilidades en un futuro. Es muy retorcido.
¿Cree que su libro puede ayudar a otras mujeres o, por lo menos, ayudarlas a sentirse identificadas?
Ciertamente. Las realidades de las mujeres en el libro pueden ser diferentes de lo que la mayoría experimenta, pero las emociones que sienten los personajes son universales.
Fundó su primera editorial con tan solo 23 años y quiso vivir en Nigeria después de estudiar en el extranjero. ¿Por qué decidió volver?
No me siento inadecuada, desprevenida o intimidada por los problemas. Aquí, es posible impactar de alguna manera. Quiero ayudar a construir instituciones creativas que perduren. Considero un honor servir a la tierra que me ha dado oportunidades e historias. Quiero ayudar a mover el dial en temas cercanos a mi corazón.
En su libro también se aprecia la lucha entre la creencia y la ciencia, la tradición y la búsqueda de nuevas oportunidades, esos dos ritmos de vida en los que navegan muchas familias. ¿Cómo ha cambiado la sociedad nigeriana y qué observa en las nuevas generaciones?
La lucha entre la modernidad y la tradición continúa y se complica aún más con la introducción de la fe. Tenemos que desarmar y examinar estas cuestiones cuando finalmente estemos listos para tener conversaciones incómodas sobre la identidad. Tengo fe en las generaciones que vienen detrás de mí. No envidio sus luchas con la tecnología y ahora con la inteligencia artificial. En estos días, es demasiado fácil distorsionar la verdad. Se deben desarrollar herramientas para ayudarlos a ser más astutos y perspicaces.